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— Por cosas como estas, es que odio viajar —dijo Oikawa mientras bajaba del avión, tanto su cabeza como su cuerpo estaban dando vueltas

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— Por cosas como estas, es que odio viajar —dijo Oikawa mientras bajaba del avión, tanto su cabeza como su cuerpo estaban dando vueltas.

El viaje desde Argentina hacia Brasil no se comparaba claramente con el embrollo que tuvo que soportar cuando se trasladó de Japón. Pero asimismo, el malestar estaba, al menos medio día viajando era su punto culmine.

— No haces más que quejarte todo el tiempo, su alteza —dijo Sebastián ya hastiado de igual manera, quería golpear algo, y la cara de Oikawa se veía tentativa.

— Oh por favor, no me llames así Sebas-chan —dijo entre dientes, de cierta manera le recordaba al dúo raro del Karasuno.

— Ya te dije que no me dijeras asi, salame.

— Entrenador —llamó Oikawa al hombre canoso que se encontraba hablando por teléfono — ¿aun no encuentra a quién le hizo tintarse el cabello de verd..?

El peli marrón fue interrumpido por una mano que tapaba su boca.

— Vaya sí, ya encontraremos a ese atorrante —dijo nervioso el chico de los aretes.

El hombre adulto no hizo más que verles como un par de bichos raros, para luego ignorarles, y seguir dándole las indicaciones a su socio que pasaría a buscar a su equipó.

— ¡Cerra un poco la boca carajo! —dijo murmurando Sebastián.

— Cerramela vos —dijo coqueto.

El chico no hizo más que verle irritado, para luego sonreírle.

— Lo siento, no me va lo barato.

— Condenado mocoso...

Un llamado alertó a todos los miembros del equipo Jabberwock, el entrenador hacia aviso de que el transporte había llegado para que comenzarán a subir, aun les quedaba al menos una hora más de viajé hasta las costas de la playa de Río de Janeiro, donde se encontraba el hotel en donde se instalarían.

— ¡Que genial, tendremos vista al mar! —dijo un rubio bajito a comparación de todos los del equipó, era uno más de la edad de Oikawa y Sebastián.

— Cuidado con perderte, deberás nadar donde no este demasiado hondo —llamó la atención Sebastián al más pequeño, Maurício se giro a el esperando ese comentario sarcástico de siempre — habló de que estés en la sección de niños.

— ¡¿Que dijiste?! ¡Respeta a tus mayores pedazo de boludo! —se tiro a golpear al otro, y si no fuera porqué el entrenador les miro con cara de que les iba a dejar abandonados por ahí, el más bajo le hubiese arrancado los aretes al más alto.

Mientras Oikawa ignoraba a su alrededor, recordó que Matsu le había dicho qué Iwaizumi tenía una pareja nueva, de solo recordarlo es la razón de su jaqueca al estar en el avión, definitivamente uno de los peores viajes de su vida. Sintió el ronroneo del pequeño gato en su bolso favorito, debía de tener hambre a esas horas. Lo único que le ponía a la risa es que alguna azafata le debía de estar maldiciendo por haberle dejado cierta caja de piedritas donde iban los regalos de su mascota, bueno al menos su gato era educado, lo dejó en el baño.

𝕋𝕠𝕣𝕞𝕖𝕟𝕥𝕠 •𝑨𝒕𝒔𝒖𝒉𝒊𝒏𝒂•Where stories live. Discover now