Carta de Julia a Mario

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22 de noviembre de 2013


Querido Mario:

Sé que nunca te he respondido a una de tus cartas, y por eso te pido disculpas, pero créeme, leí cada una. Nunca he sido buena con palabras, pero gracias por enseñarme una gran lección. Cuando me escribiste, diciendo que tienes cáncer, no supe come reaccionar, me entristecí, me enoje, por que como rayos te podría pasar eso, temía terminar de leer la carta, pero después de unos minutos la leí. La forma en la que aceptaste esta terrible noticia y se lo dijiste a tu familia y a tus amigos y diciendo que mejor vida no pudiste tener, enserio que me asombraste. Como un muchacho con todas los acontecimientos que pasaron en su vida, sigue tan feliz, tan agradecido. Me enseñaste a apreciar, a no enfocarme en las cosas tristes en mi vida y complicadas sino estar feliz por todas las cosas alegres y personas que tengo en mi vida y por eso te doy gracias.  La verdad, mejor vida no pudiste tener, aunque todos pasamos por cosas tristes y dolorosas por la vida, las podemos vencer y seguir adelante, felices, de eso se trata la vida, y tu amigo, lo entendiste mejor que nadie.  Tuviste tus padres, tu familia, a Sofía y  tus amigos que te aman y que te apoyaron en todo y eso es lo mejor que se puede vivir. Pasaste experiencias maravillosas, tuviste una segunda oportunidad de vida y todos tus esfuerzos en tus estudios y en los deportes pagaron. Todo pasa por una razón, quien sabe que tiene Dios preparado para ti,  pero tiene preparado lo mejor.

Recuerdo cuando dije que tu y Sofía parecían hermanos ¡Pues que sorpresa me diste! Pero me alegre por ustedes. Cuando fue la quinceañera de Sofía, te veías mejor de lo que te imagine. Se había cumplido tu sueño, bailar con ella. En el evento trate de localizar a Daniela para ver quién era pero no pude. Te mirabas muy guapo de traje, fue la primera vez que te vi vestido así.

Cuando Sofía me aviso de lo de tu muerte, yo quede devastada ya que  te veías tan fuerte y sano ese día en la fiesta hacia casi un mes que te había visto por última vez. Cuando llegue a la casa de Sofía, ella estaba pálida, no decía ni una sola palabra. Le avise a Lulú y a Javier, no me contestaron hasta después de 2 horas, avisamos a los chicos del campamento. Le pregunte a Sofía donde vivías y me llevo pero ella se fue rápidamente a su casa. No había nadie, solo vi a tu perro gordo. Fui con una vecina y me dijo que estaban en el hospital donde estaban haciéndote la autopsia. Volví con Sofía, cuando por fin hablo me dijo:

—¿Por qué? —Me dijo casi llorando.

—No lo sé. Tal vez Dios ya quería llevárselo.

—¿Pero por que el día de nuestro aniversario? ¿Qué hice para merecer esto?

—No lo sé, lo único que sé es que el ya no está sufriendo, el está descansando de tanto dolor.

A los 30 minutos llego Javier, estuvimos sentados en la sala hablando sobre ti. Javier y yo nos fuimos antes de que llegaran los padres de Sofía. Fuimos al parque estaba cerca de tu casa. Nos pusimos a hablar sobre Sofía.

—Creo que esto le va afectar demasiado. —Le dije.

—¡Claro que le va afectar! La muerte de alguien cercano siempre afecta y mas que ella lo amaba con todo su corazón.

—¿Crees que vaya al funeral?

—Sí, pero no creo que soporte estar todo el funeral, le afectara verlo en el ataúd.

—Lo sé, ¿Vamos a la casa de Mario?

—Vamos, pero no sabemos dónde está.

—Yo sí.

Fuimos a tu casa, ya habían llegado tus padres, nos preguntaron quiénes éramos y les dijimos quiénes éramos y les dimos el pésame. Tu madre nos pregunto por Sofía, porque no la había vuelto a ver desde la madrugada. Tu madre se miraba con ojeras y los ojos rojo de tanto llorar, tu padre estaba muy serio, a como me habías platicado me pareció que estaba demasiado serio.

El perdedor más grandeWhere stories live. Discover now