Carta de Sofìa a Mario

57 4 0
                                    

14 de Diciembre del 2013


Iván...

Nunca creí que tendría que escribir una carta  de este tipo, mucho menos a ti... así, despidiéndome de alguien que ya no está. Nos tomo a todos con tanta sorpresa, cuando creímos que todo estaba mejorando. Era la una de la madrugada cuando tu madre me llama.

—Sofía, Mario quiere verte y pronto.

Estoy en pijama y salgo corriendo hacia tu casa, llego y tu madre está sentada a tu lado, estás en tu cama acostado, te ves tan pálido, me acuesto a lado tuyo, me abrazas, todo parece un sueño.

—¿Sabes algo?

—¿Qué?

—Te amo – Me besas.

Cierras los ojos, y pasa.

Cuando me doy cuenta tienes una sonrisa en la cara, llamo a Daniela para decirle la noticia, cuando llega ella yo me voy a mi casa. Despierto, pensé que fue solo un mal sueño, mi mama me dice que si quiero ir a la escuela, asiento. Cuando voy a prefectura dan la noticia. Justo cuando voy a ahí a preguntar sobre los exámenes, al escucharlo no lo creo, veo a tu madre, se ve tan diferente, la afecto tanto. La miro confundida y ella solo asiente. Pensé que solo había sido un sueño, regreso al salón y todos me miran, preguntan por qué lloro pero yo ni siquiera me había dado cuenta de eso, me siento y solo veo la pared.

Ya en la ultima hora me pide la prefecta que me salga ya que los maestros le dijeron que me miraron mal pero que no hablaba con nadie, ¿Cómo hacerlo? Entro al salón mientras la orientadora intenta calmarme, voy con Daniela y le digo "Se Fue", extrañada me dice "¿La prefecta?", abrazo a Marion  y apenas logro articular "Lo perdimos" al momento entiende lo que intentaba decir y me mira diciendo "a mí también me duele". David parece habernos escuchado y me abraza, después a Marion  nos dice "Tranquilas, el no quisiera verlas así", y no sé si estaba alucinando pero juraría que logre ver una lagrima por su mejilla pero él se la quita y sale apresurado del salón. Marion y yo vamos con él y está sentado en el piso, llorando como un niño de 3 años abrazando sus pies.

Llego a mi casa tan cansada. Julia y Javier vinieron a verme ese mismo día. A las 2 horas se fueron. Duermo hasta las 8 pm que llegan mis padres, les intento explicar lo sucedido.

—Te ves pálida ¿Comiste hoy? —Pregunta cálida mente mi mama.

—Sí, lo hice —Miento, no comí hoy... no pude.

El velorio.... Oh, hubiera preferido llorar sola antes que eso, fue algo deprimente. Y ni hablar del entierro, me fui antes de que bajaran el ataúd, subí al auto de un amigo a quien le había hablado para que fuera por mí. Si te preguntas, se llama Alex, si ese en el que estas pensando y mi sorpresa es que el no va por mí, sino Esteban, cuando necesito a mi mejor amigo, apareció. Me pregunta a donde quiero ir y solo digo "Lejos de esto".

Acelera y en 1 hora estamos en el rancho de su familia.

—No hay nadie, están en mi casa.

—Que bien, solo necesito a mi mejor amigo, si nadie más.

—No creí que te afectara tanto, Sofía.

—Ni yo, es que solo que... ¿Por qué la vida es así?

—Injusta, carta, muy corta...

-Exacto, eso ¡Maldición! Joder, como cambia todo.

—¿Que sientes? Habla, desahógate.

—Enojo, frustración, odio, miedo...

—¿Por qué tanto?

—Jamás le dije que es uno de mis mejores amigos, divertido, inteligente, me gustaría verlo de nuevo decirle tanto —Empiezo a llorar, sin parar.

—Hazlo, escríbele algo. Eres la mejor en eso, iré a comprar comida. —Sale y estoy... sola.

Entonces empiezo a escribir y me da tanto miedo, el saber que contigo es el comienzo de mi fin, ¿Por qué te fuiste cuando estoy peor? ¿Sera Dios que se dio cuenta que hice algo tan malo y no merezco un amigo como tú? Cuando te empezó a necesitar, te vas. Eras tan especial, diferente, con tanto por adelante. Salgo corriendo y empiezo a gritar, pateo unos árboles y luego los golpeo con los puños, me siento débil. Me afectaste tanto. Te quiero, te amo, te necesito tangible, quiero tus consejos. Suena mi teléfono, que oportuno.

—¿Si? —Digo desganada.

—¿Dónde estás? Llegamos y tus amigos te buscan. —Es mi mamá.

—Estoy bien, con Esteban. Vuelvo en la noche.

—¿Dónde? —Dice enojada mi mamá.

—Te amo, adiós —Cuelgo y siento que caigo.


—¿Qué hiciste? —Dice Esteban deteniéndome.

—Me desahogue —Digo sollozando y él me ayuda a entrar, nos recostamos en unos sillones, se queda dormido y empiezo a reclamarle a Dios. Por ser así, por llevarte, le pido  que estés mejor allá y que él  te diga codo lo que necesito, cuanto sufro, lloro, te necesito. Tenías tanto por hacer, sueños que cumplir, abrazos que regalar, era tanto y te lo quitaron. Lo que más lamento es no decirte esto cuando hubieras podido escucharlo de mi boca. Regreso a casa en la madrugada, Esteban les explica a mis padres. 1 mes después estoy aquí, mi forma de ser cambio, vivo cada momento sin importar nada. Sigo necesitándote pero sé que te veré en unos años.

Con amor, Sofía.

El perdedor más grandeWhere stories live. Discover now