Capítulo once.

17.8K 2.1K 1.6K
                                    

—¡Y-yo no sabía Jeonggie! ¡Y-yo... L-lo sie-siento...

Okay, esto estaba siendo muy duro. Hyunjin había comenzado a sollozar, y a cubrir su rostro con sus delgadas manos. La imagen era adorable, pero le rompía el corazón imaginar siquiera, que ese conejo-humano estaba llorando.

Jeongin no tardó demasiado en acercarse a Hyunjin, y rodearlo con sus brazos, sujeto en un abrazo reconfortante, mientras sobaba su espalda.

—Hyunjinnie... No llores, bebé...

Vale, demasiado misterio.

Hyunjin quería hacer feliz a Jeongin, pero cuando Hyunjin llevó a Jeongin... 

...

Hyunjin tomó la mano de Jeongin, fascinado con la diferencia de ambas juntas. Los dedos de Jeongin eran rellenos y adorables. Hyunjin sonrió, y sujetó su mano con fuerza.

—Jeonggie, ¿Sabes que hoy hay una lluvia de estrellas?

Jeongin no lo sabía. Sus ojos centellearon con el predicado. De niño, solía amar las estrellas. Pegaba estrellas en su techo, dormirse creyendo que por fin había llegado al espacio. Hyunjin lo sabía, y era una situación muy oportuna.

—¿De-de verdad?

Hyunjin asintió, sonriente.

—Vamos a verla juntos.

Jeongin sonrió ampliamente, abrazándose del cuello de Hyunjin. Estaba muy ansioso. Jinnie era como un genio cumple deseos.

Sintió mariposas y una sonrisa estirarse en sus labios, cuando los brazos de Hyunjin abrazaron su cintura con fuerza. Jeongin besó su mandíbula.

—Gracias por esto, Jinnie... Es tan extraño aún... Pero, yo...

—Shh —Lo silenció, observándolo esta vez, con una sonrisa— No tienes que agradecerme, Jeonggie... Esto te hace feliz, ¿No? —sonrió— Ese es mi cometido.

Jeongin podía ver estrellas y muchos colores en los ojos de Hyunjin. Había una sensación extraña estancada, y ninguno parecía querer reaccionar. Solo eran sus miradas debatiendo. Pero entonces, Hyunjin comenzó a acercarse al rostro de Jeongin, y este no podía reaccionar. Estaba inmóvil. No sabía por qué. Él debía pararlo. Pero estaba cerrando sus ojos. ¡Había cerrado los ojos! ¡Ábrelos, Jeongin! ¡Deténlo!

Pero entonces, los labios de Hyunjin fueron presionados sobre la frente de Jeongin.

—Te quiero, Jeonggie...

Jeongin estaba sin palabras.

—Y-yo... Y-y yo te quiero, Jinnie...

...

—No estoy seguro. Es difícil saberlo. Tengo apenas unas horas o un día siendo humano. Pero, antes de pertenecerte como mascota, me contaron que habían ciertas comidas bastantes llamativas. Quiero probar un Hot Dog hace años. Enserio.

Jeongin no pudo evitar carcajear.

La situación estaba tan bien. Solo eran ellos en los pasillos del barco en el que estaban, observando las estrellas reflejadas contra la luminosidad y brillo del mar. El viento golpeteaba sus cabellos, pero no se inmutaban siquiera a pensar en lo helado de la noche.

Había tanto silencio a veces, y no era realmente incómodo. Ambos estaban de pie, contra la barandilla, observando la luna, las estrellas, y aunque no quisieran reconocerlo, muchas veces observaban al otro cuando estaba desconcentrado.

Era tan extraño, y cómodo a la vez.

—¿Cómo es? —murmuró Jeongin.

Hyunjin se volvió a verlo, con el entrecejo fruncido.

૮ 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐛𝐮𝐧𝐧𝐲  ─  𝐡𝐲𝐢𝐧 აWhere stories live. Discover now