Capítulo 31.

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Alex Griffin.

Un golpe, dos golpes, muchos golpes, me encontraba golpeando con todas mis fuerzas el saco de boxeo, imaginándome que era una persona en especial, imaginándome que le tumbaba todos los dientes, golpeándolo hasta la muerte.

-Te encuentro muy frustrado hoy. –Me dice mi entrenador sacándome de mis pensamientos asesinos.

-Lo siento señor.

-Sabes muy bien como descargar esa frustración. –Me dice dándome una palmada en la espalda.

Si, sabia como, pero dudo mucho que esa forma sea legal.

-¿Esta bien? Hoy te veo estresado hombre. –Me pregunta Víctor mi compañero.

-Si por supuesto que estoy bien, ¿No lo parezco? –Le respondo continuando golpeando el saco.

-Tienes cara de psicópata, así que dudo que estés bien.

Sonrió. -¿Qué problema tienen tú y mi hermano con mi cara?

Este levanta sus hombros. –Que cuando estas molesto se activa tu psicópata interior.

-Por supuesto que no.

-¿Ah no? –Víctor levanta una ceja. –Alvin me dijo que un día entraste a la casa de tu vecina como asesino en serie solo por estar celoso.

Lo voy a matar.

Hago como si no me importase en absoluto. –Alvin debería de controlar la lengua.

-Y tú deberías de controlar tus celos.

-No estaba celoso.

-¿Y por qué has entrado así?

Suspiro con frustración. –Porque Alvin había dejado la plancha encendida.

Este empieza a reírse. –Si claro, algo nuevo para ti, el gran Alex celoso, no me lo creo, ni siquiera con Amanda sentías celos.

Un momento de silencio, tenía razón, en el tiempo en que Amanda y yo estuvimos juntos nunca sentí celos por nada, eso nunca me importo y no me importaba con las demás chicas, pero con Rose era diferente, la sola idea de que algún imbécil se le acercara o intentase algo me hervía la sangre, y no sabía por qué y era algo que no quería averiguar.

-¿Hoy te toca pelear en el ring cierto? –Me pregunta.

-Sí, ¿Me toca contigo? –Le pregunto mirándolo poniendo mis puños juntos y una sonrisa inocente.

Este ríe. –No, pero mejor para ti. –Dice dándome un ligero golpe. –No quiero dañar tu bonita cara.

Nos reímos y seguimos entrenando por un rato.

Decidimos parar por un momento, he tomado mi botella de agua.

-Aún no sé por qué permiten la entrada de las chicas aquí, se les cae la baba por ti.

Muevo mi mano con indiferencia.

-¿Esa no es Allison? Recuerdo que estaba colada por ti. –Me guiña un ojo.

-Solo es un rato. –Le respondo restándole importancia.

-Rubia tenía que ser.

Sonrió. –Son mis favoritas.

-O tal vez pronto sean las castañas. –Me guiña el ojo.

Ruedo los ojos, me conformo mejor con las rubias.

-Mierda.

Miro a Víctor con atención.

-¿Qué pasa? –Le pregunto.

-No quiero arruinarte el día pero. –Me hace un gesto con la cabeza. –Voltea.

Al darme la vuelta he visto a mi entrenador abrazar a alguien, al separarse del sujeto, sentí como mi rabia crecía de nuevo, junto a él y charlando animadamente se encontraba Guillermo, Guillermo Barrer, justo el causante de mi frustración.

-¿No se había ido a Francia? –Me pregunta Víctor.

-Tal parece que volvió de su viaje. –Respondo.

-Alex tranquilo. –Me dice colocando una mano sobre mi hombro.

-¡Alex! Sube al ring, tienes un nuevo compañero. –Me grita el entrenador.

Bienvenido de vuelta le saludan algunos mientras este se dirigía al ring.

Me he puesto mis guantes, Víctor me ha agarrado del brazo. –Como te dije tranquilo.

Le asiento con la cabeza, ¿Tranquilo? Sentía unas profundas ganas de matarlo.

Guillermo se coloca sus guantes quedando frente a mí.

-Ah, Alex, pensé que habías dejado el entrenamiento –Me dice este mirándome de mala manera.

-Sí, no creas que ibas a conseguir eso también. –Le digo mirándolo de la misma forma.

Este sonríe, era una sonrisa que quería borrar de su rostro.

La campana suena, anunciado que el primer round ha comenzado. Guillermo lanza el primer golpe, golpe que logró esquivar regresándoselo con fuerza, un golpe, dos golpes, este retrocede un poco escupiendo un poco de sangre, sonrió, este me guiña un ojo, y pensar que esa sucia boca ha estado sobre la boca de Rose, que bastardo, golpe. Guillermo me lanza un golpe logrando sacarme el aire, para luego lanzarse sobre mí, ya en el suelo, me ha dado varios golpes sobre mi rostro, ha logrado darme con fuerza, he puesto mis brazos sobre mi rostro cubriéndolo, en un rápido movimiento, lo he puesto debajo de mí, un golpe, dos golpes, tres, cuatro, seis, ocho, le doy fuertes golpes sobre su rostro y pecho, ¿Besarla? A mi Rose no la tocaba nadie, sigo golpeándolo, cada golpe con más fuerza y rabia que el anterior, veo rastro de sangre por todo su rostro.

-¡Suficiente! –Grita el entrenador.

Otros compañeros entran al ring, Víctor me sujeta fuertemente.

-¿Qué parte de tranquilo no entendiste? –Me dice.

-Alex sabes muy bien las reglas. –El entrenador se dirige a mí mirándome con enojo.

-Descuide entrenador, a Alex y a mí nos gustaba jugarnos de esa forma. –Guillermo lo tranquiliza.

-Lo sé, pero saben las reglas.

-No volverá a pasar. –Le dice.

Guillermo y yo nos hemos mirado por unos segundos, le sonrió, creo que he jodido un poco esa bonita cara, este pasa su mano por su rostro para mirarme y sonreír.

-Estoy de vuelta Alex. –Me dice.

-Me vale mierda. –Le respondo haciendo un ademan con la mano en gesto de indiferencia.

Me alejo de él, si estaba cerca por más tiempo iba a romperle los dientes, me vale mierda, estaba muy equivocado si su presencia iba a importarme, no voy a permitir que me afecte, ese sujeto ya no me importaba una mierda, lo que no iba a permitir era que se acercara a Rose.

O me dejaba de llama Alex Griffin.

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