──¿Puede regresar nuestra casa a la normalidad?

──Sí ese es su deseo. ─levanté mi mano a esta haciendo que una luz saliera disparada de esta. La luz envolvió la casa haciendo que esta regresara a su forma de poco a poco. ──Esta cumplido.

──¡Sorprendente!

──¡Muchas gracias, señorita! 

Solo me limité a volar a la dirección que me indicaron sintiendo un gran poder luchar con Meliodas. Aún estaba lejos de ellos así que tenía que apresura mi vuelo.

Solo un poco más, Zel. Y te salvaré. ─quería sonreí pero eso no me ayuda ahora, solo lo haría cuando él este conmigo en mis brazos. ──Podre de ti. Debes de estar sufriendo en ese mundo mental que compartes con tu padre. ¿Qué torturas te estará haciendo?

EN OTRO LUGAR

──Tuve un sueño. ─murmuró cierto azabache disfrutando de las caricias que su amada le daba mientras su cabeza descansa en sus suaves pechos.

──¿Un sueño...? ¿Sobre qué? ─pregunto aquella diosa de cabellera plateada con un tono dulce y suave.

──Fue hace mucho mucho tiempo... ─balbuceo sonriendo, sus ojos se iban sintiendo pesados. ──Cuando idolatraba a mi hermano mayor y siempre lo seguía. Solía internar hablarle todo el tiempo, pero eventualmente me empezó a dar miedo y me detuve.

──¿Tenias miedo a Meliodas?

──No. Tenía miedo de mi padre... porqué estoy seguro que él jamás intentaría siquiera entender. ─la diosa solo se quedo en silencio escuchando esas palabras no le tomaba mucha importancia. ──Quería hablar más con mi hermano. Y no solo como empuñar una espada o matar a un enemigo. Sino acerca... de como cazar. O acerca de como quería viajar y ver el mundo fuera del inframundo. Quería saber que tipo de licor le gustaba. Y hablarme sobre la chica de la que me enamore. Solo charlas sin sentidos como esas.

──Patético. ─soltó la plateada confundiendo a el azabache que levantó su cabeza mirándola.

──¿Amaris...? ─preguntó al sentir algo raro en ella.

──Nada de eso importa ahora, ¿no es así? ─lo miró. ──Estoy segura que estas muy cansado. Vamos, descansa y duerme en mi regazo.

Él termino por hacerle caso.

Es... cierto. Ya todo... terminó. ─pensó cerrando sus ojos. ──Todo... terminó...

「🥀」

Me detuve al ver pequeñas gotas de sangre, al probarla pude ver pocos recuerdos que me decian a donde ir. 

──Zel. Voy por ti, mi demonio. ─retomé mi vuelo a máxima velocidad. ──Y te daré un golpe por ser tan estúpido. 

Ahora podía sentir el poder de los siete pecados incluido el de mi mellizo en el mismo lugar. No había visto a Mael después de que me hay dejado inconsciente al ver mis intenciones de ir a buscarlo.

Tome mi espada al ver como estaba tan concentrado con los pecados que no se percato de mi presencia.

Perfecto, usaré reflejo. ─pensé al ser una increíble oportunidad.

──Mis tontos hijos... ¡merecen ser agobiados por su tona debilidad! ─escuché al viejo bastardo.

Giré mi espada en un circulo completo haciendo que entre a la espada mientra un reflejo sólido suplentaba a quien la empuña.

De un rápido movimiento con mi espada logre cortar su costado sorprendido a todos.

──¡¿Amaris...?! ─escuche el gritó de Elziabeth junto a los demás.

──Así que viniste zorra que engatusó a mi hijo. ─sentí como tomo mi reflejo entre sus manos. ──¡¡Viniste aquí solo ha morir!!

──¡¡Detente!!

Demasiado tarde. Solo sentí como el reflejo junto a mi caímos al lago, ella sin cabeza, lo único que me alegro fue que tome sangre suficiente para poder hacer eso.

──Qué intruso tan patético. ─gruñi al escuchar su asquerosa voz.

──Cañalla... cómo te atreves a tratar a una mujer así. ─logré escuchar a Ban sintiendo mi cuerpo salir de la espada.

──Por primera vez en este día he dado mi gratitud a más de una persona. ─los presentes se sorprendieron de ver el lago partirse y salir volando de ahí intacta. ──Gracias a ustedes que enfrentaron a este bastardo mal parido. Pude acercarme a este vejete fácilmente.

Miré con una sonrisa de medio lado al bastardo que me mataba con la mirada.

──¡¿Estas vivas?! ─ignore el grito asustada de Diane.

──No subestimes a la Diosa de la Muerte solo porqué es de día y no de noche. ─con el filo de mi espada corte mi brazo bebiendo un poco de mi sangre para que pudiera sincronizarse con la de Zel. ──Te daré un dato curioso, vejete. El sol es mi luna roja y ahora que mi sangre se ha sincronizado con la de Zel puedo usar eso.

──¿Y qué? Contigo en el exterior, no puedes ayudarlo de ninguna forma. ─sonrío con burla.

──Aún no termino de hablar viejo de mierda impaciente. No te corte solo para atacar, bastardo. ─sonreí llevando mi dedo al frente mío. ──Lo hice para sincronizar nuestras sangre, como lo dije antes, con eso ahora puedo hacer que la luna interior se tiñe de carmesí. Voy a entrar al mundo mental que comparte tú y Zel. ─este abrió sus ojos sorprendido.

Cerré mis ojos sintiendo mi cuerpo caer.

Al abrirlos nuevamente caí en cuenta que ahora solo estaba en un lugar totalmente blanco. Desencí al sentir las presencias de los dos hermanos al fondo.

──Meliodas, tengo algo que pedirte. ─lo escuche hablar. ──Regresa y dile algo Amaris de mi parte.

──¡No! ¡Díselo tu mismo! ¡Vamos, Zel!

──Tiene razón. ─hablé. ──¡Quiero escucharlo directamente de tu boca, mi demonio! Es por eso que... ─ambos miraron hacia arriba junto a los demás proyecciones de Zel. ──¡Voy a encontrarte!

Sonreí al mirar sus ojos esmeraldas.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎; 𝘻𝘦𝘭𝘥𝘳𝘪𝘴 Where stories live. Discover now