Cotillones

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Los ratones de Allura de encontraban jugando con un artículo electrónico importante para Coran cuando escucharon una tos terrible por el pasillo.

El ratón azul que era el que tenia más coraje corrió por el pasillo y doblo encontrando al azabache en el marco de la entrada a su cuarto con la mano en su boca.

Los demás lo siguieron al ratón a los conductos y entrar al cuarto del coreano. Obviamente para averiguar lo que le pasaba y contárselo a la alteana.
Solo era cosa de seguir la horrible tos hací llegando a la rejilla del cuarto. Al ver que no había nadie a la vista se lanzaron a la cama.

Cuando los roedores ya estaban a los pies de la cama la puerta se abrió mostrando a una pequeña castaña con un frasco verde en su mano izquierda y una botella de agua alteana en la derecha. Justo en ese momento el azabache salia del baño y se limpiaba un hilo de sangre llamando la atención de los ratones.

— ¿Te encuentras bien?, desde el hangar de los leones se pueden escuchar tus feos tosidos —. Dijo la castaña.

— ¿Soy muy ruidoso? —. Dijo sentándose en la cama seguido de la italiana.

— Demasiado —. Se acomodo los lentes — Tanto que temo por él que tu león salga disparado de ahí —. Bromeó haciendo reír al coreano — Y como prometí vine a darte los medicamentos —. Dijo dándole el frasco verde y la botella alteana.

— ¿Tú los hiciste? —. Preguntó en azabache sacando un píldora de color blanco y celeste.

— Sip, debo decirte que no fue fácil, tuve que pasar dos noches despierta para hacerla —. Dijo con voz cansada tallandose un ojo —. Te las tienes que tomar cada cena con agua

— Gracias Pidge —. Dijo el azabache dejando una en su boca y tragándosela con el agua.

— Fue muy difícil conseguir los ingredientes sin que sospecharan —. Dijo después que el coreano dejo la botella alteana en en piso.

Los ratones corrieron y se escondieron detrás de la bota del asiático para escuchar más su charla.

— ¿En serio, qué clase de cosas? —. Pregunto el coreano intrigado.

— Creeme que es mejor no decirte para que te los tomes —. Dijo la italiana dándole unas palmadas en el hombro a un coreano confuso — ¿Y algún avance con él?

La pregunta de la italiana activo más la curiosidad de los ratones, el ratón más pequeño se acerco al objeto alteano curioso de quien hablaban. El asiático suspiro encogiéndose de hombros.

— Yo creó que si...

— ¿Crees? —. Fruncio el ceño la italiana

— Bueno, hoy si la pasamos bien juntos, es solo que no me miraba a la cara mucho —. Hablo el coreano pensativo — Pero si, tengo un avance con él —. Sonrió.

— Eso es bueno —. Dijo la castaña — ¿Y ya hiciste lo del plan?

— No, aun no —. Dijo sombrío.

— ¿Qué?, ¿porqué aún no? —. Dijo la castaña mirándolo fijamente.

— A estado algo triste por estar lejos de la tierra y su familia, no quiero molestarlo —. Dijo jugando con el frasco verde.

— Keith —. Lo llamo para que la mirara — Es mejor que lo molestes a que siga poniéndose triste por su familia —. Dijo firme — Yo ya sabía que él se sentía alejado de su familia pero no se le podía hacer nada, solo tú lograste hacer que se sintiera mejor Keith —. Animo al coreano.

— Si pero todos deben estar a solas, inclus- —. Se callo al ver que de la botella de agua alteana salieron dos ratones rodando.

— Oh no... —. Susurro la castaña antes de saltar y atrapar a cada uno en sus manos dejando sorprendido al azabache — ¡Keith, atrapa a los otros dos!

Por ti lo que sea [Klance]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora