—Tu noviecita mató a la mía, creo que debería devolverle el favor —le habló al aire, ya sin rastro de diversión.

—Tu noviecita mató a la mía, creo que debería devolverle el favor —le habló al aire, ya sin rastro de diversión

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Evan. 19 de septiembre del 2017, el Olimpo.

El filo de su espada fue tan rápido y fuerte que la cabeza de su enemigo salió volando, despegándose del cuerpo con un asqueroso sonido para luego caer junto al cuerpo decapitado.

No esperó ni un segundo antes de correr hacia uno de sus compañeros más jóvenes que estaba acorralado por tres guerreros de la Sombra y empezar a atacar de nuevo.

Su rostro estaba bañado en sangre, de otros e incluso de él mismo, gracias a unos cortes que algunos guerreros hábiles habían logrado hacerle.

—¡Ve al extremo sur, junto a las puertas, evita que logren entrar! —ordenó en un gruñido cuando los dos acabaron con los otros tres.

Su compañero estaba por hacer lo dicho pero una flecha avanzaba con rapidez hace él, y Evan fue lo suficientemente rápido cómo para cubrirlo de un ataque mortal.

Gruñó fuertemente cuando la punta afilada de la flecha atravesó la piel y el músculo de su hombro.

—¡¿Estás bien?! —exlamó preocupado el más joven.

—Ve a hacer lo que te dije —siseó.

El otro lo dudó, pero aún así asintió y se fue. Evan sostuvo su hombro herido, partió la parte de la punta y la parte trasera para que no interfiera con sus movimientos, sin sacar el resto de su piel.

Podría morir desangrado por una herida cómo esa, pero la flecha misma serviría cómo un tapón para que eso no pasara. Así que bloqueó el dolor y siguió caminando hacia la batalla, atacando con su espada sin mover mucho el brazo que ahora era inutilizable.

Ya no habían muchos guerreros del Olimpo, la guerra estaba por terminar y no para bien, ¿porqué Elizabeth no usaba su magia?, quizás eso le diera un fin definitivo a la guerra, ¿dónde carajos estaba?.

—¡Tienen a Arsen! —gritó uno de los compañeros del mencionado.

—¡Carajo! —ladró Evan, rebanando el brazo de su oponente.

¿Para qué querían a Arsen?. A Elizabeth lo entendería, pero Arsen no serviría de nada.

Carnada. Arsen era la carnada, alguien sabía de la relación entre Arsen y Elizabeth, y el pelinegro era la forma de llamar a Elizabeth y llevarla hacia ella, hacia la Sombra.

Necesitaba ir, ayudarle para que no cayera en la trampa, pero lo necesitaban justo donde estaba, con su equipo, no los dejaría a su suerte.

Unos gritos femeninos sonaron en el borde de la montaña, unos gritos de guerra, llenos de fuerza y valentía.

Las Amazonas habían llegado, tan gloriosas cómo siempre, con sus armaduras del metal más brillante y ropa de un cuero competente liso. Con sus cascos igualmente metálicos, dejando que sus largas cabelleras de todos los colores cayeran por sus espaldas.

Cientos de mujeres Amazonas empezaron a llegar, siendo una amenaza en potencia para los doscientos guerreros de la Sombra que aún peleaban.

Y Evan aprovechó para correr hacia Elizabeth una vez más.

Y Evan aprovechó para correr hacia Elizabeth una vez más

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[ EDITADO ☑️ ]

Bendecida Por Los Dioses (Libro 1) حيث تعيش القصص. اكتشف الآن