-Sí -respondió. Phoebe alzó una ceja-. Bueno, no. Escucha, esto no lo sabe nadie, el sueño que tuve del señor Weasley fue extraño. No había una serpiente atacándolo. Era yo.

-Pero no eras tú, Hazz -negó Phoebe-. Recuerda que tú estabas en Hogwarts, ¿sí? No hay manera en que lo hayas hechos.

-Entonces explícame cómo es que lo soñé, cómo fue que supe lo que sucedía, porque tengo muchas preguntas y ninguna respuesta -soltó de golpe. Luego respiró hondo-. Y sé que ellos me ocultan información -terminó, refiriéndose tanto a Sirius y Remus como a Dumbledore.

Phoebe suspiró.

-No tengo respuestas, hermanito, lo siento. Sólo sé que tú no eres capaz de lastimar a nadie, ¿bien? Ahora ve a buscar a Hermione, Sirius tiene cervezas de mantequilla por aquí que los ayudará a sentirse mejor.

Harry le dio una vaga sonrisa y desapareció por la puerta de la cocina.

Phoebe apretó sus párpados. Odiaba ver a su hermano así de vulnerable, culpándose por todo incluso cuando nadie más lo culpaba. Agradecía que tuviera a Hermione en la escuela, pues sabía que se sentía muy dolido y traicionado por culpa de él. Después de todo había sido el primer amigo que había hecho en Hogwarts y quien había prometido estar siempre con él. Pero apenas la escuela se puso en contra suyo y Harry dejó de darle popularidad, él le dio la espalda. Por supuesto que antes se aseguró que Harry le diera el puesto de guardián en el equipo de Quidditch.

Preparó tres tazas de cerveza de mantequilla, y apenas las dejó en la mesa de la cocina sintió a alguien tomándola de la cintura desde atrás. Sonrió al reconocer las manos grandes y tibias de Regulus.

-No es el momento -susurró.

Regulus rió.

-¿Te preocupa la salud de Arthur? -preguntó, para luego besar su cuello.

-No -respondió Phoebe sin titubear. Regulus sonrió. Si había algo que amaba de la chica, era su sinceridad-. Pero Harry y Hermione entrarán en cualquier momento y esta no es manera de que lo sepan.

Volteó para mirarlo a los ojos. Él le sonrió.

-¿Vendrás a dormir conmigo? -inquirió.

-Sí. Hermione y Ginevra seguro dormirán en mi habitación hasta que vuelvan a Hogwarts, y lo siento por Herms pero no compartiré habitación con Ginevra -respondió ella-. Ahora muévete, no quiero que nos vean.

-Bien -aceptó, pero no se movió. En cambio, la besó durante unos segundos, para luego separarse abruptamente. Harry y Hermione entraron un segundo después-. Harry, Hermione, es bueno verlos. Phoebe, luego te ayudaré a buscar ese libro en la biblioteca.

Cuando Regulus salió de la cocina, Phoebe sonrió y les pasó a los Gryffindor dos tazas con la bebida. Hermione le sonrió con complicidad, como si supiera exactamente lo que estaban haciendo antes de que ellos llegaran.

Phoebe tomó un sorbo de su bebida y los miró.

-Entonces, ¿cómo va la escuela hasta ahora? ¿Se nota mucho mi ausencia?

(...)

Phoebe salió de la cocina con una mueca de molestia. La señora Weasley la había echado alegando que estaban cocinando y necesitaban espacio, y no pudo refutar nada porque Sirius, para evitar peleas, le dijo que saliera y que él le llevaría el agua. Pudo escuchar a la mujer diciéndole que si seguía consintiendo de esa manera a la chica iba a terminar siendo una niña caprichosa. Sirius le dijo amablemente que nadie había pedido su opinión.

Era la noche del veinticuatro, Arthur ya había salido del hospital, cosa que no era de la importancia de Phoebe, pero al menos la familia ya no andaba como alma en pena rondando por la casa. Los Weasley pasarían las vacaciones en Grimmauld Place para, según la señora Weasley, limar asperezas, pero Phoebe no le creía nada de lo que decía. Como ella había dicho días antes, había pasado cada noche con Regulus para no dormir con Ginny, ya estaba cansada de ver cabellos pelirrojos que no sean suyos en la casa.

Sixteen [Regulus Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora