Obreros

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El hombre era un travieso, bueno para bromear y reír. Siempre hacía gracia con que se iba caer, era muy rápido en las alturas, terminaba los trabajos con velocidad y sin miedo. En ese año se encontraba en el octavo piso, las medidas de seguridad eran precarias para los obreros, y muchos como él, ni si quiera las tomaban en cuenta. Ocurrió que x día, dio un paso en falso, estiró la mano buscando en quien aferrarse y solo encontró aire. Su cuerpo en el cemento no se reventó después de haber volado, pero todos sus huesos y órganos se hicieron pedazos y se mantuvieron dentro de esa piel. En su paso por la vida, dejó viva dos niñas, de 2 y 4 años.

D. Gómez

Inmortalizando historiasWhere stories live. Discover now