Alison- mi dulce pecado

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-no puede ser- lo miro con insolencia, terminar en un viejo motel a las afueras de la ciudad era lo último que necesitaba

-solo espera, no es lo que crees- giro los ojos mientras él va por nuestra llave y me saca del auto, entro de mala gana a la pequeña cabaña, al parecer él ya lo tenía todo listo, hay una bolsa con donas, dos sodas en latas con sus respectivas pajillas y una bolsa con muchas papas fritas . Lo veo de mala gana pero voy directo a las donas, agarrando una con salsa de fresa y chispas de colores, cuando voy por mi soda hay una camisa grande la cual dice "pijama de Al" -sé que amas las camisetas como pijamas- asiento y voy con mi comida a un sillón al lado de la cama, mis pies quedan en el porta brazos derecho y mi espalda en el izquierdo, le pego una buena mordida a mi dona esperando a que hable

-¿y?- le digo con un pedazo de pan gigante en mi boca mientras tomo un sorbo de mi soda dietetica, el solo empieza a andar por la habitación y enciende lo que parece ser una vieja radio, al encenderla empieza a sonar mi cantante favorito en la vida, lil peep. Automáticamente dejo de comer, no sé qué trama, pero algo debe de planear como para que de repente sepa todos mis gustos, mi dulce favorito, mi comida favorita que solo me gusta la soda de dieta, con que me gusta dormir, literalmente sabe todo y no sé como

-no soy tan desatento ni tan hijo de puta como te lo imaginas, te veo en la escuela-lo miro con sospecha, su voz es serena, calma y tierna de una manera extraña, enderezándome y cogiendo una servilleta para dejar mi dona ahí mientras me limpio con otra

-mira no sé...- me detiene y empieza a hablar

-primero, cada viernes vienes con una bolsa de tres mini donas que te devoras en el almuerzo, segundo, siempre, pero en serio, cada día tienes que tomar una soda dietética tanto en la mañana cuando ingresas como en el almuerzo así como muchas veces cuando nos encontramos estás con una en la mano, tercero, algunos días, en nuestros encuentros ponías lil peep para bañarte, así como cuando te quedas dormida en clase con los audífonos siempre lo tienes reproduciendo además de...-ahora cambia de canción por la que es mi cantante femenina favorita- lana del rey, por supuesto, cuarto, cuando dormíamos juntos siempre ibas con una camiseta grande, nunca una pijama de verdad, y sé que siempre dices que no te escucho, pero créeme que lo hago.-Estoy sinceramente sorprendida, pero no me voy a dejar convencer tan fácil

-esas son cosas básicas, genio- sonríe y prosigue

-claro... es básico saber que siempre cargas un chicle de sandía ya que es el único que te gusta, que amas ni idea así como el club de los cinco, que tu época favorita son los noventas e inicios de los dos mil, que te encanta el periodismo y hasta haz hecho reportajes que no se los has mostrado a nadie, que amas las minifaldas y que tienes el mismo outfit de Blair waldorf del capítulo del día de acción de gracias de la primera temporada, amas la moda...¿quieres que siga? – me quedo con la boca abierta al ver que alguien a quien pensaba un idiota por nunca ver los detalles sepa cosas que prácticamente nadie sabe, y menos el

-como carajo lo sabes, ni siquiera me escuchas- se acerca a mí y agarra una dona de chocolate, sentándose al frente mío, en la cama, me hace una seña para que siga comiendo, lo cual hago, me siento extrañamente cómoda, como si pasáramos de ser profesor y alumna clandestinos a simplemente una pareja haciendo una inocente escapada

-te observo, es el hecho de prestar atención a los pequeños detalles, te veo, y veo a la Al real que aparece cuando no está con una raya de coca encima, te veo cuando eres una simple adolescente sentada en el parque leyendo el principito mientras comes tus donas con salsa de fresa y chispas de colores-no puedo evitar sonreír mientras le vuelvo a pegar un gran mordisco a mi dona, es increíble lo mucho que observa los detalles, lo mucho que mira de cerca todas esas cosas que nadie ve, mi cuerpo se mueve solo al pararme para sentarme a su lado mientras canto la música del radio, es raro cuando empieza a cantar a mi unísono, me sorprende saber que hasta se aprendió las canciones de mis dos cantantes favoritos solo para esta noche, el a veces me da de su dona y yo le doy de la mía, de repente suena venice bitch, la canto con sentimiento al ser de mis canciones favoritas, y me pongo a bailar al ritmo de la música psicodélica, nos acabamos las donas y las sodas, el saca otro par de bebidas y empezamos a comer papas fritas, haciéndome sentir como alguien normal cuando estoy con él, algo que casi nunca pasa, nos reímos como nunca y estamos juntos sin necesidad de huir, sin necesidad de toxicidad alguna, me siento bien con él por primera vez, engordando en este viejo motel mientras me cuenta historias de su adolescencia. En un punto sale la pregunta inesperada

-¿por qué haces esto? Mañana serás el mismo de siempre- le digo algo desilusionada

-no lo sé... yo también me hago daño con esto, y le hago daño a ella- ella... esa a la que el realmente no quiere, pero que la va a dar cosas que yo no, trabajo, un futuro y una vida de provecho

-¿ella? La engañas compulsivamente, ahora no te vengas a preocupar por ella- se pone serio y se levanta para ir por otra bolsa, ahora son mini donas con relleno de dulce de leche, otra cosa a la que le atina, me pasa una mientras coge la otra

-lo se... eso es algo de lo que tenemos que hablar- se pone serio mientras muerde su dona, yo hago lo mismo- empezaré a ser alguien de provecho, y solo quería...-empiezo a ponerme nerviosa así que muerdo y mastico cada vez más rápido-quería demostrarte que en serio te conozco, y que no soy tan malo como creía que era, pero esta será la última vez- cuando lo dice me atraganto con mi comida y mis lágrimas empiezan caer compulsivamente, agarra mi cara entre sus manos y me observa.

No quiero, soy masoquista, me duele estar junto a el pero a la vez es lo que más quiero, por favor

No...

gracias por salvarmeWhere stories live. Discover now