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Esa noche, Nagito  puso un hervidor y sacó dos tazas. Poniendo un poco de té verde en su colador, lo puso en su tetera, esperando a que el agua hierva. Sus dedos golpearon ociosamente el mostrador, siguiendo el ritmo del agua hirviendo. Cuando su tetera se apagó, con el vapor subiendo, Nagito preparó cuidadosamente el té. Una vez empapadas las bolsitas de té, cogió las tazas y se dirigió a su sala de estar.

El espacio de la sala no era más que una mesa de café con algunos sofás bajos y una lámpara alta en la esquina por si alguien quería más luz. En el rincón de uno de los sofás estaba Hinata. Sus piernas estaban acurrucadas y un libro estaba sentado en el brazo del sofá, a medio terminar. Nagito se acercó con cautela y se sentó en el sofá antes de poner su taza sobre la mesa, ofreciendo la segunda a Hinata.

—Aquí. —Nagito dijo.

—¿Para mí? —Hinata parpadeó mientras levantaba la vista del libro.

—Sé que no necesitas comida o bebida, pero, ¿puedo ofrecerte algo de todos modos?

Los labios de Hinata se movieron ligeramente. Dejando el libro en el suelo —con un marcador en él—, aceptó la taza, con sus manos rizándose alrededor del objeto cuidadosamente.

—Gracias, Nagito. Te lo agradezco —Inclinando el rostro hacia el interior de la taza, inhaló profundamente—. Qué encantador té verde.

—Es uno de mis favoritos —Nagito lo admitió, sorbiéndolo ligeramente—. Quería agradecerte de nuevo por lo de hoy.

—De nada, pero apenas hice nada más allá de transferir parte de la energía a Chiaki. —Hinata ajustó su posición en el sofá para que él y Nagito estuvieran sentados correctamente uno al lado del otro.

—Lo sé, pero aún así significa mucho que te tomes tiempo para ayudarme —Nagito respondió—. A veces me cuesta creer que seas un dios —Se rió a medias—. Estás viviendo en mi casa después de todo. Es algo surrealista.

—Supongo que sí —Hinata musitó, arremolinando el líquido en la taza—. A veces a mí también me cuesta creer que soy un dios.

Eso animó a Nagito. Bebió su té antes de hablar.

—¿No fuiste siempre un dios?

—No —Hinata medio se rió antes de volverse a mirar a Nagito—. ¿Te sorprende? 

[...]

CHAN CHAN CHAAAN. 

1000 Kisses 「KomaHina」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora