Capitulo 5.

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NO FUIMOS AL Mercado.

Sunshine dijo que quería irse a su casa, de modo que yo la llevé y los chicos regresan a la casa de huéspedes. Luke pensaba que deberíamos llamar a la policía, pero yo le dije que esperara hasta que pudiera conversar con Sunshine. Él nunca aceptaba órdenes de mi, pero esa vez me obedeció sin chistar.

Sunshine se recostó en el sofá, bebió un poco de té helado y no me hablo durante un rato largo. Observé un rayo de sol que se movía por el suelo y esperé.

Su casa era pequeña, especialmente si la comparaba con la mía. El Ciudadano era un inconexo laberinto de curvas, rincones, recovecos, escaleras, habitaciones vacias, grandes ventanales, terrazas deterioradas, armarios olvidados y sótanos con bodegas. Pero la cabaña de Sunshine era acogedora, de tamaño razonable y estaba abarrotada de cosa. Cada rincón era un lugar vivido y cubierto de libros. Me encantaba.

Después de dos vasos de té, por fin me miró.

–Violet, él está ahí dentro.

- ¿Blue?

–Si –en una pausa–. Es curioso, River y yo ni siquiera nos habiamos adentrado mucho en el túnel cuando lo vimos. Él tenía un encendedor, uno de esos dorados y recargables, ¿sabes de lo que hablo?

Asentí. Los que tenían el aspecto de haberse caído del bolsillo de Jack Kerouac. En el Ciudadano, había varios dando vueltas por ahí.

Sunshine secó con una mano la condensación del vaso y luego se lo apoyó en frente. Estaba palida.

-River levanto el viejo encendedor para que pudiéramos ver, pero igual estaba oscuro. Muy, muy oscuro, Lo único que se escuchaba eran nuestros pies resonando contra la piedra. El aire se volvia cada vez más frio y húmedo y pensé que River se detendría y me besaría.Yo lanzaba risitas nerviosas, sacudía el cabello y él tenía la mano
en mi brazo. Finalmente, se detuvo y jaló de mi codo para darme vuelta. Me pasé la lengua por los labios porque pensé que sabia lo que venia.

Sunshine se estremeció. Estaba sentado bajo el sol directo y hacia calor, mucho, pero se estremeció.

-Creo que voy a enfermarme– dijo

Metí la mano en mi té y tomé un cubo de hielo. Me arrodille junto a ella y se lo apoyé en la frente.

–Tranquila, Sunshine. No tienes nada. Cuéntame lo que viste cuando River te hizo dar vuelta.

Sunshine parpadeó. El hielo derretido corrió por sus sienes y dejó una marca húmedas en el sofá.

–Me di vuelta y vi a un hombre encorvado cerca del suelo. Lo ví con toda claridad. Tenía ojos enormes, de un celeste palido. Me sonrió con unos dientes filosos que parecían peludos, como si hubiera estado comiendo piel -su voz brotaba con más rapidez. Se enderezó y colocó las rodillas debajo del menton–. A esa altura, ya estaba gritando. Cuando lo vi, ya estaba gritando. Violet, había un niñito, o una  niñita, entre los pies de Blue. Tenía una horrorosa piel blanca y orejas largas y puntiagudas. Y los mismos dientes peludos. Cada vez que pienso en eso, en esa cosa o ese  niñito blanco con dientes peludos, me...

Se llevó la mano a la boca, se incorporó de un salto y corrió al baño.

Llamé a la biblioteca y pedí a sus padres que vinieran.

                 🌊🌊🌊

Casandra y Sam no se parecían en nada a su hija. Eran muy delgados. Delgados adolescentes de desgarbados, y no delgados como la gente grande que hacia mucho ejercicio o se mataba de hambre. Cassie se recogió el cabello atrás en un rodete, como las profesoras le ballet. Tenía lentes gruesos y redondos al estilo Aldous Huxley y le gustaba usar ropa gris con chalinas blancas. Tenía leves marcas alrededor de la boca y venas gruesas y azules en las manos. Sam, el padre de Sunshine, tener una barba desaliñada y solía vestirse con prendas de corderoy. Tenía los ojos entrecerrados, como su hija.

Cerraron la biblioteca temprano y vinieron directamente a su casa. Les conté lo sucedido mientras Sunshine continua en el baño. Fui una vez a ver cómo estaba y la encontré con la mejilla apoyada en los mosaicos fríos y blancos del suelo, el cabello extendido a su alrededor como una chal de un suave color castaño.  Me dijo que si se movía, vomitaría otra vez, de modo que la dejé ahí.

Después de que les hable del túnel, de Blue y de Sunshine, Cassie fue a preparar té y Sam se quedó un instante con la mirada perdida, con aspecto perplejo y algo desconcertado. Era una expresión que le quedaba bien.

–Violet, tú sabes que la historia no es cierta-comentó finalmente-. Blue no es más que un hombre triste y confundido, y esos niños que se suponía que había secuestrado regresaron al pueblo una semana después. Resultó que habían leído Tom Sawyer en la escuela y eso les dio la idea -los dedos de Sam juguetearon con el puente de la nariz. No usaba lentes, pero tuve la impresión de que había deseado hacerlo–. Se acabaron al bosque– continuo– y vivieron de bayas y sandwiches de manteca de mami. Ocho días después, aparecieron hambrientos, sucios y sorprendidos por el escándalo. Blue realmente desapareció,pero en una institución de enfermos mentales en el norte. Eso ocurrió hace treinta y pico de años, cuando yo era adolescente. No puedo creer que esa historia todavía esté vigente.

Primero asentí y después hice un movimiento negativa con la cabeza.

–Pero Sunshine no está mintiendo. Ella realmente vio algo. No cesaba de gritar. Era... era aterrador.

-¿Él otro chico vio algo?– Cassie se dio vuelta y me alcanzó un sandwich de pepino. Era muy finito y no tenía corteza. Se había criado en Inglaterra y pensaba que les problemas se solucionaban con té y sándwiches de pepino. Lo cual era cierto, a veces. Cassie tomo un sandwich y comenzó a mordisquear, el codo flacucho levantado en el aire.

-Sí –agrego Sam. Su rostro delgado se veía todavía más delgado cuando alzaba las cejas–. El chico nuevo que se instaló en tu casita, ¿Vio a un hombre en el túnel?

Abrí la boca y luego la cerré. Había olvidado preguntarle. Con toda la excitación del desmayo de Sunshine, me había olvidado por completo de preguntarle a River si él vio a Blue. Mire el pequeño emparedado triangular de pepino que tenía entre los dedos. La pesadilla del túnel se estaba desvaneciendo, rápidamente, como lo hacian las pesadillas, y la historia de Sunshine sonaba cada vez más delirante.

-No lo sé. Iré a preguntarle.

Se abrió la puerta del baño y Sunshine entró en la cocina, pálida y sudorosa, el cabello enmarañado. Sus ojos no tenían la usual expresión adormilada y medio aburrida. En su lugar, se veian frustrados y violentos: dos emociones que nunca antes había observado en ella.

No era el tipo de chica que se dejaba invadir por la pasión. No de esa manera.

Sam se acercó a su hija y le dio un abrazo.

–Sunshine, yo siempre dije que albergabas una brillante imaginación. Tiene una curiosa manera de aparecer, pero yo sabia que lo haría tarde o temprano -Sam emitió una risa ahogada-. Violet les contó la leyenda de Blue, luego entraron al túnel y eso es lo que viste. Pero esa historia no es cierta: Tú sabes que no lo es, ¿verdad?

Sunshine no respondió.

-Está bien, Sunny -Cassie rodeó la cintura de su hija con su brazo largo y delgado, la estrechó con fuerza y sonrió. A diferencia de su cuerpo, los labios de Cassandra eran gruesos y carnosos, como los de una niñita hermosa, como los de Sunshine-. Todos vemos cosas a veces. Cuando tenía la edad de ustedes, me enamoré de tal manera de Cumbres borrascosas que me convencí que Heathcliff realmente existía. En ese entonces, yo todavía vivia en Cambridge
Tomé un autobús hasta Yorkshire y comencé a buscarlo. Caminé durante más de treinta kilómetros por el páramo, siguiendo lo que yo pensaba que era la sombra de Heathcliff, que se extendia por los arbustos de brezo y me atraia hacia él. Termina en un pub, horas más tarde, cansada, helada y avergonzada.

Sunshine me observó por arriba del hombro de su madre. Continuaba enojada, muy enojada. Y eso me perturbo.

-Voy a hablar con River -mascullé.

Entre el Demonio y El Profundo Mar Azul.Where stories live. Discover now