Capítulo 14 - Regalos en familia

4.6K 408 151
                                    

Me sentía en un estado absoluto de relajación, como si estuviera flotando en el aire.  Lo mejor de esa sensación era que Kentin estaba a mi lado sonriéndome con dulzura.  Esa dulzura que caracterizaba a Ken.  Su mano acariciaba mi mejilla deteniéndose en ella, empezaba a acercar sus labios a los míos.  Era el momento, Ken me iba a besar.   Pero no fue lo que paso, Ken decidió cambiar su rumbo para darme repetidos besos por las mejillas, la frente y todas partes de mi cara. 

- ¡Felicidades cariño! – grita mi madre emocionada y dándome besos.

- Noo… estaba en la mejor parte del sueño. – me quejo.

- Tu padre te ha hecho una crepe de nutella como tanto te gusta.  Vamos ven.

- Bueno, si es por eso te perdono.

Salimos de la cama cogidas del brazo, mi madre sonríe como una cría y pega botes a mi lado.  Al llegar a la cocina mi padre está preparando la mesa, lo que no es una mesa normal con tres platos de crepes y la leche del desayuno.  Además de eso hay paquetes de regalo.

- Feliz cumpleaños.  Ya eres mayor de edad, pero que no se te suba a la cabeza. – dice mi padre sonriéndome pero a la vez sé que me está advirtiendo.

- Gracias papa.

- Bueno va, abre los regalos. – grita mi madre.

- No hacía falta tanto.

- No seas modesta. – dice mi madre sonriendo divertida.

Me acerco emocionada a los regalos y agarro el que tengo más cerca.  Dentro hay una cadena de plata con el medallón de un corazón.   Sigo abriendo los regalos, hay accesorios y ropa en su mayoría.  Todo conjuntos muy bonitos y de mi estilo.  Yo les dije que no quería nada en especial así que esto ya es demasiado para mí.   Además de eso lo que me sorprende es abrir un regalo y encontrarme dentro un iPad.

- ¿Y esto? – exclamó sorprendida.

- Dentro de poco serás universitaria. – dice mi madre.

- Pensamos que te vendría bien tener algo más práctico para hacer tus deberes. – añade mi padre encogiéndose de hombros.

- No me lo esperaba. ¡Muchas gracias! – digo lanzándome sobre ellos e un abrazo.

Desayunamos juntos los ricos crepes, comentando cosas sin importancia y riéndonos sin parar.   No paso ni una hora cuando picaron al timbre.  Mi padre fue a abrir y segundos después entraron en la cocina Yuna y Kentin.

- Buenos días. – dice la sonriente Yuna.

- ¡Buenas! – Contestamos mi madre y yo a la vez.

- Felicidades querida. – dice Yuna. - Hemos venido a traer este pastel.

- Parece delicioso. – dice mi padre, que pierde la vista con el pastel de yema que llea Yuna en las manos.

- Lo podemos usar para el pica-pica de luego. – dice mi madre.

- Oh, no.  Para el pica-pica ya tengo otro preparado, este es para vosotros.

- No era necesario que te molestaras Yuna.  – dice mi madre preocupada.

- Claro que sí.  Me ha ayudado Kentin a prepararlos y ya sabes que no es ninguna molestia para mí hacerlo.

- Pues muchísimas gracias Yuna. – dice mi madre guardando el pastel que le ofrece Yuna.

- No puedo esperar para probarlo. – comento yo relamiéndome los labios.

- Pues tendrás que esperar a la comida señorita. – me gruñe mi madre. – Yuna quedaros a comer.  Así te puedo agradecer todo lo que haces por nosotros.

- Sera todo un placer.

- Akane guarda todo esto en tu cuarto. – me dice mi padre.

- Voy.

Agarro las cosas que puedo y me dirijo a mi cuarto, sin darme cuenta hasta que he dejado las cosas sobre el escritorio que Kentin me seguía con el resto de los regalos.

- Gracias. – le digo mostrando una sonrisa.

- No es nada.  Por cierto, felicidades. – dice con una sonrisa de medio lado que me derrite. – Veo que te han hecho buenos regalos.

- Si, no me esperaba tanta cosa la verdad. – le digo a tiempo que él se sienta en la cama desecha.

Kentin me observa bastante serio, más de lo usual.

- ¿Qué te pasa?  Estas muy raro.

- Es solo que…  Bueno te he comprado algo. – saca de su bolsillo una pequeña cajita dorada.

- Te dije que no quería…

Me quedo sin palabras tras abrir la cajita.  Dentro hay un anillo plateado recubierto por una fila de piedras brillantes.

- Es… es precioso.

- Es una baratija, y ya que no me decías que querías tuve que improvisar algo.

- Gracias Ken. – digo sonriendo como una tonta enamorada.

- Oh mierda, es verdad.  El regalo del nombre… - dice soplando de fastidio.

Dejo el anillo sobre la mesa y solamente me lanzo sobre él.  Pillándolo por sorpresa y sin darle tiempo para reaccionar.  Mis brazos están enroscados en su cuello y mis piernas entre las suyas. 

- ¿Qué…Que haces? – dice con los ojos abiertos como platos y el leve rubor se empieza a acumular en sus mejillas.

- Muchas gracias Ken. Ken. Ken. Ken. – digo riéndome como una loca. – DE verdad que te lo agradezco.

- Bueno… no es para tanto.

Inconscientemente, o tal vez no tanto le doy un beso en su roja mejilla, entonces su manos se depositan lentamente en mis caderas.  Ya no hay sonrisas.  Solo unas miradas capaces de cortar el aire.  De un movimiento rápido Kentin me coloca debajo de él con sus piernas apoyadas en el colchón a ambos lados y sus manos a la altura de mi cabeza.  Una sensación de deseo me rodea y puedo comprobar que él también por sus ojos.  Esos ojos esmeralda que me hacen perder el juicio y que cada vez se acercan más a mí.  Puedo sentir su respiración sobre la mía y la separación de nuestros labios es escasa.  

- ¡Chicos! – grita mi padre desde la cocina. - ¡Venir a ayudar!

Ken se levanta de la cama de un salto, completamente rojo, al igual que yo que me muero de vergüenza.  Solo un minuto más, con un solo minuto Ken me hubiera besado.  Dichoso padre cargado de recelo hacia los chicos. Me acababa de fastidiar mi momento tan soñado.

- Sera… Sera mejor que volvamos. – tartamudea Ken saliendo de la habitación.

- Pero Ken… - le digo al aire, pues Ken ya me ha dejado atrás.

Que oportuno papa, que oportuno.

La sombra de Ken [CdM FAnfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora