Capítulo 3: Los héroes también compran

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Unas pequeñas lágrimas salen de sus ojos, esto me lastima, nunca me ha gustado ver a nadie llorar y menos que el motivo de su llanto sea yo. Y que sea Do quien llore es simplemente desgarrador.

—No llores, Do —le seco las lágrimas con mis dos manos—, te ves horrible llorando y se te empiezan a caer los mocos.

Suelta una pequeña risa, por lo menos mi intento de consuelo funciona. Posa su mano en mi cabeza y revuelve gentilmente mi cabello. Sonrió, esta escena me trae muchos recuerdos.

Sé que sacar este tema causa ese efecto en él, me encantaría complacerlo en eso, de verdad.

En ese instante suenan las campanillas que hacen función de timbre, señalándonos que tenemos visitas. Me pongo de pie dejando a mi acompañante aún sentado limpiándose las lágrimas mientras me dirijo hacia la sala y luego hacia la entrada.

Abro la puerta y siento instantáneamente cincuenta y cuatro kilogramos de peso extra.

—¡Te extrañé tanto, Yune! —me saluda la rubia apegándose más a mí, incluso su cola se enrosca a mi cintura.

—Viniste ayer, Saru —le respondo intentando liberarme de su agarre, fallando en el intento, aun con su metro cincuenta y seis logra sacar una fuerza descomunal de sabrá All Might dónde.

—Pero no te había visto hoy —me suelta de una vez y se aleja de mí, es ahí cuando me doy cuenta de que no viene sola.

—Hola Tanjiro —le saludo.

—Oh Yune-san, me alegro de verte igual —me lo devuelve sonriendo.

—¿Qué hace él aquí? —le pregunto en voz baja a Saru.

No es que tenga algo contra Tanjiro, es más, está clasificado como una persona fácil de tolerar. Es calmado, valiente y un buen policía. Solo que no me gusta que vengan tantas personas a mi casa, con Saruki ya tengo suficiente.

—Oh, me preguntó si tenía algo que hacer luego de acabar el trabajo, le dije que vendría a verte y se ofreció a acompañarme —me sonrió, bueno que se va a hacer, ya está aquí.

—Adelante pasen —me hago a un lado para permitirles el paso al interior de la residencia.

Los encamino a la sala donde están la mayoría de los equipos eléctricos como el televisor. Considero que es aquí donde se puede ver claramente el contraste entre lo moderno y lo tradicional.

Tomamos asiento en uno de los muebles que están allí colocados, todo en total silencio. Estoy sentada al lado de Saruki y tengo a Tanjiro justo al frente. Lo observo fija y amenazadoramente logrando mi objetivo, el cual es hacerlo sentir incómodo, es un pasatiempo que suelo realizar con el único fin de molestar a las demás personas, para mí esto es muy divertido y me hace sentir hasta cierto punto poderosa.

—Mira lo que te traje —interrumpe mi amiga la tortura ocular que le hago al pelirrojo, ya que hace que desvie mi mirada hacia ella mientras saca algo de su mochila–, me costó mucho escogerlo para regalártelo porque es de mis favoritos, pero toma.

Me enseña una pequeña figura de acción de Deku, en la cual él esta con un puño al aire en una pose muy heroica, me recuerda a la que hizo en la comisaría.

Con total lentitud, tomo el presente y me dispongo a examinarlo, tiene algo escrito en la parte de la espalda parecido a una firma, de seguro fue de las figuras de acción que le firmó aquella vez

—¿Te gusta? —me pregunta mi compañera de asiento, yo solo muevo lentamente mi cabeza de arriba hacia abajo aún examinando el regalo —Lo sabía, es imposible que no le gustara esta figura ¿Verdad Tanjiro-kun?

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