La Niña del Columpio ✓ [LIBRO#1 Coincidimos] TERMINADA

Capitulo 9: "Por si nos llegamos a ver en la vida..." 1/3

 Sebastián

''El destino puede llevarnos a todas partes, a veces no hay personas indicadas para nosotros porque quizá no es el mejor momento para encontrarla''

— ¡Qué bueno verte Sebastián! —Me estrechó la mano mi amigo con una sonrisa.

Caminaba por la ciudad como siempre, luego de una larga rutina en la universidad. Era mi segundo año y había sido estresante en cierto sentido, estaba lleno de trabajos que a veces no me daba tiempo de dormirme un rato, ya que cuando terminaba las tareas, casi siempre mi reloj marcaban las tres de la mañana. Significaba que debía dormir, aunque fueran unas tres horas antes de volverme a levantar y continuar con la rutina de todos los días.

'' ¿Qué hubiera pasado si hubiera estudiado en Deseret con ella?'' Me lo pregunto todo el tiempo.

Al encontrarme con aquel amigo mío en el centro de la ciudad, de casualidad, me alegre tanto de verlo luego de tanto tiempo. Fuimos a un restaurante cercano para poder conversar de lo que habíamos hecho en estos últimos años.

— ¿Cómo te va sentimentalmente? —Preguntó curioso.

—No sabría cómo explicarlo —Respondí pensativo. Realmente no sabía que responderle en ese momento ya que, no había pasado mucho tiempo desde que ocurrió aquello que me hacía sentir triste. Aquella herida en mi corazón que aún no cerraba.

—Tranquilo Sebastián —dijo con una expresión sincera —Sabes que puedes confiar en mi amigo.

—Creo no te había mencionado antes de una chica que conocí cuando estaba en secundaria, era una niña muy especial para mí —expresé con melancolía —Hace ya un año que fue la última vez que nos vimos y la extraño demasiado, pero sé que jamás vamos a estar nuevamente juntos como antes.

—Tranquilo —Sonrió —Yo igual pase por lo mismo. Aunque es parte de la vida también que nos rompan el corazón, pero el destino nos lleva a lugares y personas que ni siquiera nos esperábamos a encontrar.

El me empezó a contar la historia de cómo el destino, podría decirse, que lo guio hacia una persona con algo muy especial en su ser, que no parecería que fuera de este mundo o de esta ciudad. Una dulce niña que le conto sobre como el destino a veces nos separa de personas que quizá no eran para nosotros, pero después nos lleva a la persona correcta en el lugar correcto.

Al escuchar aquella historias me di cuenta que las vidas de algunas personas pueden conectarse de algún modo, y como es que esas jugadas del destino nos hace comprender el verdadero significado de la palabra amor.

Después de escucharle hablar acerca de cómo una chica que no creía en el amor, pues había perdido a una persona especial, el destino le presento una oportunidad más para poder enamorarse, de una persona que realmente la iba a hacer feliz, y como esas historias de amor que igual me contó, que venían en cartas, se conectaban la una a la otra. Me pareció increíble cómo es que esas historias se unieron. Entonces, era el momento en el cual le pregunte a mi amigo si le podía contar sobre la historia de cómo conocí al amor de mi vida, pero por azares del destino un día la distancia logro separarnos poco a poco.

(...)

—Dame una sola razón por la cual tú te enamoraste de mí —Me dijo Luciana con el ceño fruncido, como si tuviera un nudo de la garganta. Me miro a los ojos de una manera tan fría que no sabía si realmente estaba hablando con la misma chica que conocí en secundaria. No tenía palabras en mi boca para poderle decir algo que la hiciera al menos sonreírme un poco.

Nunca me hubiera imaginado que aquel día fuera la última vez que la vería, para luego perderla para siempre.

Luciana era mi mejor amiga. Nos conocimos en el primer grado de la secundaria, Secundaria Técnica número 29, en la zona oriente de la ciudad. Todavía recuerdo ese primer día de clases. A veces solía pensar que, cuando ibas a una nueva escuela, tienes distintas expectativas, en ocasiones te sientes tímido y es lo normal, ya que es una nueva escuela y una nueva etapa en tu vida, tal vez el primer día te sientes desubicado y le temes al no poder saber cómo empezar una conversación, sin sentirte un tonto.