Capitulo III. Warmi

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Convivir con un asesino es difícil, lo sé bien, aun así he llegado a apreciarlo.

No es fácil conseguir en estos días algo similar a una familia. Él es lo más cercano a un padre para mí. Después de todo, fue él quien me dio una nueva vida. Me considero su hija desde entonces.

Me encontró moribunda en la última reserva de Lachay a punto de ser sacrificada y muy probablemente ultrajada por los ignorantes lugareños. En ese entonces solo tenía once años, que vendrían a ser unos cincuenta años humanos. No sabía exactamente cuál era mi naturaleza, pasaba del mundo espiritual al material sin control alguno a través de los pocos manantiales que quedan en el lugar. 

Al parecer perdí la conciencia de mi misma. Por eso  no recuerdo a mi madre, lo único que me llega a la memoria sobre ella es su voz, su voz diciéndome que me aleje de los "puquios". Los puquios son pequeños manantiales. Mi madre hablaba en una lengua antigua que ya no existe y su voz era muy dulce. Solo algo recuerdo claramente de mi infancia y eso es que yo no tengo padre. Soy una Warmi y nosotras jamas conocemos a nuestros padres humanos. 

Solo sé eso de mí, que soy una Warmi, aunque aún no encuentro mi canto. La verdad es que me he escuchado y soy pésima cantando.

En fin, de cualquier manera, él me encontró. Según sospecho, es muy probable que él fuera tras mi madre, aunque no lo recuerdo en absoluto. Tuvo que ser de esa forma, de lo contrario, no tendría sentido que me encontrara. Tal vez la asesino o tal vez nunca la encontró, aún no estoy segura. Él no me dice ni me dirá nada al respecto.

Es extraño, como no recuerdo haber tenido madre, no siento ninguna pena o remordimiento por vivir con su posible verdugo. Quizás sea simplemente porque soy una Warmi y no sentimos lo mismo que los humanos. Imagino que tú piensas lo mismo, siendo un Saq'ra con forma de gato, es lógico que no veas el mundo exactamente igual que un gato ¿Verdad?

《La joven muchacha tenía la apariencia de una chica de dieciséis o diecisiete años humanos. Miraba con sus grandes ojos verdes al horrible gato negro que tenía en frente, lo tenía subido en la mesa de trabajo, junto a las herramientas de mecánico y un motor a medio armar, a solo unos centímetros de su respingada nariz.》

《Aquel felino no era exactamente un gato doméstico. Tenía el pelaje negro brillante, pero del lomo sobresalían unas espinas que recorrían todo su cuerpo hasta el final de su cola. Sus ojos eran dorados como los de cualquier gato, pero en lugar de solo dos, él tenía tres en su cara gatuna. Maullaba y ronroneaba como cualquier minino, pero también podía hablar si así lo deseaba. Frases cortas, pero que ningún gato jamás pronunciaría》

- Miau, sangre de roedor, miauuu, grrrrrrr...- Respondió el Saq'ra.

Vez, somos distintos y pensamos distinto. No debes de sentirte mal porque no te guste la sangre de roedor minino. Si prefieres la sangre humana no podemos hacer nada al respecto. Si quieres puedes morderme el dedo, pero la sangre Warmi no es igual a la humana.

- Miauuuu, magia, agua, miauuuu.-

Cierto, mi sangre debe apestar a magia y a agua.

El ratón que tengo para ti entonces no te sirve. Pobrecillo, si lo hubiera sabido antes no lo hubiera matado. Bueno, no se puede llorar por la leche derramada.

《La muchacha se levantó de la silla de metal en la que acostumbraba sentarse el gruñón hombre con el que vivía. Aquel hombre siempre se sentaba ahí cada vez que le daba por intentar arreglar aquel viejo motor. Nunca tenía éxito, aunque muchas veces ni siquiera dormía por estar dale y dale en el motor desgastado. Ella no lo entendía bien, con lo fuerte que era podía ir y conseguirse un auto deportivo, pero se empecinaba en coleccionar chatarras.》

El Maldecido InmortalWhere stories live. Discover now