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Emilio estaba sentado en la silla frente al pequeño escritorio de Joaquín, éste último se encontraba en su regazo y ambos miraban la pantalla de la computadora.

Un vídeo se reproducía en YouTube, el ceño de ambos estaban fruncidos y miraban con concentración lo que el chico en la pantalla hacía en su párpado.

–-Amor –-habló Joaquín sin dejar de mirar en frente —eso no me va a quedar.

Emilio lo miró confundido —Bebé, ¿cómo que no? A huevo te queda.

El menor volteó hacia atrás para mirarlo bien y levantó sus cejas.

—Emi, se hizo florecitas —comenzó —yo tengo un pulso horrible, no me va a salir eso.

—Oooh, que sí te salen, Joaquín.

Joaquín rodó los ojos y se volteó de nuevo, mirando cómo el chico sellaba el maquillaje en su rostro, el vídeo acababa de terminar.

Y volvía a repetir, no le iba a salir.

Suspiró y llevó una de sus manos al mouse, atrasando el vídeo algunos minutos.

—Amor, es que ve lo que hace, no me v-

—Que sí te salen, bebé, sólo es intentarlo, —dijo Emilio, sosteniendo aún más a su novio contra él —y si crees que no te está saliendo o no te gusta te lo quitas y vuelves a intentarlo, mi amor, aquí está el desmaquillante, ¿ves? —tomó el producto y lo agitó levemente, mostrándoselo a Joaquín —tranqui, Joaco, aquí voy a estar, si quieres te puedo ayudar, o al menos hago el intento, ¿sí?

Joaquín volteó a mirarlo y, sin bajarse de su regazo, maniobró hasta quedar del lado contrario, sus rodillas a cada lado de las caderas del rizado. Se acomodó mejor y Emilio lo acercó más a él, mirándolo con ternura.

—Voy a tratar, ¿bien?

El mayor sonrió en grande y asintió una y otra vez con la cabeza —¡Ese es mi bonito!

Así que sin esperar más, Emilio se levantó de la silla sin soltar a Joaquín y caminó hacia donde estaba el maquillaje, se acercó para que su novio tomara la pequeña bolsa donde estaba y regresaron al lugar de antes.

—Okay, precioso —comenzó a decir Emilio y le ayudó a Joaquín a sostener la bolsa, —primero es el primer, ¿no?

El menor asintió en silencio, sacó el producto y lo abrió, poniéndose un poco en la yema de sus dedos y llevándoselo después a su rostro y párpados, esparciéndolo suavemente.

—Después se supone que tenemos que dejarlo secar por cinco minutos y luego ya seguir con el maquillaje —habló Joaquín, suspirando.

—Amor, no pongas esa carita, ¿qué pasa? —preguntó el rizado mirando a su novio, que tenía la mirada baja —hey, bebé, mírame.

Joaquín obedeció y lo miró.

—Perdón —dijo —es que a él le salió muy bonito y estoy seguro de que me va a salir muy feo, y-

—Hey, hey —interrumpió Emilio frunciendo el ceño y mirándolo atento —bebé, por favor tranquilo, amor. Te voy a decir una cosa, ¿va? Obviamente no te va a quedar así como a él, ¿sabes por qué? porque es la primera vez que te vas a maquillar, él probablemente lleva mucho tiempo, y de eso se trata, Joaco, de que poco a poco y con la práctica vayas aprendiendo, ¿mmh? paso a paso, pero no te me desesperes, amor, vas a ver que luego vas a maquillarte mejor que todos, vas a ver.

Tenía razón.

—Dios —resopló Joaquín y se acercó a juntar su frente con la de su novio, cerrando sus ojos —a veces creo que soy un poco inseguro, y es que- bueno, normalmente no soy así y lo sabes, pero yo sólo quiero que me salga bonito, y sabes que suelo frustrarme muy rápido, pero- sólo... sí, tienes razón, voy a intentarlo, ¿va?

Emilio sonrió con ternura y asintió —Por supuesto que vas a intentarlo, y ya, porque ya pasaron los cinco minutos —rió levemente y se separó.

Joaquín sonrió feliz y procedió a sacar de la bolsa un espejo y el corrector, lo abrió y sacó el aplicador, llevándoselo a sus párpados. Dejó el producto de nuevo en la bolsa y sacó la pequeña esponja morada que se había comprado el día anterior, usándola para difuminar, dejando sus párpados listos para las sombras.

Emilio sólo miraba sus movimientos con ternura, con cariño. Miraba cómo sus pequeñas manos sostenían con delicadeza cada producto que tomaba, cómo sus ojitos estaban atentos a lo que hacía.

Estaba tan enamorado.

Estaban tan enamorados.

Emilio sólo quería que Joaquín hiciera lo que quisiera, que su novio fuera él mismo siempre. Y estaba haciendo eso, estaba maquillándose, como lo quería, y él siempre iba a apoyarlo.

—Okay, ¿crees que deba ponerme esta de aquí o esta? —preguntó el menor frunciendo su ceño, mirando y señalando las sombras en la paleta que ya sostenía en sus manos —¿Cuál crees que se parece más? Esta, ¿no? —volvió a preguntar —Y después me pongo esta para los brillitos y esta la uso como iluminador porque el que tengo me queda muy raro, como que no sé. ¿Tú qué opinas, amor? —Subió su mirada esperado una respuesta de su novio, sin obtenerla, ya que el rizado sólo estaba mirando su rostro y con una leve sonrisa en su boca.

Joaquín se sonrojó y resopló.

—Emi, te estoy hablando, amor, dime.

Emilio parpadeó rápidamente y suspiró.

—Perdón, tu belleza me distrae —dijo sonriendo sin dejar de mirarlo —haz lo que creas que está bien, amor, usa las sombras que quieras y con las que sientas cómodo, ¿sí? Igual... con lo que sea te vas a ver precioso.

Y sí.

—Okay, entonces me pondré las que te dije, creo que no saldrá mal, o eso espero.

Y comenzó.

Llevaba la pequeña brocha a la sombra, tomando un poco de ésta y luego llevándola a su párpado, aplicándola suavemente, con delicadeza, tratando de difuminarla bien.

Hizo lo mismo con otras dos más, agarró una brocha más esponjosa y tomó un poco de rubor, llevándola a sus mejillas y cubriéndolas de pigmento rosado, sin exagerar, por supuesto. Luego aplicó un poco de la sombra plateada en sus lagrimales, la punta de su naricita y en sus pómulos, iluminando aquellas partes.

Emilio estaba aún más enamorado. ¿Podía? Sí, sí podía, y estaba haciéndolo, estaba amándolo cada vez más.

—Te ves hermoso, te juro que no puedo con tanto, amor, te ves precioso.

Y sin esperar respuesta de su novio, se acercó rápidamente y tomó sus labios con los suyos, comenzando una danza con ellos, besándolos y lamiéndolos con amor, como tanto les gustaba, como tanto disfrutaban.

Los labios de Joaquín sabían a frambuesa, efecto del bálsamo labial que se había puesto antes.

Emilio ya había todos los sabores que su niño tenía en bálsamos, y era delicioso besar aquellos labios que tanto le encantaban.

Y no se cansarían, nunca.







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oIGAN AQUÍ NO VA A PASAR NADA MALO, NADA DE DRAMA. SI TERMINO LOS CAPÍTULOS CON "NADIE PODRÍA SEPARARLOS NUNCA" ES PORQUE NADIE LOS VA A SEPARAR NUNCA, NO PORQUE ALGUIEN VA A LLEGAR A SEPARARLOS, OKAY? AQUÍ HABRÁ PURAS COSAS BONITAS, COLOR ARCOÍRIS, NADA DE TERCERAS PERSONAS NI NADA PARECIDO, BIEN? no piensen algo q no ok

quería también agradecerles mucho por lxs que recomiendan mis historias, de verdad lo aprecio muchísimo y se los agradezco un montón❤️

también leí todo lo que dijeron del porqué les gustaba tanto esta fic y no me vieron pero estaba sonriendo mucho porque de verdad me hacen sentir muy feliz, me hacen sentir segura de mí misma y eso se los voy a agradecer toda la vida, okay? gracias por leer, por votar, por comentar, sus comentarios me animan un montón, gracias

lxs quiero mucho, cuídense por favor 

makeup [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora