O5 » ❛ believe ❜

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CAPÍTULO CINCO
Creer.

Calypso tuvo que esperar dos horas hasta que Thomas saliera del lugar donde estaban haciendo la Asamblea.

Lo vió salir con Newt detrás de él, se dijeron algo y luego el rubio volvió a ir adentro. Ella aprovechó de acercarse al notar que Thomas parecía no saber hacia qué dirección llevar los pies. De nuevo, salió la alerta de actividad cerebral, solo que esa vez fue como un destello que desapareció tan pronto como la leyó, de nuevo. Él se había detenido apenas la vió acercarse.

—Hey —le dijo él, rascándose la nuca justo después de decirlo—. No logré convencerlos de que entraras.

—No es importante —se encogió de hombros—. ¿Todo salió bien?

—Sí, creo que ya es definitivo —se acercó a ella, murmurando—. Tengo un plan.

—No me extraña. Es bueno saberlo, Newt confía en ti por una razón.

Empezaron a caminar recto, lejos de la entrada en la que estaban los Encargados todavía en esa Asamblea. Calypso sabía que eran una especie de jefes de cada uno de los trabajos que habían en el Área, y recién los había conocido cuando acompañó a Newt a buscarlos. Minho era el Encargado de los corredores y notó que era el que más cercano parecía a Newt a diferencia de los demás.

—Lo único que falta es que los demás accedan, pero creo que es un hecho —él siguió diciendo.

—Si hay una salida, ¿Por qué no iban a tomarla?

Calypso pensó en todos esos chicos que habían estado aquí desde que recuerdan (literalmente hablando). Años, meses o días, debía de ser el infierno personal de cada uno. Ella tenía sentimientos encontrados, confundidos. No le alertaba en lo absoluto estar en ese lugar, sin embargo, sabía que tampoco querría quedarse si le dieran una opción. Las cosas podían ponerse peor cada vez, ella solo tendría que elegir qué final prefiere antes.

El intento de salir de ahí era más valioso que cualquier cosa.

—Tendríamos que ir por la Fosa de los Penitentes —le informó, luego pareció haber recordado algo—. Es un acantilado que hay en el laberinto, Minho y yo lo vimos e inspeccionamos varias veces, por ahí van y vienen los Penitentes de día y de noche.

—¿Y qué pasa si solo es una cueva llena de máquinas viscosas con largas pinzas de metal con más muros de piedra?

Casi parecía decirle con la mirada que esperaba que ella dijera algo como eso. Notó que no eran las mejores palabras, de nuevo, porque las pupilas de Thomas se dilataron haciéndose más pequeñas y sintió que le disgustaba la imagen que creaba en su mente de eso.

Negó.

—No. Estoy seguro. Ahí habrá algún lugar donde poner el codigo que descubrimos, tiene que serlo. Yo lo ví.

—Tienes razón entonces —ella asintió varias veces—. Lo lograremos. Ojalá haya helado allá afuera.

Lo vió sonreír.

—Sí, seguro, creo que es lo primero que comería al salir, después de acabar con los garlopos que nos metieron aquí —abrió la boca para decir algo y después la cerró—. ¿Qué sabor? ¿Lo recuerdas?

SKYFALL, the maze runnerWhere stories live. Discover now