ㅡ¿Por qué lo harías?.

ㅡPorque no soy tan güebon como para no saber que aún no quieres verme.

Bello nojoda.

Me agarró sin cédula, en realidad. Guardé silencio todavía en el trance que se había convertido todo lo que me rodeaba por un momento, sentí como si no hubieran palabras suficientes, que aunque una parte de mí quisiera decirle que eso no era posible la otra simplemente quería darle la razón.

Ese peo no fue nada reciente, no pasó hace una semana o mes. Habían pasado dos malditos años, pero la verdad era que yo aún no podía aceptarlo de vuelta. Hacía lo que podía, por más que las cosas nacieran y no fueran forzadas, no era el momento, o eso era lo que parecía.

ㅡEstás mal.

ㅡNo es lo que parece.

Inhala. Exhala.

ㅡGyu, en realidad nada es lo que parece.

Su rostro abandonó ese absurdo gesto de arrepenmiento y dejó espacio para una linda y no justificada sonrisa, caminó hacia los cabinetes y estiró un poco sus brazos hasta alcanzar los platos y sacarlos de su lugar, tomó dos, supongo que uno para cada uno. Sin miedo alguno de quemarse, rápidamente puso las dos arepas en un plato y luego cambió la sobrante al otro plato.

ㅡHay que tenerle miedo a una mamá molesta, a los vivos y a los sonidos de una cama moviéndose una y otra vez cuando en esa se supone que están durmiendo tus primos. No al calor.

a.

ㅡLo de los primos es una metáfora extraña, y muy específica. Pero bueno, demuestrame que aún le metes a la cocina y rellenate las arepas ahí pues, ahí tienes el revoltillo y la mantequilla está al ladoㅡ señalé el sarten y luego el pote de la mantequilla con el dedo índice.

Dicho y hecho, lo hizo sin peros y con una sonrisa algo gafa. Comimos entre los gritos de la doctora Polo, risas y las imitaciones del acento colombiano de Gyu. Después de un capítulo, bueno tres, recordé el supuesto cansancio que sentía mientras caminaba a mi vivienda, eran las 10, mañana tenía que irme en el metro, así que...

Parkour.

ㅡTú duermes en mi cama, y yo en la de mi papá. Mañana nos paramos, hago el desayuno y piramos. Fácil.

ㅡ¡Buenas noches, Cheek!ㅡ la imagen de Beomgyu, con la cobija hasta el cuello y una sonrisita en su rostro se le hacía cuchi hasta al más frío, hasta mi coranzoncito de pollo se arrugó.

Suspiré riendo un poco, ㅡBuenas noches, Beomgyu. 

Cerré la puerta con cuidado y caminé a tientas hacía el cuarto, la oscuridad me hizo tropezar con mis propias piernas pero no pasó a una caída. Al entrar tomé mi cobija, me acosté en la cama, y traté de desdoblar la cobija con patadas aún bajo lo que estaba sobre mí de ella.

Paré en cierto momento y observé con cuidado el cuarto en el que me encontraba, todas las veces que estuve aquí, aparentemente encerrado, le habían dado una vibra diferente al lugar, parecía más fúnebre y oscuro de lo que en realidad era, recordé esas ocasiones en la que no hacía más que mirar el techo esperando a que el señor Han abriera la puerta y me devolviera mi libertad y también otras en la que no dejaba ni una hora correr para salir de aquí con mis propios métodos, reí con algo de tristeza y pena y opté por ponerme la cobija de una manera más normal.

Ya con la cobija al nivel de mi cintura, me permití cerrar los ojos con todas las intenciones de quedarme dormido de una vez, di rienda suelta a mis pensamientos y duré lo mismo que un peo en un chinchorro para caer en el mismo hueco de siempre.

Cheek.

Esos momentos, esos en los que no hacíamos más que reír, en los que aún no podíamos intentar algo más que no fuera un abrazo, cuando los besos aparentaban ser algo impensable pero las ganas no parecían faltar. Hace unos 5 años, donde aún creíamos en esa pequeña farsa de ser solo amigos, porque los amigos no deben enamorarse y mucho menos si son del mismo sexos, ¿o ve van a caer con el cuento de que nunca les dijeron eso?, ¿ve vas a decir que no era tu tío Ramón?, peor aun.

Era increíblemente gafo cómo intentábamos estar uno al lado del otro con el pretexto más absurdo que jamás se había visto en Venezuela, y eso que somos un país casi hecho en su totalidad de excusas. La de ese día fue practicar un poco nuestro inglés, teníamos nada más que dos diccionarios y un vaso de jugo de guayaba al lado y con eso planeabamos pasar toda la tarde haciendo algo.

Entre tantas palabras Beomgyu pareció encontrar una interesante en el apartado que contenía las partes del cuerpo de manera más detallada, la leyó rápidamente sin emitir algún sonido y luego subió su rostro para mírame un luego tocar mi mejilla con su dedo ㅡCheek!.

Sin dudas que ese apodo lograba sacar la mejor parte de mi, esa que lo amaba con locura, la misma que no pudo evitar reír cada vez que él tocaba alguno de mis cachetes y repetía la palabra que terminó convirtiéndose en su apodo predilecto para mí.

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Como Jisung dijo hace poco: "nada es lo que parece".

c a r r e t e r a   c a r a c a s  -  l a  g u a i r a ⊙  h a n   j i s u n gWhere stories live. Discover now