Capítulo 11

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El convivio navideño estuvo bien: selfies por doquier, comida, amigos, lo mejor de todo fue que pudimos estar juntos como una familia, besos y abrazos por doquier; lo que nos hacía hacer el espíritu navideño en las fiestas.

Llegué a casa, mamá me preguntó cómo me había ido y le conté, con toda la actitud, que me había ido de lo mejor; le mostré mi regalo que me habían dado (el cual me encantó, olía delicioso, una mezcla entre dulce y tropical, ella lo describió como «perfecto para ligar»; ¿le gustará a Marie Wilson o a la chica que era O? Esa era la pregunta que me hice en la cabeza durante todo lo que restaba del año en el que estábamos; 2017).

En cuanto abrí la bolsa donde el regalo esperaba ansioso que lo abriera había una nota pegada en la caja, un post it amarillo que tenía en grande una risa en la parte delantera del mismo.

Se leía una risa en el primer post it (literalmente, decía “LOL”), al parecer habían dos, y uno estaba siendo utilizado para reírse de mí.
En el segundo post it parecía que no se estaba burlando de mí y me dejó con la sangre helada.

«¿En serio me estás buscando con la ayuda de Candy, Lezley, Ryck y Logan? ¿No te diste cuenta que todo el tiempo estuve frente a ti?, literalmente no me podías perder de vista, eres un bobo, pero ¡oye, me encantas! Ojalá hubieras volteado a verme una sola vez... al parecer fue mucho pedir porque no, ni una sola vez me viste o te diste cuenta que estaba frente tuyo. Eres un poco tonto, Gerald.
Cuídate, eres el mejor, te quiero,
Siempre tu fan,
R.».

Ok, tuve que admitir que sí, efectivamente, vi a Marie Wilson, estaba con Marcus y Katherine al inicio, luego se fue con Jessie y Richard a tomarse selfies y desearse un feliz año, ¿entonces por qué piensa que no la vi?

A propósito, ¿en qué momentó comenzó a llamarme Gerald! ¡Ay, por Dios! Nadie me llamaba así, literalmente nadie, todos me llamaban por mi primer nombre, por los dos o por el apellido (solo profesores me llamaban así), eso era muy extraño, no tenía idea de quién era O...

Me tuve que detener a pensar por solo un segundo. ¿Por qué no me di cuenta que ahora tenía una R en la despedida?

Entonces lo entendí, tenía sentido MaRie Wilson; pero ¿de dónde carajos sale la H? Quería una explicación, rápido, sabía que no la obtendría, por lo menos no tan pronto...

Entonces Marie no me odiaba por vomitarle encima mientras le daba un beso estando desesperadamente ebrio, haciendo una y mil idioteces, Marie no me odiaba pero me evitaba mucho: no quería que intentara besarla nuevamente y vomitarle, ¡otra vez! Aparentemente quería alejarse de toda esa mierda, lo cual estaba bien porque yo también quería alejarme de esa mierda. Esa mierda me aterraba, en serio.

Pasaron los días, de lunes a domingo, llegó el día de la cena navideña en casa, me levanté muy temprano porque tuve que ayudarle a mamá a comprar la cena de navidad.

—Louis —escuché el grito de mamá—, ¡hay algo para ti en el buzón! Al parecer es una carta de una admiradora secreta, una tal R. —mamá gritó desde la puerta de entrada, yo estaba recién despertando, eran las siete de la mañana—. ¡Baja pronto o la abriré yo misma y se la leeré a tus abuelos!

¡No!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no!

No quería, me negaba, que mi mamá leyera esa carta, ¡JAMÁS!,
para empezar porque no sabía qué quería, con exactitud, O (¿no estaba pensando que se trataba de Marie?) Bueno, ¿qué quería Marie? Mejor dicho.

Bajé sin ropa, salvo en ropa interior; así era cómo dormía, solo mis calzoncillos y mis calcetines.

Le expliqué a mamá que no la podía leer, que era algo muy personal y que nadie debía leerlo, ella lo entendió bien, no insistió pero se emocionó demasiado; incluso más que yo, porque me había llegado una carta, yo estaba viendo la carta al pie de la escalera hacia el primer piso de mi casa: me fui a mi cuarto a leerla en paz y tranquilidad, le había comentado a mamá que no era necesario que ella estuviera viéndome leerla, ella lo entendió y me dejó subir.

Subí, entré a mi habitación, aseguré la puerta y me recosté en mi cama, me dispuse a leer la nota que me habían dejado, esta vez era una simple hoja doblada a la mitad, y esa mitad a la mitad, no decía mucho aunque todo lo que decía era bastante hermoso, me encantaba la habilidad que tenía O., H. o en este caso R. para hacerme sentir bien, para hacerme sentir bien, querido y amado.

«Mi niño precioso:
Espero que en esta navidad la pases de lo mejor con todos tus seres amados, quisiera estar ahí contigo; conocer a tu familia, que conozcas a la mía, compartir cada momento a tu lado, pasar las fiestas juntos, ya quiero estar a tu lado y salir de esto; dejar todo esto de lado y pasar tiempo juntos, ¿qué tal toda la vida? Piénsalo.
Con amor,
Siempre tu mayor fan,
Para el niño más hermoso del mundo,
R.».

Suficiente, necesitaba encontrar a R, me dispuse a ir a buscarla, tal vez no sea Marie; pero ¿en verdad quería que pasara?, ¿de verdad quería que fuera Marie?
Tecleé el número de Lezley en mi teléfono, contestó al segundo timbrazo.

—¿Sí? ¿Qué pasa, Louis? Oye, estoy un poco ocupada con las compras navideñas, así que date prisa.

—Lo haré, lo prometo —comencé a hablar y decidí contarle lo de la carta as fast as I could—. Recibí otra carta de Marie...

—¡Ay, por favor! ¿Sigues creyendo que es Marie? Ya te lo dijimos Candy y yo, esa chica no parece tan lista para escribir tan bien, para hacernos sentir algo; por lo menos a Candy la hizo llorar, abre los ojos y date cuenta —¿entonces de quién se podría tratar?

—¿Quién crees que sea?

—¡Yo qué sé! Solo te puedo decir que no, no es Marie, no es Katherine, ninguna de esas dos chicas es tan lista.

—Solo piénsalo, O de WilsOn, R de MaRie y por último H, creo que Marie se apellida Hiden, ¿no?

—Podría ser, habla con Candy, ella debe saber mejor porque era amiga de Marie mucho antes de que se volviera Capitana del equipo de baloncesto de Apple White y, por ende, volverse la mejor amiga de Katherine Dankworth.

—Tienes razón, hablaré con Candy.

—Sí, es lo que y... —colgué la llamada en ese instante porque me empezaba a cansar esa discusión, enseguida tecleé el número de Candy.

—¡Hola, Louis, feliz navidad!

—Hola, Candy, ¡feliz navidad!

—¿Qué pasa el día de hoy?, ¿por qué tengo el gusto de tu llamada?

Hablé con Candy un rato antes de contarle lo que de verdad estaba pasando.

—¿Entonces solo pasabas a saludar? ¡Qué lindo eres, mil gracias, Lezley te juzgó mal!

—Lo que pasa es que recibí otra carta de Marie y quiero preguntarte algo.

—¿Qué necesitas? —cambió su tono a uno un poco más serio; no podía juzgarla, debió sentirse utilizada por mí.

—¿Sabes algo de Marie? Necesito que me cuentes todo lo que sepas.

—¡Ah, claro, con gusto! —Candy estaba cooperando conmigo—, su nombre es Ashley Marie Wilson Hiden, ¿eso te sirve?

—Continúa.

—Lo tomaré como un «», gracias por hacerme caso: antes éramos mejores amigas; inseparables de verdad, ella no era lo que es ahora, era un poco; bueno, bastante, más regordeta, usaba frenos en los dientes, usaba lentes... —Candy hablaba sin parar, tomé un par de notas de lo más importante que decía—; pero, lo más importante, y no te enteraste por mí: ¡está enamorada de ti!

Solté el teléfono de mi mano derecha en mi oreja debido al impacto que me provocó recibir esa noticia.

¡Lo sabía! Marie estaba enamorada de mí, no necesitaba más razones; estaba enamorada de mí, su nombre era Ashley Marie Wilson Hiden, O de WilsOn, R de MaRie y H de AsHley y Hiden, sí, bastante obvio en verdad, ella era mi admiradora secreta, todo este tiempo lo fue ella.

Después de eso, esperaba la siguiente jugada de Marie, leí la carta una y otra vez, volvía a sentirme querido y amado por alguien más que no fueran mis padres o mis amigos.

Este sentimiento era muy real, ¿la mala noticia? No sentía nada más que amistad por esa chica, pero algo estaba despertando en mí con sus múltiples palabras que me dio.

Me estaba obligando a sentir algo por la persona equivocada.

Amanecer Antes de Julio (Dylan's Version)Where stories live. Discover now