──Meliodas, ¡¿por qué?! ─pregunté sorprendida.

──¡Zeldris te necesita! ¡Cuídalo por mí! ─sonreí ante eso. ──¡Zel! ¡Ahora es tu turno de vencer a nuestro viejo!

──¡Meliodas...! ─esté uso su espada venciendo a todas la proyecciones y soltando lo que lo tenía atado.

Abrí mis brazos tomándolo a tiempo haciendo que abrazará mis pechos, ahora eran los de hace años y creo que las reconoció porqué se restregró.

Hasta que se separó al saber que Meliodas seguía aquí.

──¿De verdad viniste por mi? ─le preguntó a el rubio antes de que se desvaneciera.

──Déjame actuar como un hermano mayor por una vez. Eres el único hermano menor que tengo.

──Gracias, Meliodas. ─le agradecí al verlo por desvanecerse.

──¡Nos vemos del otro lado! ─se fue con una sonrisa estúpida.

──Her...ma... ─no alcanzo a terminar hablar. ──¡Muy bien! ¡Lo haré!

──¡Tu cuerpo ya me pertenece! ¡Nunca volverás a ver a tu hermano mayor! ─se escucho la voz del viejo bastardo a nuestra espalda.

Al mirar podía ver su verdadera forma.

──¡¡Entonces tendré que destruirte!! ─miró a su padre.

Nuestro alrededor comenzó a cambiar creando dos proyecciones, una de Zeldris y la otra de su hermano.

──¡¿...Y que hay del clan demonio?! ─preguntó el azabache mirando a su hermano. ──¡¿Vas a abandonarlos así como así?! ¡¿Vas abandonarme así como así?!

──Zel... ven conmigo, así podrás estar con Amaris. ─entre cerré mis ojos ante eso.

Si eso paso en la realidad Meliodas fue un tonto al decir eso. En esos tiempos se supone que yo estaba muerta cuando aún seguía en el purgatorio, nadie lo sabia con excepción de sus maestros y él. Es por eso que menciono mi nombre algo que molesto a Zel.

──¡Si tantas ganas tienes de irte entonces vete! ─expresó dándole un manotazo a su mano. ──¡¡Ya no eres mi hermano mayor!! ¡La próxima vez que nos encontremos será en el campo de batalla!

──¡Qué interesante! Muy bien, cuando ese momento llegue, no vacilaré en asesinarte. ─comentó el rubio con una sonrisa. ──De todos modos, nunca pensé en ti como un hermano menor.

──¿Ya recordaste? Esta es la verdadera naturaleza del "hermano mayor" en el que estas poniendo tu confianza. ─resonó la voz del vejete por todos lados. ──Está manipulándote.

Ante sus palabras él solo tomo su espada deshaciendo las ilusiones.

──¡¿Creíste que estas insignificantes ilusiones funcionarán a estas alturas?! ─el cuerpo del vejete se hizo presente al frente nuestro. ──Y por favor... si vas asorbreactuar y adorar las cosas, al menos esfuérzate un poco.

Sin poder evitarlo solté una risa ante sus palabras.

──No me importa cuántas mentiras digas, he entendido lo suficiente para saber dónde yace de verdad el corazón de Meliodas. ─sus ojos se oscurecieron una vez que su marca demoníaca aparecía en su frente. ──Fui yo... fui yo quien se metió en la cabeza que nos había traicionado.

──Zel, cariño. ¿No crees que deberías de decirle esto a Meliodas cuando lo veas frente a frente? ─pregunté al escuchar esa palabras.

──Yo... no creo que mi corazón este listo para eso.

──Entonces, ¿quieres que yo se lo diga?

──¡¡N...no!! ¡¡Por favor no!! ─negó nervioso.

──¿Crees que quiero hacerle esto a mi propio y amado hijo? El hecho de que no puedas comprender los sentimientos de un padre te convierte... ¡¡en un completo idiota!!

Zel me tomo de la cintura para esquivar la espada del vejete que venía a nuestra dirección.

──¡¿Amado hijo?! ¡¡No me hagas reír!! ¡Nunca he sentido ni una pizca de amor o de afecto de tu parte en toda mi vida! ¡¿Ahora que te sientes acorralado, intentas demostrar emociones para salirte con la tuya?! ¡De verdad has caído bajo, padre!

──¡No me hagas reír! ¡¿Crees que alguien insignificante como tú tiene alguna posibilidad contra el rey demonio?!

No tuve otra opción que separarme de Zeldris para que pudiera pelear contra su padre.

──Con mi poder y habilidades fisicas actuales, puede que este en un nivel inferior al tuyo... y al de Meliodas. ─tomo con fuerza la empuñadura de su arma yendo atacar a su padre. ──¡¡Pero este es el mundo espiritual!!

El rey demonio retrocedió debido al golpe que le dio en su cabeza. Zeldris retrocedió para tomar impulso.

──¡Lo que significa que tengo una buena posibilidad de vencer! Al igual que Meliodas tiene a un ser amado por el que da su vida sin pensarlo. ¡¡Yo también tengo a alguien...!! ─gritó aclarando. ──¡¡El único amor de mi vida, y nada podrá cambiar eso!!

Sonreí un poco ante sus cursis palabras. Pero aún así me dejaron sin aliento a lo hermoso que fue, verlo decirle eso a su padre frentre a frente realmente me enamoro más. 

──¡¿De verdad crees que un debilucho que sucumbió ante una mujer tiene alguna posibilidad contra el gran rey demonio?!

──Tú... nunca podrás entender. ─habló de pie en la superficie a unos metros mío mirando a su padre. ──Lo poderoso que te puedes volver... por la felicidad de amar y ser amado por alguien. ─en un milisegundo me miro con nervios. ──¡¡N...no te atrevas a decirme nada de esto a Meliodas!! ¡¿Por favor?!

──Sí, sí. ─dije sin darle tanta importancia.

──Padre... en este momento, tu orgullo esta derrumbado. Y tu espíritu... tu corazón esta debilitándose. ─alzo su espada apuntado el filo a el vejete. ──La razón para ello es bastante obvia. Ya sufriste una gran derrota por parte de Meliodas. ¡¡Y ahora tú, el "gran rey demonio", estas experimentando de nuevo la derrota ante él!!

──¡¿El rey demonio?! ¿¡Perder otra vez?! ¡¡Ridículo!! ─expresó enojado pues sabe qué es verdad pero no lo acepta. ──¡¡¡Ni siquiera debes ser capaz de ver lo que pasa en el mundo exterior!!!

Uso su espada pero Zeldris pudo esquivarlo junto a los escombros.

──Sin embargo, lo sé. ─habló Zel. ──¡¡Porqué confío en mi hermano!!

──¡¡Zeldris...!! ¿Tu también traicioneras a tu padr...? ─no termino de hablar porqué Zel lo interrumpido.

──Ya te dije... ¡¡que iba a derrotarte!! ─y con esas palabras uso su poder "ominous nebula".

──Zel... ─hablé al sentir como desaparecía. Él me miro de reojo. ──Te amo. ─se sorprendió y antes de que dijera algo desaparecí. 

Sobresaltada abrí mis ojos al sentir un par de manos tomar mi cuerpo.

──¡¡Zel!! ─miraba a los lados buscándolo.

──¡¡Amaris...!! ¡Haz vuelto! ─escuche a Elizabeth.

Sin embargo, solo me concentraba en ver como los mandamientos se separaban del cuerpo de Zeldris.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎; 𝘻𝘦𝘭𝘥𝘳𝘪𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora