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— ¿Por qué me compraste el uniforme?, Está lindo y me gusta, pero quisiera saber el porque. — Keith se ahoga con la tostada que le dí, estamos desayunando juntos, ya que, al ser mi invitado y al darme un bonito uniforme que estaba muy caro que la escuela ofrecía, se lo merecía.

Me preocupa un poco, así que, tomó acción y le doy palmadas en la espalda, logrando que se pase el trozo que tenía. Respira agitadamente un poco antes de acomodarse su cabello blanco, y sonreírme con dulzura, como le es una costumbre, y se la devuelvo, contra todo pronóstico.

— Bueno ... Siempre te ví incomoda usando la falda corta de la escuela, por eso te lo compre, me interesa mucho que mi vicepresidenta este cómoda. — Oficialmente muero de la ternura que me provoca este chico, de verdad, no debería ser legal que alguien como él exista. Tomó un poco de mi bebida preferida para desayunar, como de mi comida favorita para esta ocasión, siento que le sonrió con suavidad, sintiendo un leve calor en mis mejillas; él desvía la mirada un poco, no mirándome, y carrasparea.

Toma de su jugo de naranja antes de hablar, parece algo de tanto nervioso.

— Uh- con esto dicho, también quería una excusa para venir contigo y salir a la escuela, juntos. — Me sonríe, se le ve muy nervioso, como si estuviera tratando de no quedar mal conmigo, lo que me da cierto aire de lindura de su parte, a lo que le sonrió con la idea de aliviniar su sentir.

El parece calmarse un poco, parece estar más feliz al ver mi reacción. Por dentro, me confunde su reacción, pero no me preocupo por eso y mejor veo atenta que responder, vuelvo a tomar de mi bebida, acabandomela de una vez, mirándole muy fijamente.

— Es un lindo detalle, estaré encantada de acompañarte. — Le respondo, el parece alegrarse el doble de lo que ya estaba, y en menos de lo que esperaba, ya estoy siendo alzada por los aires, abrazada, mientras el ríe con una sonrisa marcada, con una satisfacción y alegría muy reconocibles a mi parecer.

Cómo dije con anterioridad, no me molesta que me toque o me alce, se me hace de lo más común en realidad a estas alturas de lo que llevo de conocerlo, es casi como si fuera un amigo mío de hace tiempo, sin serlo en realidad, como si llevará bastante tiempo siéndolo. Es ... Raro, pero aún así me agrada.

Una vez terminamos de desayunar, nos levantamos a organizar nuestras cosas e irnos. Keith me regaño por no haber hecho la tarea, pero me la paso de todas formas, hizo que la anotará lo más rápido posible y partimos; íbamos bien juntos, hacíamos bromas en el camino, casi que no avanzamos del punto desde que partimos, pero nos valió poco y seguimos con nuestra conversación, bromas y ratos de silencio que, no se sienten incómodos. Esta es de todas las veces, la que menos he estado callada, la que más he hablado, y eso me hace sentir alegré.

Entre más avanzamos, vemos a más estudiantes ir de aquí para la escuela, nosotros seguimos con nuestro asunto, incluso logramos ver más adelante a Jotaro con Kakyoin, rodeados por sus fans, que no paran de gritar sus nombres. Keith y yo reímos en voz baja por estarnos riendo de su interminable sufrimiento por ser populares y guapos sin pedirlo.

Llegamos a pasar junto a ellos, Kakyoin me saluda, le devuelvo el saludo, pero para buena o mala suerte mía, una de mis peores pesadillas se empezó a volver realidad en cuanto una de las admiradoras me vió. En vez de que hubiese gritado que, fueran a buscarme, que estuvieran detrás de mí, lo que gritó me hizo querer que hubiera gritado aquella cosa.

— ¡Kakyoin conoce a otros dos chicos guapos!. — Y un grupo considerable de fans empezaron a ir detrás de mi, y de Keith, pobre tipo ... Keith ya tenía suficiente con algunas admiradoras que tenía en el salón, no era popular porque apenas y salía de la sala del consejo estudiantil, era muy dedicado a su trabajo.