CAPITULO 31 "Enferma obsesión"

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Me desperté al sentir una lluvia de besos sobre mi rostro. Iban desde mi frente hasta mis labios. Y caían con especial énfasis allí.

—Mmm... que rico sabe esto que me estás dando —ronronee con voz ronca.

—Es amor, amor —sonrió ella —Arriba dormilona.

—¿Qué hora es? —pregunté mientras estiraba mis brazos para agarrar a Lena. Ya que aún no había abierto mis ojos. Ella tomó una de mis manos con la suya, y la acarició.

—Las 11 de la mañana —respondió y besó mi palma.

—¿Por qué me estas despertando a esta hora? —reproché.

Ella volvió a besar mi rostro hasta mi boca. Abrí los ojos y la miré. Es la imagen más hermosa que vi en mi vida. Lentamente me incorporé para sentarme. Me apoyé contra el respaldo de la cama y la miré de arriba a abajo.

—¿Qué? —se interesó ella.

—¿Tienes puesta una camisa mía? —pregunté.

Ella sonrió coqueta y se puso de pie. Sólo llevaba puesta una de mis camisas abrochada hasta la mitad de su pecho. Totalmente provocadora y descarada.

—Sí, es tuya —confirmó —Me desperté hace una hora y no tenía ganas de ponerme mi ropa. Comencé a revisar la tuya, y esta es la camisa que tenías puesta el primer día que me besaste. Por dios, estabas taaaan sexy ese día. Aun extraño a la Kara con cabello alborotado. A mi Lion Kara...

—Ven aquí —la tomé del brazo. Riéndose tontamente se acercó más y la acomodé entre mis brazos — ¿Por qué no me dejaste besarte esa noche? Dios sabe lo mucho que quería hacerlo... estabas tan irresistible.

—Te detestaba —aseguró —Me caías mal. En especial con tu aire de zorra matadora.

—¿Qué fue lo que te llevó a no odiarme? —pregunté.

—No sé si la palabra correcta es odio. Pero me chocabas en algunos momentos. En otros la pasaba bien contigo. Y a veces simplemente me sacabas de mis casillas. Pero no pude evitarlo. De apoco te metiste en mí y ahora te amo... así egocéntrica y todo.

—¿Cuánto me amas?

—Mucho, mucho —susurró y levantó su cabeza para besarme cortamente.

—¿Rose no ha llegado? —le pregunté.

—Llamo hace un rato. Se sorprendió de que yo la haya atendido y le conté que somos novias.

—¿Qué dijo? —cuestioné divertida al imaginarme la expresión de mi nana.

—Que era un milagro de dios y que eso había que festejarlo —me contó soltando una leve risa.

—¡Ja!, ya la imagino.

—Y dijo que hoy no vendrá porque otra vez Brutus se tragó una moneda.

—Ese perro es taaaan tonto —aseguré y la acomodé mejor entre mis brazos.

—Pero le dije que la quiero ver y le prometí que mañana en la tarde vendría a visitarla.

—¿Y quién te dijo a ti que esta noche estarías lejos de mí? —le pregunté.

—Oh, ¿Acaso no piensas dejarme un rato? —preguntó.

—Por nada del mundo —confesé con una gran sonrisa.

La besé.

—¿Sabes que tengo ganas de hacer?

—No, ¿Qué? —pregunté.

PELIGROSA OBSESIÓN [adaptación Supercorp]Where stories live. Discover now