Capítulo dieciocho.

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"No quiere salir del baño"
"Me tiene miedo ahora, Shin. Arréglelo"

Eso era lo que Jeongin escuchaba.

Hace un par de pocos minutos, ellos conversaban sobre cómo sacarlo del baño, aunque fuese a la fuerza.

Hyunjin, por su lado, ya había puesto un trapo de agua sobre su herida. Le habían enseñado, que si necesitaba ayuda de Shin Eumi, esa bruja, debía cortar su piel, y gritar su necesidad. Eso fue exacto lo que hizo. Eumi le explicaba la situación, pero solo lograba aumentar el miedo del castaño a cada palabra dicha.

—Él comienza a alucinar. Otro síntoma de lo no hecho. Él no ha dicho lo que más desea, y eso causa estas alucinaciones. Esta, en particular, fue hecha por una neurona en su cabeza, que le provoca pensar en tonterías. Como la neurona de tus pesadillas.

—¿No fue usted?

—Claro que fui yo. —Hyunjin la fulminó con la mirada— No me mires así, niño. ¿Quieres desaparecer acaso? —La mujer se acercó a su rostro, y susurró— Tú sabes muy bien lo que sientes por el niño este. Y él sabe lo que siente por ti. Lo único que falta aquí, es el deseo. Hacerlo oficial.

—P-pero, ¿Y si esto... No es lo que quiere?

La mujer carcajeó.

—Qué ingenuo. Ya debo irme, muchacho. Apresúrate. El tiempo se acaba, Joseph.

—¿Jose-...

—Es tu nombre real. Creo que no sabes leer. —Le entregó una tarjeta— Ahora si. Adiós.

Y nuevamente, en un chasquido, la mujer desapareció detrás de una humera blanca.

Hyunjin recordó las indicaciones de la mujer para que Jeongin confiase en él, y comenzó a llevarlas a cabo. Después, debía hablar seriamente sobre lo que les estaba sucediendo. Aunque Jeongin no desease estar con él, no podía permitir que Jeongin continuase sufriendo. Debía decir ese secreto, pasase lo que pasase.

—Amor, Jeongin... Soy Hyunjin, otra vez, cariño... —Dijo, aún detrás de la puerta— Jeongin, ¿Estás asustado de mi?

Jeongin pensó muy bien su respuesta.

Tenía miedo... Pero ahora, realmente no comprendía la razón. Sabía que Jeongin estaba ahí... Pero tenía miedo de que fuese alguien más jugando con él. No quería más de esta situación.

—Jeongin, debo decirte algo importante para que todo esto acabe. Créeme bebé, esto va solucionar todo. Solo debes salir de ahí, por favor...

...

La puerta del baño fue abierta de pronto. Lentamente, Hyunjin fue poco a poco divisando a ese muchacho rubio. Su cabellera desordenada iba centímetro a centímetro dando a lucirse otra vez, hasta que el rostro de Jeongin comenzó a verse.

Húmedas mejillas y ojitos hinchados mirando directamente el piso, aún asustados.

Hyunjin esperaba pacientemente. No pretendía volver a asustar a Jeongin con algún movimiento brusco, así que permitió que se tomase su tiempo para entrar en confianza.

Cuando la puerta ya no cubría centímetro del cuerpo de Jeongin, el rubio elevó poco a poco la mirada en dirección al muchacho, hasta finalmente chocar con sus ojos curiosos.

Hyunjin dio un largo suspiro, y comenzó a hablar.

—Escucha, cariño —Susurró— ¿Recuerdas a Eumi? Bueno, ella...

—¿Q-qué te has hecho en el brazo? —Murmuró débilmente, observando la zona anteriormente dicha.

Hyunjin observó el corte por inercia, y solo negó con la cabeza, dando una pequeña sonrisa para restar importancia a esa línea.

—Es la única manera de pedirle ayuda. O ella viene por su cuenta, o la llamarás de esta forma.

Jeongin asintió, cabizbajo, y Hyunjin se percató de que estaba contrastando el tema. Debía ponerse serio nuevamente.

—Bien. Escucha, Jeonggie... —Hyunjin tomó ambas de sus manos con lentitud, y acarició el dorso de estas, suavemente— Existe algo o alguien, alguna cosa que deseas más que cualquier otra cosa en el mundo... Dentro de tu corazón, existe un deseo profundo que yo debo cumplir, aunque por desgracia deba irme, debo cumplirlo... Nuestro tiempo es limitado, Jeongin... Y el mío ya se ha acabado.

Los canales de visión de Jeongin se bloquearon un poco con borrosas gotas de agua que comenzaban a acumularse en sus párpados.

¿Era esto una despedida? ¿Hyunjin finalmente debía abandonarlo? ¿Hyunjin se iría?

—Yo p-puedo n-no estar seguro...

—No, bebé, tú lo sabes... —Hyunjin posó su frente sobre la de Jeongin, y cerró sus ojos— Si no fuese así, yo no estaría aquí... Yo no quiero que sigas sufriendo, Jeonggie. Debes pedir ese deseo, o esto se pondrá peor...

—P-pero, y-yo...

Hyunjin le interrumpió, besando sus labios sorpresivamente. Sus manos se sobre su nuca, y sus ojos cerrados. Todo era ambientalmente perfecto. Incluso las lágrimas de cada par de ojos, eran detalles que volvían ese momento único. Una magia mucho más allá de la narrada en cuentos de hadas...

Amor...

Hyunjin abandonó los labios de Jeongin suavemente, para dar un suspiro sobre estos, antes de abrir sus ojos y encontrarse con los luceros brillantes que eran los ojos de su Jeongin.

—Házlo, amor —Hyunjin besó su frente, y de su bolsillo sacó un objeto parecido a una moneda, del mismo color, pero sin ningún sello, casi como una simple roca, pero este parecía ser oro real— Sostén esto entre tus dos manos, y pide tu deseo más profundo en tu preciosa cabeza... —Besó su cabello— No puedes mentir, Jeongin. Si lo haces, yo desapareceré, y tú seguirás viendo monstruosidades por siempre... No lo permitas. —Murmuró, con la voz algo quebrada.

Jeongin asintió.

Tomó la piedra entre sus manos, y la ocultó entre sus palmas, para luego cerrar sus ojos y concentrarse como jamás.

Entonces, comenzó a divagar entre sus memorias más tristes, que lo habían llevado a desear esto que tanto tiempo llevaba colgando en su corazón.

Cuando su madre rechazaba sus abrazos, porque estaba hasta el cabello en papeles. Ella no tenía tiempo para tonterías.

"Deseo...

Cuando entró a la escuela. No hizo ni un solo amigo por tener gustos distintos. Sus maestras solían catalogarlo como el niño extraño de la clase, entre ellas. Pero Jeongin se daba cuenta. Porque era el único niño en la clase, que prefería el color morado antes que el azul o el rojo. Porque a él jamás le gustaron los autos de carreras. Él quería jugar a las escondidas con las niñas.

"Deseo...

Porque su primera relación fue un fracaso. Porque le habían engañado por otra persona. Porque le dijeron que no daba lo suficiente de si mismo para ganarse completamente a esa persona. Porque lo engañaron con cuentos mágicos y brillo de hadas para aceptar cosas que su yo interior jamás haría.

"Deseo....

Y también, por esa sombra detrás de su cuerpo, que veía todo. Por aquella criatura blanca que nunca habló y fue paciente hasta que su momento llegó.

Por esa criatura, que...

—Jeongin... —Escuchó en su oído, y luego, la respiración entrecortada que daba a un pequeño sollozo— Te amo, Jeongin.

Por esa criatura, que era la única que siempre le amó desde el inicio.

Jeongin no quería amar y ser amado.

"Deseo que Hyunjin sea un humano para siempre"

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1157 palabras.

૮ 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐛𝐮𝐧𝐧𝐲  ─  𝐡𝐲𝐢𝐧 აDonde viven las historias. Descúbrelo ahora