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"SI CAMINAS SOLO, IRÁS MÁS RÁPIDO
SI CAMINAS ACOMPAÑADO, LLEGARÁS LEJOS."
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Hace tres mil quinientos años la dinastía Xú había sido maldecida haciendo que todo el imperio se viniera abajo. Una gran ola de muertes se hicieron presentes acabando con casi todos los integrantes del imperio Xú a excepción de uno, Xú Minghao, el octavo hijo del emperador Xú Zheng había sobrevivido a la gran catástrofe, pero su suerte no era tan buena pues la bruja Zhu intervino en su camino tratando de tomar venganza por la muerte de su hijo, otra maldición se hizo presente pero la diferencia es que no llevaría al chico a la muerte, sino en una profunda soledad, Minghao estaría condenado a la inmortalidad, no podría morir y descansar en paz, no podrá estar con su familia jamas.
Aunque su cuerpo era cálido su alma se volvió fría y oscura, solo se limitaba a cuidar del imperio que en algún momento había levantado a toda China, no dejaba que cualquier persona se adentrará a este, en los tres mil quinientos años que tenía el imperio era muy rara la vez en la que una persona pisaba el suelo del imperio Xú, tal vez se podría hablar de una cifra de veinte personas, pero su paz terminaría por completo un día de verano.
En el año de dos mil diecinueve la universidad Fudan quería hacer un recorrido por los jardines del imperio, obviamente Minghao se negó pero al ver la cantidad de dinero que la universidad ofreció lo dudo un poco, su avaricia estaba dominándolo por completo, finalmente el joven acepto con una condición, los alumnos no podían pasar más allá de las puertas doradas del templo, un lugar verdaderamente sagrado para el inmortal.
