9- El juego favorito del demonio que nadaba en miedos. -Honda-

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 La actriz salió de las oficinas dejando como único recuerdo de su presencia el eco de sus gigantescos tacones.

-Bye, bye. – Me había despedido con tono de mofa cuando pasó, sin destapar su boca, al lado mío. – A la otra, límpiate bien el trasero, para que no huela.

Ella, rechazando el instinto natural que la impulsaba a mirar a cualquiera que osara en ofenderla con veneno mortífero, ni siquiera se giró a verme, ya que estaba muy ocupada viendo como su dignidad goteaba en el piso.

-¿No crees que fue un poco cruel de tu parte? – Me preguntó Johan con mirada compasiva, ya que ella se hubo marchado.

“¡Ya regresa a la iglesia compasiva y rosa de la que saliste!” Me dieron ganas de gritarte.

-Se lo merece. – Contesté con frialdad, cruzando los brazos sobre mi pecho.

-¿Eso hace que esté bien? – Preguntó de nuevo, ya sin la compasión. Su voz no indicaba acusación o reproche, sonaba como auténtica curiosidad.

-Si. – Contesté sin titubear. – A las personas de mierda, hay que tratarlas con mierda.

Él me dedico una sonrisa insegura.

-El mundo es cruel, Takajashi. Estoy de acuerdo. Y sonara mal, pero, creo que tienes razón.

-Ya lo creo.

Yo negué con la cabeza, suspirando mientras redirigía mi atención a Showa, quien se encontraba de pie en silencio frente a Nowaki, que… para sorpresa de todos, lucía más relajado y tranquilo, casi sumiso. 

Yo sonreí con cariño, burlándome internamente de lo estúpido y torpe que era aquel baile romántico entre aquellos dos.

Showa y Nowaki, desde que se vieron el uno al otro por primera vez, conectaron con tal intensidad que la pista entera hizo corto circuito. Pero ambos eran lentos e indecisos, por lo que, en cuanto alguno de los dos se animaba y comenzaba a mover los pies, el otro le seguía y se pisoteaban, nunca bailaban al mismo ritmo. Al menos, a diferencia de mí con todas mis anteriores parejas, bailaban la misma canción, solo que ninguno de los dos lo sabía del todo.

Showa es mi mejor amigo, si, es como mi brazo derecho; la voz en mi cabecita que es sumamente irritante pero sumamente reconfortante. Y sé que soy lo mismo para él. Pero, a pesar de todo eso, me tomo la libertad de decir que es un reverendo idiota de marca.

El placer que sentía cada que Nowaki me miraba con celos llameando en su profunda mirada, no se comparaba en nada a lo largo de nuestro infinito universo.

¿Cómo es que Showa aún duda?

Bueno, no lo culpo del todo. Después de todo, Nowaki tiene una actitud de… bueno, mierda. Así que si, le festejé con creces cuando lo hizo irse de su departamento el otro día con la cola entre las patas. Y, cuando me lo contó, los dos reímos hasta que casi nos meamos encima. ¿Para qué es la vida sino para darnos algunos pequeños placeres como burlarse del prójimo?

Showa se giró hacia nosotros, algo sonrojado y refunfuñando algo por lo bajo.

-¿Qué pasa? – Le pregunté, ladeando la cabeza y abriendo más mi sonrisa. - ¿Cómo lograste calmar a la bestia?

Sus ojos se paseaban inquietos por toda la oficina, como si fuera la primera vez que se fijaba en donde estaba.

-Me iré con él, tengo que hacer de nana. – Fue todo lo que dijo, con voz irritada.

-Oh, lo siento mucho.

Sus ojos se posaron finalmente en los míos, y en ellos encontré la contradicción total a la imagen que quería dar.

Don't fall for me                           (BoyxBoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora