♤~Capítulo XXXVIII~♤

2.3K 307 241
                                    

-Adora-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Adora-. Giré en mi eje, mirando de frente a Mara, quien tenía un aura inmensa de seriedad. Cuando Mara se ponía en modo serio podía resolver todos tus problemas como si colocara esmalte en sus uñas.

-Dime.

-¿Quién era esa niña morena con heterocromía?-. Levantó una de sus cejas, inquisitiva. Los nervios me recorrieron.

-¿Por qué lo preguntas?

-Sólo me pareció haberla visto en otro lado...-. Una alarma comenzó a sonar en mi cabeza, recordando las noticias del programa de esta mañana.

-Debe ser tu imaginación, es imposible que la hayas visto en algún lugar...

-¡Ya lo tengo!-. La alarma frenó de golpe-. La vi en uno de los cuadros que dejaste en casa. Eran pequeñas, pero siguen idénticas a ese entonces, las dos-. Sonríe, contenta. Yo suspiré en mis adentros, rogando porque ella no descubra el fondo de mi cabeza.

Caminando a casa, comenzó la tan conocida terapéutica charla de parte de mi hermana mayor.

-Te gusta, ¿cierto?-. La miré, completamente sorprendida-. Ella te gusta pero está con su novio... Aunque por la manera en la que te mira pareciera que también le gustas. Luego de reencontrarse volvieron a ser amigas, ¿verdad?-. Asentí, incapaz de soltar palabra alguna sin acompañarla de lágrimas-. Entonces, se gustan pero por alguna razón no pueden estar juntas-. Reí levemente.

-No creo gustarle tanto como ella me gusta a mí-. Mi voz había salido ronca de las cuerdas vocales. Aclaré mi garganta antes de seguir hablando-. Ella declara que él no es su novio sino un amigo a quien ayuda por... sus razones. Me dice que, una vez no la necesite más, la relación supuestamente falsa se terminará y podremos estar juntas... Pero se ven tan unidos, tan cercanos que...-. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin siquiera avisarme. Tapé mi rostro, avergonzada-. No creo poder aguantarlo. Quiero alejarme, aunque sea un poco, para que no duela tanto, pero...

-Lo sé, peque...-. Me tomó de los hombros para acercarme a su pecho, abrazándome. Solté todo lo que tenía. A pesar de haber llorado los últimos días, esto era distinto. Mara no era mi madre, pero era mi hermana, y sentía que en sus brazos podría bajar todas mis defensas sin sentirme desprotegida. Lloré, en medio de la calle, escondida en ella, sin importar absolutamente nada ni nadie más. Ni las miradas curiosas o juzgadoras, ni las noticias indeseadas o deseadas, ni los amigos presentes o ausentes.

Alrededor de 20 minutos después, saqué mi desastroso rostro de su pecho. Cruzando mi mirada con sus ojos, esos que, a pesar de ser de el color de las nubes que traen lluvia, eran más cálidos que el sol. Sonreí, sintiéndome 100 veces mejor de lo que venía.

-Creo que deberías hablar con ella... Aunque te duela mucho, una vez que lo hagas, dejará de doler o dolerá menos, confía en mí-dijo, caminando hacia el departamento con la bolsa de cupcakes.

(Love &) Hate [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora