Capítulo XV

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"Nos vamos a pique..."

— ¿Es que no se le acaban nunca las rocas? — murmuré.

— ¡Nademos hasta el barco! — dijo Grover.

Él y Clarisse se zambulleron entre las olas. Skylar se metió en el agua saltando a la pata coja e intentaba nadar sin usar la pierna herida, aunque el peso del vellocino la abrumaba.
Pero lo que le interesaba al cíclope no era el vellocino.

— ¡Tú, joven cíclope! — rugió — ¡Traidor a tu casta!

Tyson se quedó helado. Tiré de su brazo para que no se detuviera, pero era como tirar de una montaña.
Él se volvió y encaró al viejo cíclope.

— No soy ningún traidor.

Polifemo seguía gritando qje servía a los mortales, a los ladrones humanos, mientras Tyson desviaba la roca de un puñetazo.
Los demás casi habían llegado al barco, con el vellocino a cuestas. Si conseguía distraer al monstruo un poco más...

Saqué a Anaklusmos.
Polifemo avanzaba dando traspiés, pero no tenía ningún problema en el brazo. No arrojó la segunda roca. Me lancé en plancha hacia un lado, me hubiera aplastado igualmente si Tyson no la hubiera hecho añicos con su puño.
Ordené al oleaje que se levantara y a continuación una ola de seis metros me alzó en su cresta. Cabalgué hacia el cíclope, le di una patada en el ojo y salté sobre él mientras el agua lo lanzaba hasta la playa.

— Te destruiré. — farfullaba Polifemo — ¡Padre, Poseidón, maldice a este ladrón!

Ahora parpadeaba sin parar, como si apenas viera nada, y me di cuenta de que se guiaba por el sonido de mi voz.

— Poseidón no va a maldecirme. — di un paso atrás y el cíclope se aferró a un puñado de aire — Yo también soy su hijo. No va a favorecer a ninguno de los dos.

Polifemo rugió. Arrancó un olivo que había echado raíces junto a la ladera del acantilado y lo aplastó justo en el lugar que yo ocupaba segundos antes.

— ¡Los humanos no son lo mismo! ¡Malos, traidores, mentirosos!

Clarisse me hacía señas frenéticas mientras Grover ayudaba a Skylar a subir.
Tyson rodeó a Polifemo y trató de ponerse a su espalda.

— Joven, ¿dónde estás? — dijo el monstruo — Ayúdame.

Tyson se detuvo.

— ¡No te criaron como es debido! — aulló Polifemo, agitando aún el olivo — ¡Pobre hermanito huérfano! ¡Ayúdame!

Nos quedamos inmóviles. Por un instante no oí nada, salvo el fragor de las olas y de mi corazón. Entonces Tyson dio un paso hacia delante, cubriéndose con las manos por si acaso.
El árbol lo golpeó con una fuerza que a mí me habría convertido en una pizza cuatro quesos. Tyson salió disparado hacia atrás, abriendo una zanja en la arena y Polifemo se echó sobre él.

— ¡No!

Me lancé en tromba blandiendo a Anaklusmos. Esperaba pinchar a Polifemo en la parte trasera del muslo, pero salté un poco más arriba de la cuenta.
Me zambullí otra vez, aunque consiguió azotarme en la espalda con aquellas ramas afiladas. Mi piel sangraba, estaba magullado y exhausto. La cobaya que había en mí quería salir corriendo, pero aún así me tragué el miedo.

Polifemo blandió de nuevo el árbol, pero edta vez me pilló preparado. Agarré una rama al vuelo, sentí un fuerte tirón de las manos al ser impulsado hacia arriba y dejé que el cíclope me alzara por los aires. Aterricé con los pies por delante en aquel ojo enorme y ya muy dañado.
Polifemo mugió de dolor. Tyson le hizo un placaje y lo derribó. Yo caí a su lado espada en mano, a la distancia perfecta para clavársela en el corazón. Pero miré fijamente a Tyson y comprendí que no podía hacerlo.

— Déjalo. — le dije — Vamos, corre.

Con un último esfuerzo, apartó de un empujón al viejo cíclope y corrimos hacia las olas.

— ¡Os aplastaré! — aullaba, doblándose de dolor y cubriéndose el ojo con sus manos enormes.

Tyson y yo nos zambullimos. Polifemo recogió el árbol y lo lanzó al agua, a nuestra derecha.
Ordené a las corrientes que nos arrastraran y empezamos a ganar velocidad. Casi  creía que lograríamos llegar al barco, cuando Clarisse comenzó a gritar desde la cubierta.

— ¡Muy bien Jackson! ¡En tus propias narices, maldito cíclope!

Quería gritarle que cerrara el pico. A su lado, Skylar intentaba taparle la boca miemtras Grover intentaba impedir que usara su magia.
Una de las rocas cayó a nuestro lado y Clarisse volvió a burlarse.

— ¡Clarisse! — aullé — ¡Cállate!

Demasiado tarde. Polifemo arrojó otra roca y esta vez contemplé, impotente, como pasaba por encima de mi cabeza y atravesaba el casco del Vengador de la Reina Ana.
No os creeríais lo rápido que puede hundirse un barco. La madera crujió y la proa fue inclinándose como a punto de deslizarse por un tobogán.

— ¡Sumérgete! — le dije a Tyson.

Y mientras volaba otra roca por encima de nuestras cabezas, nos zambullimos bajo el agua.

————— ψ —————

Mis amigos se hundían muy deprisa y trataban de nadar sin éxito en el burbujeante torbellino del naufragio.
No mucha gente sabe que cuando un barco se va a pique, se forma una especie de sumidero que se traga todo lo que hay alrededor. Clarisse era muy buena nadadora, pero ni siquiera ella lograba gran cosa; Grover daba coces frenéticas con sus pezuñas y Skylar se aferraba al brillante vellocino.

Nadé hacia ellos sabiendo que quizá no tendría la fuerza suficiente para sacarlos del apuro. Y consciente de algo peor todavía: había trozos de madera a su alrededor y mis poderes no servían si me golpeaba la cabeza.

"Necesitamos ayuda", pensé.

"Sí".

Era la voz de Tyson sonando alta y clara en mi mente.
Lo miré atónito. Había oído alguna vez a las nereidas y otros espíritus acuáticos, pero nunca que me hubiera ocurrido... Bueno, al fin y al cabo, Tyson era hijo de Poseidón. Podíamos comunicarnos.

"Rainbow", dijo Tyson.

Asentí. Cerré los ojos para concentrarme y uní mi voz a la de Tyson para llamar al hipocampo.
Y casi de inmediato, unas siluetas  temblaron en la oscuridad del fondo: tres caballos con cola de pez cabalgaban hacia nosotros, más veloces incluso que los delfines. Rainbow y sus amigos nos miraron y parecieron leernos el pensamiento. Se zambulleron en el remolino del naufragio y momentos después surgieron entre una nube de burbujas con Grover, Skylar y Clarisse aferrados cada uno al cuello de un hipocampo.

Raimbow, que era el más grande, cargaba con Clarisse. Corrió hacia nosotros y dejó que Tyson se agarrara a su crin. Lo mismo hizo conmigo el hipocampo que llevaba a Skylar.
Salimos a la superficie y nos alejamos de la isla de Polifemo. A nuestras espaldas, aún se oía a cíclope rugir victorioso mientras nos deslizábamos sobre las olas y nos alejábamos de la isla.

— Lo conseguimos. — murmuró Skylar.

Se apartaba los mechones de pelo que se le pegaban a la cara por el agua. Se había quitado el Vellocino de encima y lo había doblado para que hiciera de almohada.
Pronuncié una silenciosa oración de agradecimiento a los dioses y escuché cómo le rugía el estómago.

Skylar soltó una risita y se echó sobre la improvisada almohada, quedándose dormida en el acto.

— Eres genial. — le dije en voz baja.

Luego apoyé la cabeza en el vellocino y, antes de darme cuenta, ya estaba dormido.


𝐒𝐄𝐀 𝐎𝐅 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑𝐒 || PJO 🔱Where stories live. Discover now