34

3K 361 397
                                    

[ la imagen de multimedia es sólo para que se den una idea, okay? ahorita sabrán les tqm ]








Ambos estaban de pie, uno a lado del otro, se miraban al espejo que se encontraba frente a ellos y había un par de pequeños botes rosa pastel en el lavabo.

Tanto parte de sus mejillas como por encima de sus labios y barbilla había un poco de crema de afeitar, sus manos sostenían un rastrillo y luego ambos se miraron fijamente.

–-Yo no sé porqué hago esto si sólo tengo tres pelos.

Joaquín rió y dejó un pequeño beso en la punta de su nariz, llenándolo un poco más de crema.

–-No tienes tres pelos, amor.

Emilio levantó sus cejas y lo señaló —Sólo mírate Joaco y mírame a mí, nada que ver.

El menor volvió a reír y negó levemente con la cabeza, su novio tenía razón, pero no diría nada más.

Ambos llevaron los rastrillos a su rostro y comenzaron a pasar la cuchilla con mucho cuidado sobre su piel, llevándose con ella, en caso de Joaquín, muchos vellitos, y en caso de Emilio, casi pura crema de afeitar.

La situación les parecía un poco graciosa, ambos haciendo las cosas al mismo tiempo y mirándose fijamente para luego soltar pequeñas carcajadas.

Cuando el rastrillo de ambos fue sumergido por última vez en los botes de agua, abrieron la llave y se echaron un poco en su rostro, limpiando restos de crema y asegurándose de que su piel estuviera suavecita.

—Quedé igual. Define fracaso, amor.

Emilio volteó hacia su novio y lo miró, éste estaba secando su piel con una pequeña toalla blanca, dando toquecitos suaves para no lastimarse, la retiró y la puso en un ganchito, todo bajo la mirada del rizado, quien ya sonreía con ternura.

Sus ojos brillando con tanto amor, aquel que Joaquín le hacía sentir con el simple hecho de existir.

—No me veas así, Emilio —habló el menor cuando notó la profunda mirada de su novio.

—Sólo estoy admirando el arte que está frente a mis ojos, bebé.

Y Joaquín quiso evitarlo, pero no pudo controlar sus mejillas que tomaron un color rojizo al instante, bajó su mirada nervioso y rió levemente.

—Emilio... —se quejó y poco a poco comenzó a acercarse al cuerpo del mayor, su rostro quedaba a la altura de su cuello, así que decidió esconderse justo ahí, la punta de su naricita rozando la piel de Emilio e inhalando su suave aroma, cerrando los ojos para luego sentir los brazos de su novio rodeando su delgada cintura, sosteniéndolo hacia su cuerpo. —Tu mirada m-me intimida un poquito.

—¿Intimidar? —preguntó el rizado y frunció el ceño —no te quiero intimidar, te juro que sólo estoy mirando lo bonito que eres, perdónam-

—No, no, no —negó al instante Joaquín, alejándose un poco —no me molesta, no estoy reclamándote nada, me gusta que me mires, aunque me pongas nervioso yo- realmente me gusta que me mires.

Y era verdad.

Joaquín podía sostener cualquier mirada, pero cuando se trataba de su novio le era completamente difícil. Y Emilio no se daba cuenta, no se daba cuenta de lo que una simple mirada podía ocasionar en su pequeño, una mirada llena de amor, en donde lo único que hacía era admirar y apreciar cada detalle de Joaquín, desde sus pequeños pies hasta los ricitos que se formaban en su cabello.

Era sólo admiración. Emilio no buscaba intimidar, su propósito no era mantener una mirada profunda ni mucho menos, él no quería eso, ese no era el punto cuando miraba a Joaquín. Pero él no podía controlarla, él sólo se perdía en el rostro tan angelical de su novio, se perdía en sus ojitos brillosos, en su pequeña nariz y en aquellos labios rojizos que tanto amaba y deseaba besar.

makeup [Emiliaco]Where stories live. Discover now