I'M FINE •Number Five•

•5•

- ¡Sujétenla con mas fuerza!- Demando, sorprendiendo aun mas a la joven. Los ojos de ambos individuos se encontraron, y Reginald logro sentir el profundo temor que Ocho transmitía, mas no le importo - Esto es por tu bien- Murmuró con cierta duda en su voz

Presa del pánico, la joven comenzó a gritar, esperando que alguno de sus hermanos se despertaran en busca de  ayudarla. Observo como de el interior del bolsillo de la bata, Reginald sacaba otras 15 jeringas con un mismo tamaño de aguja, y fue cuestión de tiempo para que Grace, quien parecía no sentir dolor al recibir los continuos golpes que ella lanzaba, comenzara a irritar la vena de su brazo, brindándole múltiples toques

Entonces, se llego la primera inyección. El grito que brindo Ocho, fue tan alto que los presentes y conscientes sintieron que los vidrios iban a volver a quebrarse, con desesperación, intento empujar a todas las personas alrededor de ella. Pero nadie se movía, parecían parte del suelo del hogar. La segunda inyección fue mucho mas dolorosa, lágrimas de un peculiar tono rojo se deslizaban por los ojos de la menor, mientras su espalda se ponía totalmente erguida, continuando con los espeluznantes gritos

Los vecinos no hicieron nada. El poder del propietario de la academia de sombrillas era tan grande, que meterse con el era un suicidio

Ocho no podía pensar con claridad, solo gemía de dolor y gritaba de angustia. Sentía como un río de nitrógeno liquido entraba por sus venas e iba llenando su cuerpo. Era realmente doloroso, sus movimientos comenzaron a ser cada vez mas lentos y débiles. No era nitrógeno lo que le estaban colocando, de eso estaba segura, pero también estaba segura que no estaba muy alejada de la formula que le estaban brindando gracias a lo dolorosa que era

Entonces, fue cuando Cinco volvió a abrir sus ojos. La tercera inyección acababa de ser plantada en el cuerpo de la joven, y se estaba preparando la cuarta. Totalmente confundido, intento subir la cabeza, pero su cuerpo no respondió. Los gritos se comenzaron a hacer mas graves, y se oía como si Ocho se estuviera ahogando entre sus lagrimas

Cinco podía apreciar todo, mas no se podía mover. Era como una película de terror

Los gritos cesaron unos minutos, para darle paso a arcadas en medio del cuarto pinchazo. No pasaron mas de dos minutos, cuando todos los seres mayores que tenían a la muchacha, tuvieron que voltearla hacia un lado para dejar que esta vomitara. Cinco no sabia si era peor el no poder ver la cara de la joven, o el poder verla. Ella le estaba dando la espalda, mientras arrojaba al suelo lo que parecía ser la cena que había tenido tan solo una hora antes, y Cinco, lo único que podía ver era como el liquido se deslizaba por los bordes de la camilla, y tocaba el suelo. Con el tiempo, ese liquido tomo un color oscuro fuerte

Cinco también quería vomitar en ese momento

Volvieron a azotar a la niña contra la camilla, mientras que Cinco, aun confundido observaba toda la escena

El tembloroso cuerpo de la muchacha, las sangrientos ojos que hacían juego con sus rojos brazos debido a la fuerza que estaban empleando, absolutamente todo era perturbador. Sus hermanos, exceptuando a Ocho, parecían estar por uno de los sueños mas profundos que alguna vez han tenido

Se lleno de frustración, el joven no sabia que ocurría, y eso le llenaba de remordimiento. Le dolía ver a su contraria en esa posición, y mas le dolía no poder hacer nada para salvarla

Fue cuestión de tiempo para que sus ojos se llenaran de lágrimas, justamente en la sexta inyección, porque Ocho no se merecía esto, porque ella era una niña pequeña, y porque ningún ser humano en el mundo se merece ese trato

Nadie se merecía lo que le estaba pasando a su compañera. Ni siquiera el ser mas despreciable que conoce, que en este caso, es Reginald

Cuando se llego la novena inyección, el joven comienza a sentir como su brazo se despierta. Por otro lado, no esta del todo seguro de preocuparse por su hermana quien ya no hace ruido ante la situación o por sus hermanos, quien al menos tres están temblando de miedo, quizá por una pesadilla. Quien mas destaca de los malos soñadores, es Cuatro, el cual murmura sus encuentros con la muerte al mismo tiempo que agita su cabeza hacia la derecha y la izquierda repetidas veces