Capitulo 2: Cediendo.

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Estaba ordenando cosas de la casa, casa que heredé de mis padres cuando ellos decidieron mudarse a un departamento en el centro y mis dos hermanos se fueron a otra ciudad. Pequeña pero acogedora, es la casa dónde crecí y viví toda mi vida; aveces pensaba que si algún día tuviera familia podríamos vivir aquí, pues crecimos tres hermanos y hasta hubo invitados viviendo algunos dias en otros tiempos cuando festejabamos Navidad o Año nuevo con el resto de la parentela. Además nunca he dejado mi hogar.

La cuestión es, si tendré familia o no, no estaba del todo seguro, cosa que mi madre me recordaba con algunas indirectas y otras no tan indirectas.

-ya tenés treinta nene- me decía con cierto desgano.

-Tengo veintiocho má-.

- ¿para cuando? mirá que el tren se vá- me decía aveces. Se notaban sus ganas de ser abuela pobre vieja. Pero yo sentía que no podía hipotecar mi vida; y ya tenía nietos y yo sobrinos, eran los hijos de mi hermana mayor.

Yo por dentro ya me proyectaba soltero, no era muy amigo de la vida en pareja, era mas bien solitario. No me faltaban compañeras de una sola noche pero no quería saber nada con mantener cierto compromiso, por otro lado creo que nunca encontré a alguien que me guste lo suficiente como para ceder en mis libertades.

-"A todo chancho le llega su San Martín"-

-Basta má-

Discusiónes con mi vieja...

Perdido en mis pensamientos estaba hasta que apróximadamente a las tres y veinte Benja entró por la puerta del patio. Si, él entra a mi casa por la puerta del patio; salta la medianera que separa mi casa de la suya y entra como si nada, se acostumbró a hacerlo cuando aprendió a trepar y hoy por hoy no debe saber dónde tengo el timbre...

-Seba!.

-Hola peque, ¿todo bien?

-Si, tengo que hacer la tarea de la escuela. ¿puedo usar tu compu?.

-Si dale, andá nomas-. La tarea de la escuela dice! como le gusta hacerse el boludo. Escribe dos palabras en Word y se pone a jugar algún juego, después se lo imprimo y esa es toda su "tarea" del colegio.

Se puso a jugar al Counter y en eso le digo que jueguemos una ronda cada uno, él aceptó y yo me estaba por buscar una silla para sentarme al lado cuando me detuvo y me dijo -dejá me siento upa tuyo- es decir, se quería sentar en mi regazo. En otro momento le hubiera dicho que no, pero como estamos accediendo a su "juego" me senté y dejé que el se sentara, se acomodó y se recostó sobre mi, y sólo se erguía cuando tenía que jugar su turno.

Mientras jugábamos los dos yo pensaba que era mejor indagar un poco sobre el asunto. Benja era un pibe inteligente, "no era ningún gil", como se dice por acá; sólo que estaba atravesando por una etapa o algo psicológico dónde quería jugar a ser un bebé y la verdad que mejor que sea yo quien lo ayude en eso, su madre no puede y me da miedo la idea de que se cruce con algún degenerado por ahí. 

Mi gran duda en ese momento era cómo plantearle tal cosa, o sea, Benja no era "ningún gil" pero al mismo tiempo tenía nueve años, casi diez. No se si el sabrá poner en palabras lo que le pasa y por que quiere hacer tal cosa.

Esa duda se disipó cuando en medio de mi turno en el juego Benja dice -creo que tomé mucha agua-. Ahí ví mi oportunidad ya que siempre decía eso antes de pedir que lo llevaran al baño, me comentó Clara.

-Bueno peque andá al baño, si estoy jugando yo ahora. Salvo que estés esperando que yo te lleve como si fueras un nene chiquito-.

-¿Vos me llevarías?- Vaciló, pues no se esperaba ese comentario.

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