Es Como el Arroz

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En realidad todo puede combinar bien con el arroz, cualquier tipo de carne o verduras puede acompañarlo, tiene un suave sabor que siempre lo hará ideal para cualquier paladar, en lo personal es mi comida favorita.

La relación mas complicada que tengo es como si solo pudiera comer arroz un día al mes, y solamente en una oportunidad me dejan probarlo.

Trabajo en mi propio negocio de comida, se realizan onigiris de varios sabores que cada vez alcanzan mayor popularidad y pronto podré abrir una agencia alejada de la central, la demanda crece cada vez más por lo que una descarga de pedidos para mi negocio llega cada quinto día de cada mes, paquetes con kilos de la mejor calidad de arroz shari se liberan en mi bodega, todos los paquetes se contabilizan y se guardan de manera segura. Si lo almacenas bien, el arroz puede durar hasta treinta años y yo, con toda mi experiencia, conozco muy bien los métodos de almacenaje necesarios para eso, lo que hace que mi pedido mensual no sea más que un capricho mío de tener contacto con quien me lo vende, es después de todo la única oportunidad que tengo para verlo....

Una persona que es tan neutral como el arroz, es suave para morder, su delgado cuerpo es blanco hasta la punta de los pies, con excepción de sus cabellos que se colorean a gris y negro hasta las puntas. Conozco cada detalle de su cuerpo y sus expresiones, lo conozco como conozco a mi hermano, siento que a veces lo conozco mejor que a mi mismo, yo podría sorprenderme a mi mismo siendo el doble de idiota e impulsivo, pero Shinsuke Kita jamás se equivoca.

Desde que el deporte me cruzó en su camino quedé cegado por la imagen de una persona que me recordara a mi comida favorita, pero por mas que lo observara siempre, en cada entrenamiento y en cada partido él no podía dirigir sus ojos hacia mi especialmente. Sus cálculos fríos son inequivocos y a sus cálculos mi hermano ayudaba más de lo que yo podía. Por lo que la atención de nuestro capitán de esquipo se dirigía hacia Tsumu mucho más que a mi...

Mi sorpresa fue grande cuando a dos años de terminar con la preparatoria recibo atenciones méramente físicas por parte de la persona en la que me fijé desde que lo conocí. Todo fue subiendo en intensidad conforme nuestros encuentros se hacían mas seguidos, besos que eran cada vez mas profundos, caricias que luego se convertían en manipulación completa de mi cuerpo, él hacía completamente todo lo que quería conmigo hasta tenerme dentro de él, siempre sobre mi y de la manera a la que él le guste. No me quejo para nada, me siento adicto a la sensación, al olor y la textura de su cuerpo.

Una vez nos graduamos decidí montar el negocio de comida, onigiris hechos del mejor arroz que podría yo pedir. Y ahora cada mes y solo por una vez me encuentro con Kita.

El quinto día del mes por fin llegó, les doy libre a los empleados de almacen por que recepcionar el pedido es mi tarea exclusiva. Kita llega puntual como siempre y hacemos el trabajo, él tranquilo y a la perfección, yo totalmente apurado intentando terminar lo mas temprano posible, solo por este día el tiempo es oro. Una vez terminado el trabajo decidimos a donde ir, o mejor dicho Kita escoge el lugar, que suele un hotel bastante alejado haciéndome conducir hasta ahí, pero hoy, para mi sorpresa escoge mi apartamento. Me sorprendo bastante pero Kita jamás bromea así que le tomo la palabra y conduzco hasta mi edificio. Tengo suficiente tiempo ya que mi hermano esta en entrenamiento.

Me siento nervioso y no tengo idea de por que, ya he hecho esto antes, llevo haciendolo durante años, las palabras no hacen falta y puedo apoyarme en que Kita calcula todo con tal de no ser vistos por nadie. Entramos a mi departamento, me siento mas torpe que nunca, de seguro lo esta notando pero como siempre las palabras que me dice son contadas y precisas. A veces pienso que le gusta retar a sus propios cálculos, manejar las cosas a tal extremo de estar en la cuerda entre ser encontrados y pasar desapercibidos.

La Melancolía Del ChacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora