CAPITULO 32 "La cita"

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Ella dejó de caminar y entonces me giré a verla. A leguas se notaba que estaba realmente nerviosa por todo este motivo.

—¿Qué pasa mi amor? —le pregunté.

—Creo... creo que no es buena idea, Kara. Mejor llamo a Lillian y le digo que no venga. O quizás llame a papá y le diga a él que no venga —tomó su celular.

—Oye, oye —la detuve y le quité el pequeño aparatito —Todo va a estar bien. Ellos dos son personas grandes, van a comportarse.

Ella asintió y besé su frente. Volvimos a caminar y entramos al lujoso hotel para dirigirnos a la parte cómoda del restaurante. Un hombre calvo y de baja estatura se acercó a nosotras.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlas? —nos preguntó.

—Buenas tardes —lo saludó Lena —Tenemos una reservación a nombre de Lena Luthor.

El hombre miró la agenda que tenía en su mano y asintió.

—Sí señorita, la mesa ya está lista. Por aquí.

Comenzó a caminar y lo seguimos. Nos dio el paso para sentarnos en una adornada mesa con cuatro platos. Le corrí la silla a mi novia y ella se sentó. El mozo se alejó inclinando levemente la cabeza. Vi como Lena miraba a su alrededor...

—Amor, tranquila —Me miró a los ojos.

—Cuando mis padres lleguen se va a desatar la tercera guerra mundial —aseguró.

—Quien sabe —acaricié su mejilla —Quizás sea hora de la paz mundial.

—¡No saben lo contenta que me puse cuando supe que íbamos a almorzar las tres juntas! —escuchamos su aguda voz. Ambas nos giramos a verla. Me puse de pie y Lillian se acercó a abrazarme —Eres una desconsiderada. No fuiste a visitarme como lo prometiste.

—Lo siento —me disculpé y me alejé de ella —Pero las cosas no estaban bien en esos tiempos.

Ella miró a Lena y luego volvió a mirarme.

—¿Acaso ella te prohibió que me vieras? —me preguntó.

—No, no —negué divertida.

Lena se puso de pie.

—¿Puedes hacerme el favor de saludar a tu hija como corresponde? — Lillian sonrió y se acercó a ella para abrazarla y besar su rostro.

—Eres tan celosa —aseguró alejándose de ella.

—No son celos —gruñó Lena —Sólo me molesta que siempre estés a favor de los demás. De cualquier extraño, menos de mí.

—Eso no es verdad —contradijo Lillian mientras se sacaba el abrigo y todas tomábamos asiento. Lilliam miró bien la mesa y frunció el ceño —¿Por qué hay cuatro platos? Somos sólo tres personas.

—Mmm, lo que pasa es que...

—Se confundieron —interrumpí a Lena, que soltó un leve suspiro.

—Voy a pedir que lo quiten —dijo Lillian, se puso de pie.

—¡No! —gruñó Lena elevando un poco más la voz. Lillian la miró extrañada —No, no digas nada. La mesa se ve bien así... con cuatro platos.

Lillian volvió a sentarse y pícaramente miró nuestra cercanía.

—¿Hay algo que deban decirme? —nos preguntó. Miré a mi novia y sonreí.

—Lillian, luego de hacerme sufrir como una idiota y casi enloquecerme por completo, tu hija ha aceptado que me ama —le conté. Su boca se abrió del asombro y miró a Lena con los ojos bien abiertos.

PELIGROSA OBSESIÓN [adaptación Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora