Ocupados en el armario.

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En ese momento Marc creía que Calem no lo estaba oyendo y Calem creía que su hermano mayor estaba exagerando. Ambos se equivocaron.

—Ya, hablo en serio... Joder... —Tragó duramente cuando clavó sus dedos en la cadera de Calem y lo hizo soltar un jadeo involuntario, dejando fuera toda su falsa resistencia—. No te rindes, eh.

—No huirás de mí —siseó y Stefan levantó ambas cejas.

—Bueno, no es como si tuviera tanta fuerza de voluntad como para desperdiciar esto, verte tan caliente y deseoso me esta poniendo mucho, diablos —jadeó y su dominante mirada siguió cada movimiento de Calem.

Mientras tanto, éste intentaba no ponerse más nervioso de lo que ya estaba, no quería soltar a Stefan y se aferraría a él a como diese lugar.

La excitación de ambos en ese punto podía percibirse solo con ver la forma en la que se miraban en ese instante. Calem sonrió travieso y a cambio recibió una sonrisa juguetona y rendida por parte de Stefan. Se sintió verdaderamente feliz, aunque no quisiera admitirlo. Que hubiese pensando en él antes que en sus propios deseos, llenó su corazón involuntariamente y le era imposible no bajar sus defensas ante ese joven.

Deslizó sus manos por debajo del pijama de Calem, con deseo y cierta desesperación, percibiendo cómo se retorcía entre sus brazos, cómo cada pequeño sector que tocaba y presionaba parecía arder, quemar a su erótico colega que no paraba de hacérselo saber con sus gemidos.

Miró detenidamente el cuerpo de Calem y estaba fascinado por lo que tenía en frente. Desde sus muslos, pasando por su abdomen y deteniéndose en su rostro, en conclusión: absolutamente todo le gustaba de Calem.

Lo vio sonreírle y cómo tomaba su rostro con ambas manos, acercándose a su mejilla y dejando un beso cargado de deseo y bajando hasta su cuello.

Eso fue una granada de mano para el raciocinio de Stefan, humedeció sus propios dedos y sin ninguna paciencia comenzó a bajar la parte superior del pantalón de Calem con su mano libre.

Ésto pasó desapercibido por lo excitado que estaba en ese momento, pero cuando la mano de Stefan se coló dentro de au boxer un fuerte escalofrío recorrió esa pequeña espalda y se irguió violentamente.

—A-Ah... —No pudo articular palabra alguna, aunque su mirada incriminatoria, sorprendida y algo suplicante hizo sonreír con sorna a Stefan.

—Te haré tragar tus palabras... —Recorrió con su lengua sus dientes, sin dejar de sonreír—. Y otras cosas también.

La espalda de Calem se curvó por la intromisión de el largo y grueso dedo medio del contrario. Comenzó a entrar y salir sin ningún cuidado, disfrutando plácidamente los ruegos ahogados que escapan involuntariamente del joven y los obscenos sonidos que se formaban por su brusco contacto, golpeando una y otra vez ese punto dulce dentro de Calem.

El miembro de Stefan parecía estar en su límite y, para su sorpresa, las manos de Calem jalaron del elástico de su boxer, liberando por completo su erección y rodeándola con sus dedos.

Apoyó su rostro en el pecho de Stefan y comenzó a mover sus manos en esa gruesa y palpitante erección, tratando de calmar su propio calor y perdiendo poco a poco la razón.

Esa caliente respiración sobre su piel, la manera desesperada en la que se retorcía y los movimientos involuntarios de su cuerpo contra los dedos de Stefan, lo estaban viviendo loco y no podía esperar para estar dentro del caliente infierno dentro de Calem.

Llevó ambas manos hasta el firme y redondo trasero de Calem, donde lo levantó de improvisto, quedando su rostro por encima del suyo, con esos grandes ojos miel fijos en el verdegrisaseo intenso de Stefan.

EN EL ARMARIO (+18↔GAY)Where stories live. Discover now