10 - La noche en que las estrellas dudaron de su realidad. -Showa-

1.7K 78 16
                                    

Las manos me temblaban y no dejaba de sudar. Mi garganta se sentía cada vez más seca, y me aterraba el pensar que mi respiración estuviera lo suficientemente alterada como para que Nowaki la escuchara.

-¿Cómo llegaste aquí? – Preguntó Nowaki con seriedad, cruzando los brazos sobre su pecho imponente y fuerte.

-Yo… vine con Honda.

-Tsk.

Ese “Tsk” hizo que yo diera un saltito, como si alguien hubiera amenazado con golpearme.

La musiquita periódica y aburrida del elevador me estaba tocando los nervios; y en ese momento juré que me quejaría con los jefes sobre esa estúpida tonada sin sentido que parecía sacada de un comercial de cereal para niños.

-¿Nowaki?

-¿Qué? – Preguntó mostrando los dientes como un perro rabioso.

-No, no es nada.

Apreté los puños hasta enterrarme las uñas, y el coraje volvía a apoderarse de mí, ¿Qué demonios era esa actitud? El que me invitó a salir fue él, ¿no?

-¿Tienes hambre? – Me preguntó cuando las puertas se abrían con un chirrido.

En cuando puse un pie afuera, casi me echo a llorar de la emoción por dejar aquella musiquita que me había causado hasta dolor de cabeza.

-No, no tengo hambre. – Contesté, frotándome el puente de la nariz.

-Bien.

Caminamos en silencio hasta el estacionamiento de la agencia, y no fue nada difícil encontrar su auto (el más llamativo y caro de todos) y nos acercamos a él con pasos lentos cuyo eco se escuchaba en el sombrío lugar.

Nowaki abrió el porta equipajes y sacó una maletita negra.

-¿Qué es eso?

-Siempre cargo con una maletita de ropa casual.

-¿Ropa?

-¿No pensaras que voy a salir con lo que traigo? Llamaría mucho la atención.

-Claro, y como eso siempre te ha molestado en sobremanera, “Vaki”. – Me crucé de brazos y mire a mi alrededor con aire cansado. - Creo que hay un baño en…

No, Nowaki no necesitaba un baño. Cuando me giré, él ya se estaba quitando la camisa con toda naturalidad.

-¿Qué….qué…? – Mis ojos se deslizaron sin control por su torso bien formado.

-No hay tiempo para un baño.

Yo estaba tan rojo que casi podía jurar que estaba sacando humo por las mejillas; y cuando se quitó los pantalones y mi mirada fue, sin remedio, a parar… bueno, casi me desinflo como un globo.

-Si vas a mirar, no lo hagas tan intensamente, ¿Quieres? Me estás perforando.

El pecho me dolía, y yo solo quería hacerme bolita y lloriquear en un rincón.

Que tortura tan más grande.

Me giré sin decir palabra, tronándome los dedos y esperando a que él terminara de vestirse.

-Ya. – Me dijo, guardando de nuevo la maletita, que contenía ahora la ropa cara y perfumada.

Me pregunté por un momento si alguien de seguridad habría visto semejante espectáculo por una de las cámaras. Seguro que hasta el más hetero del mundo siente algo, lo que sea, por más mínimo, al ver tal show de magia.

Don't fall for me                           (BoyxBoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora