Capítulo VIII

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» ¿En qué momento llegué a esto? ¿Desde cuándo mi vida se volvió tan miserablemente complicada? ¿Cómo no pude darme cuenta antes del terrible camino al que me estaban llevando mis malas decisiones?

Nuestros recuerdos están tan frescos en mi mente, Sun... recuerdo perfectamente ese día de invierno en la iglesia, cuando te conocimos. Recuerdo cuando te caíste del columpio de la escuela y casi se me sale el corazón cuando me percaté de que tu rodilla sangraba. Recuerdo sentir celos de Jumin cada vez que lo alababas por su capacidad en los negocios a tan corta edad; lo envidiaba porque creía que yo debía ser igual de bueno para poder manejar el negocio de mi padre —pero jamás lo fui— y porque eras tú la que le dirigía aquellas palabras tan dulces. Recuerdo cada ocasión en la que me acompañaste a visitar a mi madre y cómo ella, a pesar de no poder decir mucho, te observaba con aprobación y ternura, casi con la misma ternura que yo lo hacía. Recuerdo tu mirada llena de expectación cuando me obsequiaste esa peculiar cámara Ganon por mi cumpleaños, esa que aun conservo como uno de mis mayores tesoros. Recuerdo tu perfume, cada una de tus expresiones, cada sonrisa que alguna vez me dedicaste... todo lo llevo inevitablemente impregnado en mi alma. Tú sacabas lo mejor de mí, me cuestionabas y me hacías ver las cosas de una manera distinta; pero, desde que te fuiste... a pesar de que Jumin estuvo a mi lado todo el tiempo, perdí el rumbo de mi vida.

¿Cómo llegué aquí?

Te fuiste y me quedé completamente solo. Te fuiste cuando apenas empezaba a entender lo que significaba el amor propio, porque a ti no te gustaba que antepusiera tus sentimientos y necesidades a los míos, porque me hacías entrar en razón cada vez que me odiaba a mí mismo y me culpaba por la muerte de mi madre, porque me decías que debía ser un poco egoísta y pensar en lo que yo quería antes que en la opinión de mi padre. Esas palabras empezaban a tener un efecto en mí, pero, cuando te fuiste... no sólo me sentí solo, sino que me sentí terriblemente sofocado. Mi corazón estaba lleno de amor por ti, pero sabía que no iba a poder dártelo, al menos no en un tiempo próximo. Aun así, quería liberarme de todo ese amor... y pensé que la única manera en que podría hacerlo sería al entregárselo a alguien más, alguien que lo necesitara y lo aceptara.

Fue entonces que me dediqué de lleno a la fotografía y no tardé mucho en ser famoso dentro de ese mundo con mis obras que eran una reverencia al Sol. No negaré que los contactos de mi padre me ayudaron bastante, de tal manera que en poco tiempo no sólo gané fama, sino que ya realizaba exposiciones de mis obras a las que asistían, por lo general, personas adineradas y de alta sociedad. Sin embargo, ninguna de esas personas veía más allá de la estética en mis fotografías. Nadie lo hizo, hasta que Rika apareció.

Durante una exposición, esa hermosa chica de cabellera rubia había estado apreciando por horas una de mis obras, así que me pareció sensato acercarme a ella para agradecer su tiempo e interés. Rika empezó a hablar sobre la magnificencia del Sol, de cómo este nos brindaba calor y que era el encargado de nutrir toda la vida sobre la Tierra; sus palabras eran casi poéticas y bien seleccionadas, lo suficiente para que sintiera una calidez especial en el pecho, ya que era la única persona que se había encargado de darle un significado a mi trabajo, y era uno en el que yo ni siquiera había pensado. Fue inevitable querer conocerla, querer saber más de ella, querer amarla. Sin embargo, a medida que cumplí mi deseo de conocerla, pude ver lo rota que estaba; aun así, lejos de asustarme, su situación me parecía extremadamente trágica y quise repararla. Ahora que lo pienso, quizás la veía como un jarrón roto al que tenía que arreglar para poder depositar en él mi amor sin ningún problema. Porque, a final de cuentas, eso es todo lo que yo estaba buscando: un recipiente vacío en el cual pudiera guardar mis sentimientos no correspondidos. Y creí que estaba bien, creí que era lo correcto ayudar a Rika y, al mismo tiempo, ayudarme a mí mismo, pero estaba completamente equivocado. Estaba tan concentrado en unir los trozos rotos de ese jarrón y en ir depositando mi amor en él, que ignoré por completo lo que Rika realmente necesitaba. Fue por esa razón que ella se vengó de mí: por eso lastimó mis ojos, por eso me abandonó y creó Mint Eye... porque yo jamás pude escuchar su súplica.

The Compass [Jihyun Kim | Mystic Messenger]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα