El líder del clan Namikaze

Rokudaime Hokage

Ya solo faltaban dos días y en Konoha no sabían nada de Naruto ni de quienes le acompañaban, solo Baki pudo regresar con graves heridas en su cuerpo solo porque el Hokage le ordenó regresar, y consigo solo trajo un trozo de tela negra con una nube roja, Akatsuki había emboscado al grupo, Tsunade se encontraba en la oficina asignada al líder de la aldea, cuando se enteró de lo sucedido quiso enviar a un gran número de ninjas en búsqueda del rubio Hokage pero fue detenida por Jiraiya ni se dio cuenta de su reacción desesperada, solo actuó por instinto como si el Namikaze fuera alguien importante para ella, como si hubiera sido el hombre que la hizo brillar  aún más, quien apoyó sus sueños sin menospreciarlos, una sonrisa triste apareció en su rostro, así era, solo el confió en ella para llevar a cabo su sueño.

-"Tienes que seguir viviendo baka, no tiene sentido estar en esta oficina si no estás tu"- fue más un murmuro más que nada pero era su llamado para que Naruto regresara, sin notarlo Jiraiya ingresó a la oficina y alcanzó a escuchar sus palabras, Naruto Namikaze definitivamente era muy diferente a su hermano en muchas cosas pero era alguien que dejaba huellas en tu vida, era alguien que apostaba a los imposibles y que era capaz de saltar al campo de batallas para defender a sus pares o subordinados.

-"Tranquila Tsunade se que Naruto regresará con alguno de sus planes locos y nos contará el éxito de su misión autoimpuesta"- comentó Jiraiya haciendo reaccionar a la Senju, Tsunade miró en su dirección y el peliblanco notó la preocupación en el rostro de  su compañera, y esto lo hacía preguntarse, cuánto fue lo afectó la presencia de Naruto a su compañera?.

-"Pero que sucede si esto no es parte de su plan?"- preguntó preocupada Tsunade.

-"Apuesta que Naruto murió y seguro que perderás"- bromeó Jiraiya sacando una risa de los labios de Tsunade.

Mientras tanto en la finca Namikaze todo se encontraba en silencio, Mikoto la madre de Naruto se encontraba en la sala de estar observando la chimenea, extrañaba la presencia de su hijo en la mansión, ya iba casi una semana que se encontraba lejos de la aldea y nadie tenía información de nada, estaba por ordenar un poco de te cuando uno de los anbus del clan apareció frente a ella.

-"Mikoto sama esto es para usted"- le acercó el papel, si era sincera jamás había escuchado a uno de los anbus hablar excepto quienes eran escoltas de su hijo, la mujer tomó el papel, leyó su contenido y observó al anbu, este asintió y desapareció como si nunca hubiera estado ahí, se levantó en silencio y se dirigió a su cuarto, quien pasara por afuera escucharía como la mujer lloraba.

En la casa de Kushina y su hija estas se encontraban cenando cuando sintieron toques en la puerta, Mikoto se levantó y a paso tranquilo llegó a la puerta, la abrió y sintió el chakra, era uno de los anbus de su tío pero este era extraño, no lo reconocía del todo.

-"Mikoto sama, esto es para usted"- el enmascarado le acercó el papel, la pelirrubia olfateó levemente el aire y sintió el aroma a papel y tinta, era una carta, tomó el papel y el anbu desapareció.

-"quién era hija?"- preguntó Kushina.

-"Era uno de los anbus del tío Naruto, trajo una nota"- Kushina se levantó de la mesa y se acercó para ver de que se trataba, Mikoto le entregó la hoja y Kushina la leyó, cuando terminó la dejó caer mientras sentía que su pecho se apretaba, Mikoto notó el cambio en su madre.

-"Mamá que te sucede, qué decía la carta?"- pero Kushina no reaccionaba, insistió un poco más hasta que Kushina habló.

-"El murió"-  hablar se le complicaba, su garganta no quería revelar su contenido pero finalmente no lo soportó más -"Naruto murió"- comentó cayendo de rodillas al suelo, Mikoto se separó de su madre, su tío no podía morir era demasiado poderoso, no el no podía y mientras lo negaba, lagrimas se acumulaban en sus ojos hasta que no lo soportó más y  corrió a su cuarto ignorando los llamados de su madre, su tío no podía morir.