──Diane, King. Terminemos con esto con esa técnica. ─anuncio el muñeco.

──¡Hagámoslo/Bien! ─expresaron a la vez.

No sé que mierda acaba de ocurrir. Solo podía ver como todos íbamos cayendo gracias a que las ruinas fueron destruidas. Por un momento todo iba bien y de pronto él logro inmovilizar a todos, incluso miré en cámara lenta como Oslo se puso enfrente de King protegiéndolo del ataque y por ese acto perdió la vida.

King no podía volar debido a la marca que Mael le puso. Intenté volar a su dirección pero tome a un inconsiente Gowther quien fue el culpable de que mi hermano se convirtiera en Estarossa. Antes de lograr tomar a King una luz lo envolvió para dejar ver a un King más alto con una alas grandes y coloridas... junto a un gran copete.

En otra ocasión me hubiera reído pero estamos salvando a mi mellizo así que me controle.

──¡Amaris! ¡Cuidado!

Para cuando escuche el gritó de Elizabeth y gire era tarde, Mael estaba por tomarme en sus brazos o eso iba a suceder si no fuera por que una luz lo impulso lejos de mi.

Y ahora todos miramos a King quien fue el responsable de ello. 

──Ahora, Mael. Terminemos esta batalla, ya. ─dijo mirando a el susodicho.

──King hazme un favor y no lo golpes tanto. ─él me miro de reojo. ──Porqué cuando esto termine le daré la golpiza de su vida. 

──No prometo nada.

En todos estos minutos me la pasaba mirando la putiza que King le daba a Mael. Talvez no lo exprese o lo diga pero se lo tenía bien merecido, no lo voy a culpar, pero por su culpa Sariel y Tarmiel murieron.

Sentí una mano apretar la mia.

──Amaris, ¿podías hacerme un favor? ─pidió Gowther despierto.

──Un favor para mi es soltarte y dejarte caer. ─dije fríamente. ──Pero eres un muñeco y no morirás. Así que... habla.

──Llévame encima de tu hermano. Y cumple con tu favor.

Solo lo miré y soltando un suspiro volé llegando encima de él.

──Lo que tengas en mente espero y funcione. ─y con una mirada de su parte lo solté. ──Salva a Mael. Cuento contigo, Gowther. 

Cayó en su cabeza tomándola con sus manos usando su magia, lo malo de esto es que Mael no volaba y estaban cayendo al suelo.

──¿Qué estas haciendo, Gowther?

──Yo salvaré a Mael.

──¡Mierda, Gowther! Si continuas así lo matarás cuando se estrelle contra el suelo. ─volé intentando alcanzarlo como lo hacía King. ──Más a parte el cuerpo de Mael esta a punto de colapsar.

──Solo queda confiar en Gowther. ─escuche a King.

A los pocos minutos una luz cegadora se poso en su cuerpo. Cerré mis ojos para no sufrir algún daño.

──¡Gowther! ─King voló más rápido intentando atraparlo pero estaba demasiado lejos.

Antes de que este cayera más una mano lo sujeto. Sonreí al ver el dueño sano y salvo.

Una vez que todos aterrizamos en el suelo sentimos un inmenso poder provenir de Camelot.

──Zeldris... ─sentí el fuerte viento mover mi cabello.

──Viene de Camelot, ¿no? ─preguntó Diane.

──Sí, también puedo sentir el poder de Merlín y Escanor. ─respondió King.

──¡Debemos apresurarnos, chicos! ─habló Elizabeth. ──Estoy segura de que algo horrible está pasando por allá.

Me separé de ellos volando hasta llegar a su altura, debido a mi tamaño tuve que volar casi dos metros. Él miro a otro lado sin poder sostener mi mirada.

──No. Sostén mi mirada y no seas cobarde. ─ante mi tono de voz no le quedó de otra que mirarme a los ojos. ──Se que estas lamentando todo lo que has hecho como Estarossa o lo que hiciste hace poco. Mataste a Sariel y Tarmeil. Derieri y a Oslo, ¿y eso qué? Ya lo hiciste, no hay vuelta atrás, hermano. ─tome su rostro entre mis manos. ──Ahora solo tienes que aprender a vivir con este dolor, Mael.

──Amaris... ─me abrazó fuertemente. ──Gracias, enana. ─sonreí de medio lado.

──No sabes cuan feliz estoy por volver a verte. ─sentí como depositaba besos en mi toda mi cara. ──¡Basta, Mael! ¡Me haces cosquillas!

──No puedo evitarlo. Se siente tan bien volver abrazarte de nuevo. ─termino por depositar un beso en mi frente. ──Y ahora... ─su mirada cambio a una triste al saber mi destino.

──No pienses eso. ─lo mire a los ojos. ──Ahora vamos juntos a Camelot. Detengamos a Meliodas, ahí esta Ludociel. ─se alejo de mi mirando a otro lado sin intención de ir a Camelot. ──¡Escucha esto tarado! ─él reacciono a la tremenda cachetada que le di dejando mi mano marcada en su mejilla. ──No vamos a ir solo para detener a Meliodas solo porqué Elizabeth lo dice. Tampoco porqué quiero ver a Zeldris. ¡Vamos a detenerlo para darle fin a esta guerra santa! ¡Y tú vas a ir porqué yo lo digo!

Él solo parpadeaba sosteniendo su mejilla al rojo vivo.

──Y no tienes opción, estúpido. Te lo estoy ordenado. ─me cruce de brazos dando mi mirada intimidante. 

──C-claro, hermana. Jamás te desobedeceria. ─tembló ante mi mirada fugaz. ──P-pero... no vuelvas a pegarme.

──¿Humh? ─lo mire de reojo estremeciendo su cuerpo. ──¿Quieres otra cachetada? ─él negó con temor. ──Entonces cállate.

──Creo que Amaris te convencio de ir a Camelot. ─ambos miramos a la platinada llegar. Soltó una ligera rosa nerviosa al ver la mejilla roja de mi hermano.

──Sí... es buena en eso. ─miro a otro lado nervioso de mi mirada.

──Es hora de irnos.

Yo solo mire a Elizabeth correr con Gowther detrás suya.

──Vamos. ─mire su mano extendida.

──Vamos. ─la tome y los dos comenzamos a volar.

A lo lejos miramos a los demás estar preparados para ir directo a Camelot.

──Espero y estes bien, Zeldris. ─murmuré cerrando mis ojos.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎; 𝘻𝘦𝘭𝘥𝘳𝘪𝘴 Where stories live. Discover now