-Oh querida Iris, tan terca cómo recuerdo.-
-Cinco cariño,- La punta de su dedo pasó por su mejilla- tan insolente como siempre-
Wonderwall: A barrier which separates the mundane from the Transcendent Reality. A true Wonderwall will always have a cr...
Cinco frenó estruendosamente, el auto se inclino hacía delante rapidamente y volver, Iris le dedico una pequeña sonrisa, y volteó al gran letrero Griddy's Doughnuts.
Bajaron del auto, y se dirigieron adentro del local, Iris tomo asiento en la isla a la par de Cinco, este toco la campanilla para pedir su orden, un señor robusto se sento un poco lejos de ellos, soltó un suspiro quitandose la gorra, dejando al aire su cabeza calva. Los aún adolsecentes lo miraban de soslayo guardaban silencio, esperando a que alguien los atendiera mientras, el señor sacaba una especie de crucigrama.
—Lo siento,—dijo apuradamente una mujer rubía—el fregaderó se tapó.—regaló una pequeña risa—¿Qué desean?—
Sacó de su bolsillo delantero de una blusa rosa, un lapicero y de su bolsillo de atras una pequeña agenda. —Tráeme un eclair de chocolate.—pidió el robusto.
—Claro.—escribió la señora.
—¿Les traigo un vaso de leche o algo a los niños?—preguntó la señorita a el señor, los "niños" fruncieron el entrecejo y Cinco dió una pequeña risa nasal.
—El niño quiere café. Negro.—dijo mordaz, la señorita los vío deslumbrada.
—Yo quiero té.—dijo Iris.
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—Lindos niños.—los "niños" se voltearón a ver y sonrieron hacía la camarera y esta se fue.
Cinco suspiró y se dirigío hacia el señor—No recordaba que este lugar fuera tan horrible.—el señor seguía escribiendo, probablemente ni prestandole atención a el—Solía venir aquí de niño.—el señor lo volteó a ver, e Iris reía silenciosamnte del otro lado.
—Cinco.—susurro Iris tratando de aguantar la risa—No quiero arruinarte la historía, pero te recuerdo que tu apariencia es de un niño pubertó.—dijo Iris al oido del viejo.
Se vío de arriba para abajo, de nuevo. Y se dío una palmada mentalmente.
—¿Recuerdas cuando nos escabullíamos para poder venir acá?—dijo el.
—De recordar a Klaus y Diego comiendo, me dejaban de gustar las donas.—hablo asqueada.
La señorita trajó lo ordenado, Iris le dijo gracias, más cinco no dijo nada y ella le dió un codazo para que agradeciera.
—Yo pagó por ellos.—dijo el señor, Cinco agradeció por los dos.
—¿Cuál es tu excusa?—habló refiriendose a la apariencia de su aún joven amiga.
—¿De qué— Iris dió un sorbo a su té.
—Iris luces de 14.—dijo obvio.
—Oh—se encogió de hombros—. Es más complejo de lo que recuerdo, papá se enojó conmigo, ya que me escape de casa y mi castigo fue ser un sujeto en críoperservación por dos semanas.—habló sin importancía—Lo cual fue una total mentira, porque desperté ayer. Ya sabes lo típico.—río sarcásticamente moviendo el hilo proveniente de la bolsita de té, mientras Cinco la escuchaba con atención.
