—Podemos buscar al guardia de seguridad para ver si nos abre y así podemos entrar a recogerlas, no se me ocurre otra idea.

Le damos dos vueltas al aparcamiento hasta que vislumbramos una pequeña linterna que viene hacia nosotras. Lleva un chaleco reflectante, tiene que ser el de seguridad. Decido tocarle el claxon para que nos vea y así intentar que se acerque, funciona y en menos de treinta segundos lo tengo al lado de mi ventanilla. Es un hombre de unos cincuenta y pico años, de estatura media, tiene el pelo castaño oscuro y los ojos casi negros.

—Buenas noches señor... Nuestras amigas están dentro del edificio y no tenemos manera de contactarlas... Nos preguntamos si sería usted tan amable de abrirnos y así poder recogerlas. —le ofrezco la sonrisa más amable que tengo y él me mira con cara de pocos amigos.

—Non, je suis desolé. Le parking est fermé. — Me acaba de decir que el parking está cerrado, creo que no me ha entendido bien.

—Pero señor, no tenemos manera de contactar con el interior, ¿No nos puede hacer un favor? De verdad que es urgente...

— C'est fermé, je ne peux rien faire. —dicho esto el hombre se aleja de la furgoneta y se mete en una especie de cabina donde hay muchas pantallas. La única persona que nos podía ayudar ha pasado de nosotras.

—¿Ivette ahora qué haremos?

—Lo único que se me ocurre es ilegal y nos podemos meter en un buen lío... —no sé si puede funcionar pero hay que intentarlo...

Lucía me mira como si hubiera visto un fantasma y decido explicarle el plan. Si hacemos las cosas bien nadie tiene por qué enterarse. Tenemos que aparcar la furgoneta detrás del edificio donde no hay nadie y queda fuera del recinto vallado. Una vez aparcada nos bajamos y nos acercamos caminando, si las chicas siguen dentro no debe de haber ninguna alarma activada. Seguro que tienen una salida de emergencia desde donde se puede salir y por lo tanto, también entrar. Nos colamos por ahí y una vez dentro intentamos localizar a las chicas, ¿Qué te parece?

—No lo veo muy claro pero es la única opción que tenemos osea que...—No la veo muy convencida, pero si queremos reunirnos con las chicas esta es la única manera.

Acto seguido nos dirigimos a la parte trasera del edificio, a penas hay farolas y está iluminado muy pobremente. Aparcamos la furgo y nos bajamos silenciosamente, tenemos delante una valla de unos dos metros, no la había visto desde lejos.

—Parece que tendremos que convertirnos en escaladoras por breves momentos —digo bromeando y Lucía me ofrece una sonrisa.

Primero voy a saltar yo, ya que soy la que está más en forma. Una vez estoy arriba la ayudo a subir y de un salto nos encontramos las dos al otro lado de la valla. Ahora comienza el siguiente paso, intento afinar la vista para ver si soy capaz de distinguir alguna puerta o entrada trasera. Llevamos diez minutos buscando y no hemos visto nada aún, comienzo a pensar que es un mal plan, ya que es muy poco probable que encontremos una puerta y que a más a más podamos abrirla. Nos acercamos más al edificio para ver mejor y descubrimos que para nuestra suerte hay una puerta entreabierta, está detrás de unos contenedores y por eso no la habíamos visto antes.

—La hemos encontrado al fin... —Dice Lucía orgullosa de si misma

—Pues sí, ya estaba perdiendo la espera —no me da tiempo a acabar lo que estaba por decir porque noto que la mano de Lucía me arrastra rápidamente detrás del contenedor.

—¡¿Pero qué te...!?—

—¡Shh! —no entiendo nada, ¿Por qué me está mandando a callar? Como si me leyera la mente ella me hace señas para que mire hacia nuestra izquierda, no puede ser.

Well... why not?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora