Otra vez estaba rodeado de un ambiente desconocido, las luces eran rojas y al final de ese extraño lugar me esperaban ellas.

bebí y consumi lo que jamás había hecho, había llegado lejos. No sabía lo que estaba haciendo.

- El cantante tiene que morir. - La mujer rubia sentada en frente mío me hablaba aunque sin despegar su actitud de querer seducirme, se movía como si estuviese dentro de una película de mafiosos.

- ¿Eso es una indirecta? - Ella levantó los hombros, entrecerró los ojos y luego se llevó su cigarrillo a la boca apartando su mirada.

- Eres tan sexy como para ser tan idiota, lástima. - La rubia volvió a hablar, yo estaba alucinando, no estaba en ese lugar. Yo estaba con Ara abrazado en su cama... O al menos eso quería o pensaba... O tendría que estar haciendo.

¿Cómo estará Ara ahora? tenía el presentimiento de que estaba llorando. Intentaba recordar la dirección de su casa pero no podía. Mi mente no me dejaba hacer otra cosa que no sea mantenerme sentado al frente de esas fieras.

Un señor apareció entre las luces y las saludó, yo creo que hice lo mismo.

- ¿nos vamos? - Dije al ver al señor pasar por lado de ellas para ir a la barra. ellas asintieron y se levantaron como si fueran a recibir un premio.

Las llevé a mi casa, era algo arriesgado hacerlo ya que luego no sólo sabrían la dirección de donde vivo sino mi casa por dentro entera pero apenas hagan lo que prometieron cerraré la puerta tras ellas. Es lo único que mi cuerpo y mente me permitían hacer en estas condiciones.

Quien diría que yo también iba a llorar en ese momento como Ara lo hizo una vez pero con la diferencia es que yo me sentía triste. Estaba en mi casa, en mi habitación, acostado en mi cama pero las mujeres que deambulaban por ahí, a pesar de ser dos, no igualaban a Ara por nada del mundo. La televisión estaba prendida podía escuchar el largo relato de un periodista dialogando con un economista, cuarentena, virus, días, muertes, infectados. Todo estaba tan diferente y yo solo pensaba en una sola cosa, ¿Cuántas veces estuve tan ajeno a lo que pasaba? Tendría que sentarme a hablar conmigo mismo luego.

Una risa salió de mi.

- ¿De qué te ríes, imbecil? - Dijo una de ellas.

- De mi.

Se fueron luego de más de una hora. Por fin me quedé solo en mi habitación, mas vacia que nunca, ella no estaba.

"y cuando la realidad golpea las campañas de libertad se hacen pedazos"

Estaba solo, deambulando en ropa interior por mi casa vacía y fría. Me sentía más sucio y miserable de lo normal. Arriba de la mesa de la cocina había una grabadora. Miré a mis alrededores como si de una película de suspenso de tratase ¿Ara me había dejado eso?

Lo abrí y vi el multimedia, era mi cámara, las fotos que tomé estaban ahí con el detalle de que también había un vídeo de esa noche, en ese video estaba yo y esas dos chicas rubias. Era un vídeo que era mejor no ver. Como pude ser tan estúpido de no haberme dado cuenta que me grababan... Seleccione "borrar" y el vídeo desapareció, deseaba que los recuerdos de esa noche hicieran lo mismo.






american sports.

Ara;

-Ara... yo te amo a vos. - Turner no paraba de llorar, se lo notaba destruido. Cada lágrima que caia de sus ojos me rompía un poco más el corazón, pero el ya habia roto mi corazón, muchas veces, y por más que sienta dolor al ver caer sus lágrimas el me provocaba más de dolor con sus idas y vueltas.

En cuarentena con Alex TurnerUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum