-Oh querida Iris, tan terca cómo recuerdo.-
-Cinco cariño,- La punta de su dedo pasó por su mejilla- tan insolente como siempre-
Wonderwall: A barrier which separates the mundane from the Transcendent Reality. A true Wonderwall will always have a cr...
le quiero cambiar el título a la historia, ¿qué dicen? <3
Mason la dejó en su casa, a la misma Iris le sorprendió como pudo distraerse con él. Era dulce y se sentía menos sola, el amor era como lo recordaba, caía por el primero que se atravesaba con el simple hecho de sentirse segura.
Ya había anochecido, su padre estaba en un profundo sueño (algo que se había hecho costumbre en la semana). Entro a su fría habitación, le parecía irónica su relación con la baja temperatura, pues se le había arrebatado 16 años de vida y el simple recordatorio hacía que el pecho le dejara esta sensación desolada.
Todo era tan diferente, su ya anciano padre estaba embriagado de una tristeza sin fin. Y por mas que ella quiera preguntarle porque carajos nunca cumplió su palabra y la descongeló en su momento, iba a ser casi irrealizable para ella entender el porque.
Estaba tomando en cuenta la chiflada idea de pedirle ayuda a Minnie, la inaguantable hija biológica de su padre. "Ha de ser una vieja verde ya.", pensó con disgusto en su cara. Pero si no mejoraba, tomaría esta medida desesperada. Iris se sentó en la orilla de su cama, siempre sintió que dormía en una roca, y que su vivienda era una caverna, era anticuada como su supuesto padre. Pero era su casa, y él estaba ahí... El recuerdo vago de su razón para escapar deambulaba en su mente, y eso lo hacía más triste aún.
Pues como antes se mencionó, todo era diferente menos ella. Era una adolescente, tenía la mentalidad de una y la viva apariencia. Su eterno anhelo de querer irse se destruyó sin que ella tuviera control alguno, quería cambiar el hecho de que simplemente estaba entrenada para hacer justicia, ser un experimento, salvar a terceros, pero, ¿quién la iba a salvar a ella?
Nadie.
La ventana de su pequeña habitación hizo que se invadiera de un color azul, muy oscuro, como el cielo cuando Cinco apareció de nuevo. Sonrió de lado, los no tan chicos eran los recuerdos que ella jamás desecharía.
Cuando se escapaba con Allison y Klaus para fumar, lo cual nunca salía bien porque Klaus siempre desperdiciaba los cerillos para quemar pequeños objetos en el camino. O ser intermediaria en las peleas de Luther y Diego. Sus vals con Ben mientras Vanya tocaba angelicalmente en su violín. Y para finalizar, cuando iba a la Academia en medio de la noche solo para acompañar a Cinco y su famoso sándwich, discutiendo siempre del futuro. Siempre fue el futuro.
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Los ojos se le comenzaron a cansar, y estaba muy aturdida como para no ceder al sueño, no se molesto en ponerse debajo de las sabanas, basto con envolverse en una cobija y darse la vuelta para caer en un sueño profundo.
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Un mes antes de la escapada.
—En cinco, cuatro, tres, dos, uno...
—Jim Helleman, en vivo para el Canal 2—el reportero miraba directo a la cámara—, fuera del banco Capital West en la Main y la 6ta.
