Hawks Ese guitarrista que tenía vuelta loca su cabeza, en realidad detrás de esa máscara y esas alas se escondía su mejor amigo Takami Keigo que la amaba con locura.
Para Keigo, Hikari era su mejor amiga y la persona que amaba, sin embargo ¿como pod...
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Hawks suspiró mirando a su amigo, el pelinegro simplemente lo acogió sin hacer preguntas aunque sabía que aquella situación requería de ello.
—Van dos semanas ¿Estas seguro que no quieres hablar con ella? —Dabi miró al chico tendido sobre la silla con la mirada perdida en su figura.
—Ella no me ha llamado. —El pelinegro rodó los ojos ante aquella escusa, Hawks se había impuesto aquello para no quebrar ante la tentación de ver a la chica.
—Déjalo Touya ha estado así desde que la vió en aquella cafetería con otro chico que no es el Pikachu. —El artista de Corruption Garden miró a la pelicorta.
—¡Uh! Golpe bajo ¿Y quién era el chico? —Keigo miró a su amigo pelinegro acompañado de su novio peliceleste.
—Eso es lo más sorprendente —dijo Jirou mirando como el mundo ardía alrededor del chico—. Shinsou Hitoshi, el famoso diseñador de modas adolescente. —Dabi no podía creer el pez gordo que había atrapado la amiga de Hawks.
—No se hagan ilusiones, Hikari no le interesa ese tipo de hombres, solo tiene ojos para Hawks. —Su voz se notaba molesta aunque estuviese hablando de él mismo eso fue algo que ninguno de los dos dejaron pasar.
—Hawks eres tú tarado. —Jirou miró a su amigo y luego a la guitarra que sostenían—. Sabes que Momo me dijo que ya sabía tu identidad —dijo ella casi afirmando lo que Keigo ya sabía, aquella chica de cabellos negros era demasiado inteligente como para no descubrir su más preciado secreto.
—¿Y qué? En todos estos años no se la ha dicho a Hikari, no pienso que se lo diga ahora. —Jirou bufó ante la negativa de Hawks de revelar su identidad para que pudiera ir y decirle una vez y por todas a aquella chica cuánta falta le hacía.
—No puedo con él, Touya es todo tuyo espero que tu novio no se moleste cuando regrese de su viaje familiar. —El pelienegro suspiró mirando a su amigo, él no podía dejarlo quedarse ahí pero tampoco quería que se quedará en un hotel vagueando la vida.
—Jirou me quedo contigo. —La de cabellos negros miró a su amigo y lo detuvo por un segundo.
—Si claro, ya te dejé —comentó sarcástica ignorando al guitarrista.
Para Kyouka no suponía molestia dejar a su amigo quedarse sino que él mismo se anotará una carta de autorización a quedarse con ella. Sus ojos miraron a aquellos ojos color pardo delineandos como un Alcón.
—No Keigo, ni aunque me pongas esa cara tuya de ruego te dejaré quedarte conmigo.
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