Conversación

986 92 57
                                    

— Es un verdadero milagro que sobrevivieras a eso, número cuatro —. Dijo Coran acariciándose su bigote mientras miraba al coreano feliz.

Keith asintió con la cabeza dudoso y en cuanto vio a Coran irse, cerró la puerta de su cuarto.

Camino a su cama y allí se sentó, hace mucho que ya no estaba allí. Paso su mano bajo su almohada, tanteando hasta encontrar el mango de su cuchilla, la saco y uso la hoja de esta para ver su rostro: ya no tenía ojeras, y su cabello ahora estaba ordenado y limpió, tenía devuelta su correspondiente color de piel y podía sentir bajo su mano como el mango de la cuchilla comenzaba a calentarse.

Estaba saludable. Más o menos.

Coran le había dicho que no era mucho por lo que preocuparse, que estaba expulsando las raíces que se habían plantado alrededor de su corazón y pecho. Su pulso estaba mejorando y ya no tendría que usar ninguna mascarilla o medicina, y que los pétalos ya se irían, pero más lento. Gracias a que Lance le había correspondido a tiempo.

Las mejillas del azabache se calentaron y su ceño se fruncio, ladeó la boca en un puchero y bajo la cuchilla. De tan solo volver a recordar eso sentía su estomago estremecerse y su corazón golpear su pecho, sentía mucha vergüenza al recordar lo de esa noche. Una tos repentina hizo a Keith cubrirse la boca, cuando alejo su mano vio con desagrado un trozo de raíz con manchas cafés.

— Hey, ¿estas bien? —. Pregunto Pidge entrando a la habitación sin tocar. Keith balbuceo una respuesta afirmativa mientras pasa el contorno de su mano por su pantalón. La italiana se sentó a su lado sonriendole levemente. — Es bueno ver que mejoras, aunque es asqueroso.

— Coran dijo que no había otra forma y que era solo cuestión de tiempo —. Gruño Keith alzando una ceja.

Hmp. Volvió el emo solitario —. Se burlo Pidge encogiéndose de hombros. El otro solo fruncio los labios y solto un suspiro. — Así que.... ¿Lance y tu ya están saliendo?

Keith prácticamente se ahogo con su propia saliva al escuchar la pregunta. Giro si rostro sonrojado a otro lado alarmado y llevo una mano a su estómago, sintiendo que daba vueltas.

— N-no lo se, aun no hemos hablado. ¿Porque quieres saber? —. Tartamudeo Keith apretando las manos.

— Oh.. por nada en especial —. Tanteo Pidge mirándose las uñas con desinterés, alzando las cejas. Obviamente estaba interesada, y usaría cualquier recurso con tener la respuesta que quería. — Sólo que Lance parece mas tonto de lo habitual.

El rostro de Keith se giro para ver a Pidge con un brillo de inocente curiosidad en sus ojos. La castaña sonrió ladina, la puerta se abrió justo en el momento que la chica iba a hablar, de allí entro un moreno con la mirada perdida en el suelo con sus manos enterradas en los bolsillos de su chaqueta verde militar. Cuando alzo la mirada, se centro en Pidge, viéndola sorprendido y ella burlona.

— O bueno, ser para otra Keith —. Dijo la castaña levantándose de la cama. Cuando paso por Lance, golpeó su hombro recibiendo un quejido de este, más no pareció importarle. Se volteó al coreano con una sonrisa burlona. — Ya me contaras si tu NOVIO ya te invitó a salir.

Después de eso, el cuerpo de italiana salio volando, ignorando los balbuceos de Lance y los nervios de Keith en sus ojos. La puerta se cerró, dejando el tenso silencio atrapado en la habitación.

El moreno se giro al azabache, quien lo miro con una ceja alzada. Se quedaron así unos segundos, mirando los ojos del contrario, hasta que desviaron la mirada con un sonrojo adornando sus mejillas.

— Y, ¿te sientes mejor? —. Murmuro Lance rascándose la nuca, un acto de nerviosismo que siempre solía hacer. ¿Como cuando alguien, literalmente, vomitaba raíces?

Por ti lo que sea [Klance]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora