🌸 14🌻

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Sin embargo, a pesar de todo el trabajo, la mente de Nagito vagaba durante su descanso. Los pensamientos eran débiles, hilos sueltos para un abrigo casi perfecto, pero  suficiente para que se engancharan en las esquinas y crearan grietas en su mente.

Habían pasado dos semanas desde la fiesta. (Quedaban doscientos treinta besos. Doce al día.) Y aunque Nagito había hecho todo lo posible, sus labios aún cosquilleaban ante la sensación del beso de Hinata. (Sin sentido, metafóricamente y no físicamente, pero una gran parte de él también lo quería, en el suelo de su entrada.) Una gran parte de su mente quería arder junto con el recuerdo, ahogarse en sus llamas, sobreanalizarlo —como si Nagito no lo hubiera hecho ya—, pero su parte más inteligente y práctica, se negó.

¿Ser abrumado por los besos de Hinata? Eso era algo con lo que Nagito tendría que vivir sólo un poco más. No había necesidad de que Hinata lo sepa o lo descubra. Una transacción de negocios. Eso era todo lo que eran sus besos.

Suspirando, tiró la basura de su almuerzo, tomó un largo sorbo de su botella de agua, y se fue a continuar su trabajo.

~

—Estoy en casa. —Nagito medio murmuró al entrar en su departamento, pateando sus zapatos.

—Hola, Nagito. ¿Día ocupado en la biblioteca? —Hinata saludó con una inclinación de su cabeza, con los brazos entrelazados a su espalda.

—No, sólo trabajo tedioso.

—¿Fue aburrido? —Hinata presionó suavemente.

«No —Nagito quería decir—. No, no lo fue. El trabajo tedioso me ayuda a olvidar tus besos, cómo me cosquillean y me queman los labios. Amenazan con hacerme desear más, exigir más, esperar más.»

—Más o menos, pero a veces hay días así. —Nagito dijo en su lugar.

—Ya veo —Hinata se movió un poco sobre sus talones antes de caminar y arrastró a Nagito en un beso, suave y elegante—. Bienvenido a casa. —Dijo una vez que se separó.

El hormigueo siguió persistiendo. Nagito dio su mejor sonrisa.

—Estoy en casa. —Repitió.

(Quedan doscientos dieciocho besos. Doce al día.)

~

A pesar de la confusión de la nueva perspectiva de Nagito sobre los besos, también tuvo que ver a sus amigos. Con el verano en pleno apogeo había pocas razones por las que no podía pasar el rato con todo el mundo y relajarse de las obligaciones. Se encontró una semana más tarde, descansando en la casa de Kuzuryuu, té y aperitivos proporcionados. En sus manos había un control y en la pantalla mostraba un juego de carreras.

Al lado de Nagito se sentó Pekoyama —en segundo lugar, su mirada fría y recogida—, Sonia —dando lo mejor de sí en tercer lugar—, e Ibuki —entusiasta, pero en sexto lugar detrás de algunos jugadores de ordenador—. Kuzuryuu estaba en la mesa, comiendo a algunos senbei mientras observaba su juego. (El propio Nagito estaba en primer lugar e hizo todo lo posible para ignorar el susurro teatral de Souda de "ahí está esa extraña suerte de Nagito") Souda, el susurrador de la escena en cuestión, estaba sentado detrás de todos, descansando en el regazo de Tanaka.

Los brazos de Tanaka se envolvieron cálidamente alrededor de Souda, acercandolo a su cuerpo.

Si Nagito hubiera tenido la oportunidad —que no tuvo debido al juego—, habría disparado a Souda un resplandor. En su lugar dio una vuelta muy fuerte alrededor de una curva e instó a su personaje jugador hacia la línea de meta, terminando otra vuelta.

—Bien, bien, todos somos conscientes del regalo que los cielos han otorgado a Nagito con respecto a su suerte. —Tanaka dijo, no poner en escena bigotes, la voz es apropiadamente dramática.

—Nunca me acostumbro a presenciar su suerte —Souda agregó, su voz en asombro—. Él haría una matanza si  quisiera.

—Estoy justo aquí. —Nagito suspiró e infló las mejillas después.

—Lo sé —La voz de Souda irradiaba  travesura—. ¿No te halaga mi alabanza?

—Estaría más halagado si no hiciste un gran alboroto de mi suerte. —Nagito respondió, sin molestia en sus palabras.

—¡Pero Nagito! —La voz de Sonia le llegó al oído—. ¡Es un fenómeno fascinante que hemos presenciado a lo largo de los años! ¡Es como un 'power-up'!

—En verdad están haciendo que esto sea un algo más grande de lo que es en realidad. —Nagito se movió para tomar un power up en el juego, usándolo para sacudir a Pekoyama de su carril, deslizándose al primer lugar con facilidad. Dándole la vuelta, Nagito finalmente le disparó a Souda un resplandor.

—Usted dice eso, pero acaba de ganar la partida sin derramar una gota de sudor. — Souda se burló detrás de él, no afectado. Luego se alejó de los brazos de Tanaka, inclinándose para besarlo ligeramente en los labios, antes de saltar hacia el controlador, deslizándolo de las manos de Nagito.

—¡Mi turno! —Nagito tragó y miró sus manos. La voz de Souda rebotó en el aire, pero Nagito no escuchaba.

Había visto a Souda, Tanaka y Sonia besarse muchas veces —castamente, no eran vulgares en público—, pero todo lo que su mente podía hacer era reemplazar la escena con Hinata y él. Patético. Nagito alejó los pensamientos una vez más.

—Buena suerte.

—Gracias, amigo. —Souda acarició el brazo de Nagito.

—¡Mírenme ganar!

—¡En tus sueños! —Kuzuryuu también se había deslizado, tomando el control de Pekoyama. Pekoyama, a su vez, se acurrucó más cerca de Kuzuryuu, no completamente abrazada a él, pero cerca.

Comenzaron una ligera discusión. Nagito se movió de nuevo hacia la mesa, cogiendo unas galletas, sentándose a ver la siguiente ronda. A medida que mordía una de las galletas, Tanaka se acercaba y se sentaban juntos, su calidez  —en parte por abrazar a Souda y en parte por vestirse de negro en verano, lo que era impresionante—, irradiaba. Hizo a Nagito removerse un poco.

—Has estado ocupado, Nagito. —La voz de Tanaka era amable.

—He recogido algunos turnos más en la biblioteca —Nagito respondió, dando media vuelta para no ser grosero al hablar con Tanaka—. ¿Y tú? ¿Trabajar en la recogida del refugio?

Tanaka tarareó a medias y extendió la mano para agarrar la bandeja que contenía senbei, escogiendo unos cuantos con hábiles dedos.

—Los animales siempre necesitan ayuda, incluso si el flujo de mortales que desean convertirlos en sus familiares, disminuye.

Nagito sonrió.

—Entonces, ocupado.

—Sí, mis horas se consumen en el trabajo, pero es una misión que no me gustaría eludir. —Tanaka respondió con su voz brillante, complacido de ayudar a los animales.

—¡Hey, estamos empezando otro partido! —La voz de Ibuki era la más fuerte de la habitación.

Girando para mirar, Nagito casi tenía los ojos en la pantalla cuando la mano de Tanaka le envolvió la muñeca, tirando de él un poco hacia atrás. Nagito miró automáticamente y con incredulidad la mano de Tanaka por un segundo, notando el esmalte de uñas negro, las cálidas bandas de cuero y los brazaletes de cuentas oscuras, antes de ver a su amigo.

[...]

Senbei: son crackers japoneses hechos de harina de arroz glutinoso llamada en ahí, mochiko.​ Vienen en diversas formas, tamaños y sabores, siendo habitualmente salados aunque a veces dulces. Los senbei se toman a menudo con té verde como aperitivo informal y se ofrecen a las visitas como cortesía.

1000 Kisses 「KomaHina」Where stories live. Discover now