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Capítulo 20: Considerar.

[...]

La tarde por fin había llegado, el sol en su más alto punto y el calor sofocaba el lugar con desespero. La noche fue más tranquila de lo que esperaba que fuera, pero eso no quito el hecho que por la mañana de ese mismo día la mayor parte de los habitantes comenzaban a preguntarse sobre la ausencia de su reina, y el estado tan deprimente del lugar, como si todos supieran la verdad.

—Majestad— Arthur elevó la mirada, dejando de ver a su amada recostada en la camilla —El grupo de rescate quiere verlo.

Sabía que no querían verlo a él, sino a Andromeda —Esta bien, dejalos que pasen— Después de todo, gracias a ellos Andromeda seguía con vida y estaba a su lado.

Habían hablado con él, sobre lo que había sucedido, y el hecho de pensar que Andromeda había tenido un encuentro con Zeldris le revolvía todo su ser. Ella estaba viva, pero estaba sufriendo por lo que el maldito demonio le había hecho, quien sabría que el día anterior su amada estaría frente a la muerte, y de haberlo sabido él, le hubiera negado salir.

Pero a quien quería engañar, habían estado días enojados uno con el otro y aún así si hubiese tratado de detenerla, ella se habría ido sin mirarlo a los ojos. Y todo hubiera salido con él mismo resultado...
Pero no quería pensar en el hubiera, sino en lo que haría ahora.

Saliendo de la improvisada habitación, camino hasta Tadashi quien tenía en brazos a Cath, parecían estarse durmiendo sentados en aquella silla. Si bien ambos pudieron haberse ido a la fortaleza o salir de ella, quisieron acompañarlo y guardar su palabra:

"Nadie saldrá hasta que el peligro pase" Ordenó como tiempo atrás, cuando Tadashi había sido atacado de igual manera por Zeldris, ese demonio les estaba haciendo la vida de cuadritos y él ya no se lo permitiría.

—¿Cómo sigue ella?— Cuestionó el azabache incorporandose, observandolo con atención.

—Se está recuperando, la fiebre disminuyó y el dolor está comenzando a desaparecer— Dijo aquello tocandose el costado de su cuerpo, sintiendo un ligero ardor como una quemadura de primer grado.
Se había preguntado toda la noche: ¿Por qué no se curaba como solía hacerlo? Parecía que la magia de curación dentro de ella había desaparecido, y eso procedía a la siguiente interrogante: ¿Qué tan grave fue perder su poder? ¿Le afecto más allá de lo que creo ser capaz de comprender?

Deseaba que Merlín estuviera ahí y lo ayudara, pero estaba solo y debía salir adelante por su cuenta... Al menos hasta que Andromeda se recuperará.
Aprendió a manejar la espada más rápido de lo que esperaba; aprendió a ser sigiloso, a borrar su rastro, aprendió de un poco de todo, sin embargo, seguía sin aprender a estar sin ella. Ni siquiera los días en los que estuvieron distanciados le fueron de ayuda. Fue todo lo contrario, incremento  la situación, queriendo sentirla en todo su esplendor y arroparla entre sus brazos para decirle que todo estaría bien, porque cuidaría de ella...

Y ahí estaba de nuevo ese sentimiento que comenzaba a consumirlo lenta y dolorosamente.

—¿Qué le dirás al pueblo? Debes saber que se están preguntando por ambos— El pelinaranja se giro a verlo y después formó una mueca para comenzar a estirar sus músculos atrofiados por quedarse dormido en la silla.

—Aún lo estoy pensando, es seguro que saben que sucedió algo— Dijo mientras hacía una mueca y cerraba los ojos para inhalar profundamente —¿Qué debería decirles?

—Lo que siempre haces— Tadashi se giro para ver al dueño de la voz, y Arthur abrió los ojos observando a Jim —Dales esperanza, busca algo, un punto con el cual les puedas olvidar que las cosas están mal.

Nanashi estaba a su lado, tan sereno como siempre —¿Cómo qué?— Cuestionó, mostrando un gesto desanimado.

—Arthur, siempre encuentras lo bueno en todo, solo debes de mencionarlo y ellos se sentirán más tranquilos— El joven rey no estaba del todo en sus estribos, la negatividad lo rodeaba y los pensamientos se sumergían en aquella neblina densa.

—Sigue el plan en marcha— Trató de animar el espadachín —La esperanza sigue en pie, tu puedes darles la noticia.

—Todo esto incio por eso, creo que lo mejor sería dejarlo— Los tres permanecieron callados.

—Arthur, tu más que nadie sabe el poder que tienes al poseer a Excalibur— Nanashi se atrevió a decir —Nos hemos estado preparando todo este tiempo para ello, el plan está al punto culmine y... ¿Lo quieres lanzar todo por la borda?

—Lo estoy dejando por ella, por nosotros, por ellos— Hablo, sintiéndose impotente por la vacilación dentro de él. No quería dejarlo, pero sabía que podría ser lo correcto.

—¿Por ellos? Ellos necesitan que el reino sea liberado y los diez mandamientos derrotados. No necesitamos más protección, necesitamos libertad— Todos posaron su mirada en Tadashi, que a pesar de que sus palabras podrían sonar desesperadas o llenas de ingenuidad, era todo lo contrario. No lo decía con el afán de proporcionar más tensión, sino seriedad a la situación.

—¿Y qué nos llevó a eso?— Cuestionó, girando levemente la mirada para ver de reojo a la dirección de Andromeda —Tal vez no estemos preparados para contra atacar.

—¿Entonces quieres posponerlo?— Cuestionó Nanashi, un poco molesto ante la idea de atrasar más tiempo el plan.

—Quiero cancelarlo.

Todo volvió a quedar en silencio.
Lo tenían todo, estaba plasmado cada detalle y cada idea que se tomaría en cuenta; cada punto, cada minuto o incluso cada centímetro que moverian, lo tenían... No fue fácil llegar hasta eso; no fue fácil tomar las decisiones correctas, y tuvieron que pasar por tanto, perder tanto... Y él lo estaba dejando todo.

—Con todo respeto su majestad, pero creo que no es una buena decisión— Hablo Jim, cortando aquella ligera línea de tensión que volvió a reaparecer.

—Lo estoy considerando...— Tadashi se puso de pie, y se cruzo de brazos.

—No deberías rendirte Arthur— Todo, y todos los presentes se sintieron de pronto de una manera extraña, aturdidos, desorientados y desbordando tensión. Estaban cansados, desorientados, estresados y no estaban pensando con claridad... Todo eso invadió el lugar, que poco a poco comenzó a sumergirlos.

—No lo estoy haciendo— Trató de defenderse, contradecir y asegurar. Pero ni siquiera él estaba seguro que lo que estaba diciendo o decidiendo.

—Lo estás considerando.

—Okay, basta— Jim los detuvo cuando el rostro de Arthur se endureció y Tadashi mostró más seriedad.

—Okay, basta— Jim los detuvo cuando el rostro de Arthur se endureció y Tadashi mostró más seriedad

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Renunciaría a todo por ti.

𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘻𝘢 "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Where stories live. Discover now