Capítulo XV

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Dos helicópteros ya estaban en camino a Magenta; en uno iba el equipo de guardias de seguridad contratados por Jumin, mientras que en el otro iban Jumin, Seven y Vanderwood. Seven no dejaba de teclear en su laptop, intentando hackear más cámaras de seguridad en el edificio, mientras que Jumin y Vanderwood estaban sentados, de brazos cruzados y en completo silencio.

—Oye, Jumin —habló el pelirrojo—. Sobre la información que te di en la oficina...

—Le di los archivos a Jaehee antes de irnos —respondió Jumin, dirigiendo la vista a Seven—. Le encargué que buscara más información sobre esa secta, de ser posible.

—Claro, pero ¿compartirá los archivos con Zen y Yoosung?

Jumin agachó la vista y tensó la mandíbula. No quería ocultar nada y no iba a hacerlo, pero ciertamente temía por la reacción de Yoosung.

—No tiene caso esconder la verdad a estas alturas —dijo el pelinegro—. Cuanto antes lo sepan, mejor.

—Espero que Yoosung no se vuelva loco...

—Será mejor que Zen cuide de él mientras nosotros resolvemos este asunto. Confío en que Jaehee sabrá cuál es el momento indicado para contarles todo.

Nuevamente, el ambiente permaneció tranquilo entre ellos durante algunos minutos.

Sin embargo, de un momento a otro, Seven dio un respingo y escupió la PhD. Pepper que había tomado hacía unos segundos.

—¡Oye! —le reprendió Vanderwood—. ¡Eso es asqueroso!

—No, no, no... —fue todo lo que pudo decir Seven, sin apartar la vista de su laptop—. ¡Maldita sea! ¡No!

—¿Qué es, Luciel? —preguntó Jumin, levantándose de su asiento y acercándose al pelirrojo.

Seven había logrado hackear la cámara de seguridad de la celda en la que se encontraban V y Sunhee. Justo en ese momento, estaba presenciado cómo un chico de cabello blanco obligaba a Sunhee a beber una sustancia de dudosa procedencia mientras V estaba encerrado, suplicando que se alejaran de ella. Lo peor era que, a un lado de ese chico que torturaba a Sun, se encontraba Rika, riéndose y disfrutando la situación.

—¡Maldita sea...! —exclamó Seven, preocupado y furioso al mismo tiempo—. ¡¿Cómo pueden hacer eso?!

Jumin se tensó al ver aquellas imágenes tan desagradables. Pudo notar que la desafortunada víctima, en efecto, se trataba de Sunhee Jang. Y a pesar de que comprobar con sus propios ojos que ella seguía viva le hacía sentir aliviado, no soportó continuar viendo la manera en que la estaban torturando; no soportó que la cómplice de esa tortura fuese Rika. ¿Por qué haría algo así? Jumin siempre vio en Rika a un ángel lleno de bondad cuyo único propósito era el de ayudar a los más necesitados ¿Por qué haría tal atrocidad a alguien inocente? ¿Por qué V mentiría con respecto a su supuesta muerte?

—S-Sun... —fue todo lo que Jumin pudo decir a medida que se llevaba una mano a sus labios y desviaba la vista de la laptop—. ¡¿Por qué...?!

Seven también estaba hecho un manojo de nervios. No había visto el rostro de aquel sujeto de cabello blanco, pero en el fondo temía lo peor. No quería creer que esa persona se tratase de Saeran, ¿por qué lo sería? Todo lo que Seven recordaba sobre su hermano era a un niño inocente y dulce que amaba las flores, que lo amaba a él. No podría haberse convertido en esa persona tan desagradable e irreconocible que disfrutaba torturar a un par de inocentes... ¿o sí?

—¡No! ¡Claro que no! —exclamó en voz alta, ganándose las miradas extrañadas de Vanderwood y Jumin—. Saeran... no puede ser él... ¿verdad? Él no... no haría algo así...

The Compass [Jihyun Kim | Mystic Messenger]Where stories live. Discover now