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Arsen Makri. 10 de agosto del 2017, el Olimpo.

—Está perdida —murmuró Astra con los puños cerrados—. Tiene cinco minutos para encontrar la salida o si no…

—No lo logrará —interrumpió Arsen con la mirada fija en el bosque.

Una esfera de agua flotaba en medio del campo de batalla, mostrando a una Elizabeth casi desangrada buscando el camino de regreso sin éxito.

—¿Qué? —le cuestionó su amiga.

—Tiene perforado el brazo, golpes por toda la cara y el cuerpo, si no se desangra morirá por el dolor que tiene por los posibles huesos rotos —apretó la mandíbula y dirigió su vista hacia Evan, deseando que fuera a buscar a la albina.

Pero estaba ahí, parado mientras veía la esfera con una expresión neutra. Pese a eso, notó sus puños apretados detrás de su espalda.

Elizabeth sólo tenía treinta minutos para volver, si lo lograba, harían exactamente el mismo procedimiento que de hizo con Astrid. Quemarían la cabeza antes de que se convirtiera en polvo dorado, así se cambiaría por cenizas y no podrían olfatearlo.

Pero ella estaba perdida, caminaba hacia el lado opuesto al que debería ir, tambaleándose y agitando su cabeza para aclarar su visión. No duraría mucho.

—Esto no es bueno —Astra apretó sus labios en una fina línea y volteó a ver al pelinegro—. ¿Arsen? —él no estaba ahí.

 ¿Arsen? —él no estaba ahí

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Arsen Makri. 10 de agosto del 2017, el Bosque Oscuro.

Corriendo, con el corazón latiendo al mil, Arsen pisaba las hojas mojadas y secas. Rezando en sus adentros no llegar tarde y desesperado por no cometer el mismo error que antes atrás.

Abandonar a una de las personas que más amaba.

No la conocía, pero sabía de su talento, sabía que era una buena persona, y también sabía lo muy importante que era para su amigo.

Cómo bien sabía también que Evan nunca elegiría a Elizabeth por sobre el Olimpo y sus responsabilidades, por más que la amara.

Con los ojos aguados corrió aunque se tropezó mil veces con las rocas, maldiciendo no saber exactamente dónde estaba Elizabeth para poder transportarse hacia ella.

No sabía cuánto tiempo había pasado ya, pero se sentía cómo siglos, aunque posiblemente sólo habían pasado diez minutos, ¿cuánto había caminado Elizabeth?.

No sabía cuánto tiempo había pasado ya, pero se sentía cómo siglos, aunque posiblemente sólo habían pasado diez minutos, ¿cuánto había caminado Elizabeth?

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Bendecida Por Los Dioses (Libro 1) Where stories live. Discover now