Capítulo 2 | Copia.

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¿Porqué el proceso de ser creativo lleva tanto tiempo? Es tan fácil dejarte llevar por tus pensamientos y hacer arte, pero es tan difícil hacer algo para complacer a los demás. Se supone que debería ser fácil, ¿no? ¿Debería ser así de difícil?

Cada vez que intenta hacer algo para los demás pareciera que repite lo mismo pero solo cambiando una mínima cosa. Trabajar bajo presión no es lo suyo, pero escogió una carrera que se trata de presión creativa. Que inteligente, ni él mismo se conoce bien.

Tanta presión siente en su trabajo que ni sus días de descanso puede dejar de pensar en ideas que sean de verdad originales. Se supone que debería estar disfrutando este fin de semana saliendo a conocer nuevas personas, pero prefiere sentarse en su escritorio frente a su ordenador a terminar uno de sus proyectos pequeños, solo está dando detalles y escuchando Slipknot.

Escucha el tono de llamada de su celular, pausa la música que suena en su ordenador y contesta.

—Hola— habla.

—¡Silas!— escucha la voz de Avan a través de la bocina de su celular y activa el altavoz—, ¿qué haces?

—Pensando ideas para mi trabajo, mientras escucho algo de música.

—¿Tu rutina no cambia?— pregunta riendo.

—¿Porqué debería de hacerlo? Además, ya me conoces bastante, creo.

—Cierto— habla Avan mientras se escucha la puerta de un coche—, pero te llamé para invitarte a ir a comer cerca de la costa, ¿te parece?

No le vendría mal un descanso a su mente. Escuchar las olas, ver el mar, sentir la brisa. Sería algo que le ayudaría bastante a concentrarse en lo que hace, ¿por qué no? Digo, lo único que le molestaría sería toda la gente que hay alrededor, pero irá con su amigo y no pasará nada. Además, confía en que su amigo lo llevará a un lugar más privado que el resto.

—Claro que sí— le responde después de unos segundos—, me serviría bastante.

—¡Perfecto! Paso por ti en unos minutos— y cuelga.

Deja su celular en el escritorio. Voltea la mirada hacia la ventana, mira el árbol que hay fuera de su casa, escucha a niños jugando cerca, mira las nubes que cubren el cielo y suspira. ¿Porqué nada parece ser algo nuevo? Le frustra la idea de que todos los días de su vida serán lo mismo. No quiere vivir en un ciclo sin fin hasta morir.

La idea de no poder cambiar nada no es solo impotencia, también es la poca confianza que tenemos en nosotros mismos y nuestras habilidades. Él sabe que es más capaz de lo que piensa, pero no puede luchar contra su propio cerebro todos los días mientras intenta arreglar algo.

Su cuerpo dice "hazlo", pero su cerebro le hace crear otras ideas que parecen tan brillantes y le distraen de lo que en realidad está pasando. Pero, a la vez, su mente lo salva de ese bucle al que le teme, ese bucle de repetidas acciones. Su mente es su enemigo y su mejor refugio.

Mientras piensa ese tipo de cosas, se escucha el timbre de su casa. Se libera de ese hilo de ideas y se levanta para abrir la puerta principal. Mira a su amigo y lo saludo con un abrazo y una sonrisa.

—¡Pero cuánto me alegra verte!— habla su amigo.

—Avan, solo ha pasado una semana desde que nos vimos.

—Eso no quita que me alegre verte. Aún si te viera diario, me alegraría todos los días.

Es un poco exagerado, para su gusto. Pero la energía tan positiva que transmite este chico es increíble, de verdad. Ver su cara la primera vez fue darse cuenta de que era amargado la mayor parte del tiempo, o quizá Avan solo es muy feliz.

Porque no es que tenga la mejor vida de todas, vive como la mayoría de las personas, pero la manera en que toma todo lo que le pasa es... digno de admirar. A la vez, eso se entiende, sus padres adoptivos son muy buenas personas y demasiado amables. Es comprensible que él haya adquirido las mismas vibras.

Entran juntos hasta la habitación de Silas. Avan toma asiento mientras su amigo solo se hace un cambio de zapatos.

—¿Estás listo, chico?— pregunta Avan.

—Un momento, solo déjame arreglar mi cabello— le responde mientras camina hacia el baño, a lo que el chico albino le responde asintiendo con la cabeza.

Toma un poco de agua del lavabo con sus manos, se frota la cara con ella, se seca con una toalla. Toma un cepillo, lo pasa por su cabello y luego aplica un poco de gel para darle la apariencia que busca con sus dedos.

La sensación de sus dedos en su cabeza es relajante, hace que su piel se sienta bien. Es la misma sensación que cuando su madre le acariciaba la cabeza de pequeño, cuando tenía miedo por las noches. Esa mujer se merece muchas cosas buenas.

Sale del baño y le indica a su amigo que está listo para irse. Al llegar al restaurante, no se divisa a tantas personas. Genial, más espacio. Escogen una mesa que está en un balcón y el mesero les toma la orden de inmediato. Claro, no hay tantas personas.

Su amigo comienza a platicarle lo que le pasó toda la semana; el miedo que sintió cuando le picaron tres abejas en la pierna, que se sintió aliviado por no ser alérgico, que sintió náuseas cuando comió demasiado, lo que pasa con sus amigos del trabajo, lo que su padre y su otro padre le aconsejan sobre la idea de comprar un departamento para rentarlo, etcétera. Le platica varias cosas.

Es tan fácil escucharlo a él, pero escuchar a otras personas es demasiado... ¿irritante? O quizá solo es la confianza que ya se tienen. Al hablar con otras personas prefiere divagar por su mente, pero al hablar con él está en ese preciso momento. Se siente bien tener a alguien así, agradece el día en que fue a esa misma graduación que ni siquiera era de ellos, pero ahí estaba su hermana menor y tenía que acompañarla, que bueno que tomó la decisión de ir.

Cuando terminan de hablar sobre todo lo que les pasó, Silas saca la libreta que traía en su mochila y comienza a dibujar lo que piensa en ese momento, mientras Avan toma otro tema de conversación:

—Oye, hablando de la cabaña que vimos.

—Ajá.

—¿Quieres que vayamos el siguiente fin de semana?— come algo de su comida—. Podríamos llevar a tu hermana y yo invitaré a una amiga de mi trabajo para que no se sienta tan encerrada entre chicos.

—Sabes que a ella no le molesta estar conviviendo con nosotros dos, sabe que eres buena persona— habla Silas mientras continúa dibujando.

—Sí, lo sé, pero también quiero que se conozcan. Conocí a mi amiga hace unos meses y me parece que le podría caer bien a tu hermana, siento sus mismas vibras. Hasta podríamos comenzar a invitarla a las noches de película.

—Si tú crees que es buena idea, no me opondré.

—Bien, ¿y qué dibujas?

—Lo que siento ahora.

—Me gusta que interpretes tus emociones especiales en esa libreta, es muy bueno.

Cuando terminan la comida, salen del restaurante para caminar hacia el coche de su amigo. Al subir, Avan le propone hacer una noche de películas con su hermana, a lo cual le responde con un gran sí.

Pero, al revisar su libreta, se da cuenta que el dibujo que acaba de hacer es parecido a uno que había hecho el año pasado, solo que dibujó en un ángulo diferente y cambió un solo color. No puede ser, ¿con tan pocas ideas se está quedando?

Si hubiera sabido que sus ideas se acabarían y seguiría repitiendo lo mismo, hubiera elegido otra manera de expresarse. ¿O acaso ese bucle al que le teme está comenzando? No, por favor.

Cierra la libreta, mira por la ventana y comienza a dejar que su mente vuele para no tener que pensar en eso. Bla, bla bla, montón de disparates que vuelve a preguntarse, hasta que Avan detiene el auto y le avisa que han llegado a casa de su hermana.

—Anda, ve por ella y vamos por palomitas.

Él asiente y baja del auto para ir a llamarle a su hermana menor para comenzar la noche de películas. Pero... ¿es en serio que dibujó lo mismo que hace un año? Quizá deba arrancar esa hoja.

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H E S H E   V U  ©  marzo 2022.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2022 ⏰

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